Las cartas de Sorolla a su musa y sus dibujos más íntimos, en un volumen especial: "Sin Clotilde no sería el mismo Sorolla"

El pintor Joaquín Sorolla no pintó nunca ni una sola escena. Pintó siempre emociones y lo hizo en cada pincelada, con las que creaba una vida marcada por las olas, la brisa marina, la calidez y la nostalgia. Sentimientos que se quedaban impresos como las pisadas sobre la arena mojada de niños disfrutando de la inocencia. Y en medio de todo ese mundo irradiado, Clotilde García del Castillo, su musa y su esposa.

El volumen Sorolla Íntimo, de Artika Books, una edición exclusiva, limitada y numerada a 2.998 ejemplares, recoge ahora 71 dibujos de escenas íntimas y cotidianas, muchas de los cuales nunca se trasladaron al lienzo ya que el pintor los hacía para sí mismo.

Además, el volumen recoge un extenso epistolario, entre Joaquín y Clotilde, con cartas de su esposa nunca antes compartidas, que abarca desde 1891 hasta 1919.

Sorolla Íntimo, que abre una puerta al interior del artista, a su motivación, a su amor y a su familia, ha sido creado para conmemorar el centenario de la muerte del pintor, y en colaboración con su bisnieta Blanca Pons-Sorolla y el Museo Sorolla. Hablamos con ella sobre uno de los pintores más importantes de la historia del arte.

La faceta personal de Sorolla "no es que estuviera olvidada", explica, "simplemente no se conocía tanto". "Sin duda a la gran mayoría les ayudará a conocer más ampliamente al pintor y a comprender mejor su obra, más allá de la impresión inicial visual, en la que siempre Sorolla es un ganador", explica sobre Sorolla Íntimo.

Para la descendiente de Sorolla, artista y presidenta de la Comisión Permanente de la Fundación Museo Sorolla, hace ver que este esta es una obra "especial, quizás porque están reflejando mis propias raíces, porque rezuman ternura, amor… Creo que es el conjunto de dibujos más bello y con más alma".

Para Sorolla su familia lo era todo, empezando por su esposa, a la que pintó en numerosas ocasiones, y en todo tipo de posados. "Sorolla sin Clotilde probablemente no sería el mismo Sorolla, y eso que Clotilde pasó por la vida, como era, con total discreción y sin ningún tipo de protagonismo", hace ver Blanca Pons-Sorolla.

Ser bisnieta de una leyenda marca, para bien en este caso. A Blanca le llegó por herencia familiar el cariño a su ancestro. "Mi abuela murió cuando yo aún no tenía 8 años, pero a mí me marcó la vida, ella siempre será mi ángel. Ella fue también mi madrina, y como vivíamos con ella nos acompañaba, a mis hermanos y a mí, en las horas de las comidas y las cenas y nos contaba cuentos e historias que de algún modo tenían que ver especialmente con su padre y con sus viajes siendo niña… con ella íbamos con frecuencia al Museo Sorolla, que para ella seguía siendo su casa", explica la experta en arte sobre su infancia.

"María era también pintora, igual que mi abuelo, que murió tres años antes que ella. A su muerte mi padre, sin insistencias y sin presión, siguió inculcando a los hijos el cariño y sus conocimientos por la obra de su abuelo y también de su padre", añade.

Blanca aprendió a mirar "con ojos de Sorolla", que es "ver y disfrutar de lo que él contemplaba y entender los encuadres que escogía o los efectos de luz que reproducía".

Sorolla viajó mucho y nunca dejó de escribir a Clotilde, y ella, a él. "Yo conocí esas cartas y su contenido, las leí todas, las de Clotilde y las de Joaquín, tomando notas interminables en la segunda parte de la década de los años 80", cuenta Blanca Pons-Sorolla.

"La recopilación de cartas de Clotilde escogidas por Isabel Justo para Sorolla íntimo es maravillosa, y nos revelan el carácter de Clotilde y la relación amorosa que la unió a Sorolla toda la vida gracias a la admiración y respeto que se tenían", revela la experta.

¿Es un Sorolla de verdad?

Blanca Pons-Sorolla tiene una faceta curiosa: ejerce como lo que es, la mayor experta en la obra de Sorolla y por tanto, es la persona a la que se recurre para autentificar una obra de su bisabuelo.

"Mi dedicación a Sorolla desde esa media década de los años 80, ha sido conocer y catalogar su obra. Por ello es probable que tenga el conocimiento más amplio de la producción de Sorolla y ello hace que recurran a mi cuando se necesita expertizar una obra", explica.

"A Sorolla, como pintor de éxito ya en vida, y también debido a que su obra ha cotizado siempre bien, se le ha falsificado y se le sigue falsificando. Ahí hay que distinguir también entre las obras creadas para falsificar y las falsas atribuciones, que obras de otros pintores a las que se les añade una firma falsa…", expone la experta.

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