En un contexto global marcado por crecientes tensiones internacionales como la guerra entre Rusia y Ucrania, la tecnología de guerra militar se ha convertido en un claro protagonista de los conflictos. Incluso Australia, conocida por su postura pacífica y su ubicación estratégica, ha optado por reforzar su capacidad defensiva, especialmente ante el aumento de tensiones en las aguas del norte de su territorio.
Entre los desarrollos más innovadores de su marina destaca el Ghost Shark, (tiburón fantasma en español) un dron submarino no tripulado diseñado para operar en misiones bajo el océano.
Así es el Ghost Shark, el dron submarino no tripulado para misiones bajo el océano
El Ghost Shark, creado por la empresa Anduril, es un dron submarino versátil que puede adaptarse a múltiples tareas según las necesidades del ejército australiano, desde reconocimiento hasta acciones ofensivas. Aunque sus capacidades específicas, como autonomía o alcance, no han sido reveladas, es evidente que Australia busca mantener el secreto sobre su máximo potencial.
Este vehículo, a diferencia de los submarinos convencionales, no requiere espacio para tripulantes ni sistemas de soporte vital. Su estructura se basa en módulos herméticos de maquinaria y electrónica, lo que permite mayor flexibilidad y eficacia en operaciones tanto ofensivas como de vigilancia. La ausencia de una tripulación humana le permite realizar tareas prolongadas y ataques coordinados con precisión.
Este submarino fue probado en Jervis Bay, en el marco de la iniciativa ‘Maritime Big Play’ (MBP), un programa del gobierno australiano enfocado en integrar tecnologías autónomas en la defensa. El evento incluyó otros vehículos autónomos, como los avanzados GARC, los drones híbridos de Ocean Aero y los Sea-Stalker, con la colaboración de aliados como Nueva Zelanda y Japón, consolidando así un esfuerzo multinacional por innovar en el ámbito militar.