Nuevo órdago de Junts que, una vez más, deja en un punto muerto la negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de este año. Tras una semana de tensión y después de la decisión del PSOE de congelar la tramitación de la iniciativa de Junts sobre la cuestión de confianza contra Sánchez, Carles Puigdemont ha decidido elevar el tono hasta el punto de suspender cualquier negociación sectorial con el PSOE, incluida la de las cuentas públicas o la de los decretos que el próximo miércoles se votarán en el Congreso. Ante ello, el PSOE se esfuerza en enmendar la situación que, en todo caso, tampoco se toman como una ruptura de las negociaciones.
Las palabra que repiten tanto desde Moncloa como en el PSOE es, precisamente, "diálogo". Apelan al mismo para continuar con unas conversaciones que, reconocen, quieren mantener en la total discreción. Este sosiego lo comparten ambas alas del Gobierno, tanto la del PSOE como la de Sumar. Mientras que la socialista asegura que ya ha normalizado este tipo de aspavientos, los de Yolanda Díaz aseguran no estar especialmente preocupados y consideran que Junts está, de nuevo, elevando el precio de sus votos para las negociaciones que están abiertas y las que están por venir, como la reducción de la jornada laboral o los PGE. Es más, creen que han "recogido cable" con respecto a sus amenazas más duras de romper definitivamente con el Ejecutivo.
Lo cierto es que Puigdemont en ningún momento se abrió a apoyar una eventual moción de censura contra Pedro Sánchez, pero, en esta ocasión, el líder independentista sí ha hablado de un "riesgo real" de ruptura. Y hay otro detalle a valorar: el líder de Junts lanzó el órdago tras reunirse con su homólogo de ERC, Oriol Junqueras, en un reencuentro para rehacer puentes con el objetivo de recuperar fuerza independentista ahora que la Generalitat está en manos del PSC de Salvador Illa. Así, mientras ERC cierra la puerta a negociar con Illa las cuentas autonómicas, Junts amaga con hacer lo mismo con los Presupuestos de Sánchez.
Y mientras el Ejecutivo de Illa ya ha asumido que puede no tener nuevos presupuestos para este año, el Gobierno central también intentó restar importancia a la eventual caída de los estatales. En todo caso, los socialistas no interpretan esto como una ruptura con el independentismo, más bien como una crisis temporal. En el caso de los PGE, este movimiento de Junts sí podría afectar al paso previo, la aprobación de una nueva senda de déficit. Si, tal y como dijo Sánchez y constató María Jesús Montero, quieren aprobar las cuentas públicas en el primer trimestre, la senda de déficit debería recibir luz verde más pronto que tarde, lo que no parece que vaya a ocurrir si Junts mantiene su negativa.
Es algo que tienen en cuenta desde Moncloa, aunque recuerdan que los Presupuestos pueden aprobarse con la senda anterior, la de 2023, ya que no en 2024 los de Puigdemont rechazaron hasta en dos ocasiones la aprobación de una nueva. Pero además de este "carril" -al que dan relativa importancia-, apuntan a que hay muchos más. El primero de ellos se recorrerá la próxima semana en el Congreso con la votación de tres decretos: pensiones, impuesto a las energéticas y el anticrisis.
Sin embargo, no parece que Junts tenga mucho margen de maniobra para evidenciar su enfado, ya que el Gobierno prevé sacar el de las pensiones con el PP; los posconvergentes ya habían rechazado anteriormente el de las energéticas y, en el caso del anticrisis, se espera que lo apoye por la repercusión que tendría en Cataluña. Pero en el debate sí se espera que Junts trate de poner en evidencia al Ejecutivo de Sánchez.
Los "carriles" que no se rompen
Junts mantiene viva la negociación para que el catalán sea oficial en Europa y para el traspaso de competencias en migración a Cataluña. Son dos cuestiones que podrían avanzar e incluso desencallar la situación con el PSOE. Además, junto con la "ruptura", Puigdemont lanzó una exigencia: sentarse convocar la mesa de negociación con el PSOE y un mediador internacional en Suiza de manera "urgente y extraordinaria". Ante ello, en Ferraz se mantienen en la "discreción" y aseguran que en cuanto haya "un acuerdo" lo comunicarán "de inmediato".
Pero hay un "carril" más que todavía "no está en la agenda inmediata" y que podría determinar un cambio de rumbo en las relaciones entre el Gobierno y sus socios independentistas. Se trata de la reunión entre Puigdemont y Pedro Sánchez. Fuentes de Moncloa quieren que esa fotografía se produzca para "solemnizar" algún acuerdo, "la rúbrica de algo". Se trata de una premisa que, según entienden las mismas fuentes, también comparte Junts. De hecho, Carles Puigdemont se refirió a la misma en su comparecencia, desligando esta cuestión de su anuncio de ruptura con el PSOE. "Que nadie piense que este movimiento lo estamos haciendo porque Sánchez no se ha reunido conmigo. No pasa nada, podemos vivir perfectamente sin reunirnos", precisó.
En todo caso, lo que sí va a tener muy complicado el Gobierno es avanzar en la negociación para aprobar los Presupuestos. Al respecto, fuentes gubernamentales aseguran que esperan un "giro" de guion que desatasque unas cuentas públicas, muy necesarias para la estabilidad de la legislatura.