Teresa Ribera ha dado este martes su primer discurso oficial como vicepresidenta de la Comisión Europea y lo ha hecho en Bruselas centrándose en las políticas de Competencia, pilar clave de la UE. Por eso la española quiere "anticiparse" a los cambios globales y aseguró que planteará las reformas necesarias para competir en el mercado con las grandes tecnológicas y con los sectores emergentes. "Debemos ir más allá, porque nuestras decisiones no sólo se refieren al mercado de hoy, sino también al de mañana", sostuvo la española, abogando por la innovación y por seguir un planteamiento más "ambicioso" de la mano de lo que ya ha conseguido estos años su predecesora, Margrethe Vestager.
En este sentido, Ribera plantea un marco más ágil para las ayudas de Estado y aboga por que los 27 apuesten por grandes inversiones en "energías limpias". Por eso anunció planes para introducir un nuevo marco de ayudas estatales destinado a acelerar las inversiones ecológicas. Esta iniciativa refleja la estrategia más amplia de la UE para apoyar el desarrollo sostenible y abordar los acuciantes retos que plantea el cambio climático. Su paraguas, relativo a la Transición Ecológica, y también a la Competencia, va de la mano a ojos de la exvicepresidenta del Gobierno.
"Las políticas europeas de concentraciones y antimonopolio son herramientas clave para mantener los mercados justos. Y ya hoy, cuando evaluamos los casos de fusiones y defensa de la competencia, tenemos en cuenta la innovación, la resistencia y la sostenibilidad", expuso durante una intervención que le sirvió para presentarse en su nuevo rol en Bruselas, donde será de facto la número dos de Von der Leyen en la Comisión.
"Ribera tiene claro que de ahora en adelante los planes tienen que darse desde lo común. "A veces, los mercados por sí solos no pueden ofrecer las políticas sociales y los resultados que necesitamos. Es entonces cuando se hace necesaria la ayuda estatal, no para elegir ganadores y perdedores, sino para proteger a las personas más vulnerables y crear los incentivos adecuados para que las empresas inviertan donde de otro modo no lo harían", sostuvo. Pero pide a los gobiernos que hagan esas inversiones "pensando en cuáles son los sectores estratégicos" para la UE, en un mundo de alto voltaje con China y Estados Unidos como competidores.
Y puso ejemplos durante su mensaje para confirmar que ese camino es el bueno para Europa. "Construir una planta de producción de hidrógeno es una inversión arriesgada para una sola empresa. Pero al permitir la cooperación entre empresas, o con ayudas estatales específicas, el riesgo se comparte y la inversión privada empieza a fluir", resumió la vicepresidenta del Ejecutivo comunitario, cuya primera tarea será la de llevar adelante un Plan de Industria Limpia en los primeros 100 días de mandato.
"Un nuevo marco equilibrado de ayudas estatales acelerará la puesta en marcha de proyectos de energías renovables. Significará acelerar la descarbonización de la industria. Y garantizará que tengamos la capacidad de fabricación que necesitamos para las tecnologías limpias. Creando incentivos que nos ayuden a alcanzar los objetivos de Europa", añadió, juntando de nuevo las dos grandes metas de su papel en la Comisión: Competencia y Transición Ecológica van de la mano.
Los objetivos que tenga la UE a futuro "solo pueden lograrse conjuntamente", prosiguió la española. "Por ello, la política de competencia no debe funcionar en el vacío. Debe trabajar en armonía con otras políticas que también tienen que cumplir su parte", dijo, en una clara referencia al refuerzo del mercado único. Y en ese punto hizo mención a lo que queda por hacer: "Nuestras empresas deberían poder ganar escala y aprovechar al máximo nuestro mercado doméstico europeo. Pero en sectores como la energía, la defensa, las finanzas, las comunicaciones electrónicas y lo digital, esto sigue sin ocurrir".
"En un mercado único plenamente integrado, las empresas estarán en mejores condiciones de ampliar su escala, atraer inversiones y competir a escala mundial. Por ello, la profundización del mercado único en estos sectores será una de nuestras prioridades", sentenció Ribera, con un aviso al resto de actores globales: "Las empresas europeas no pueden enfrentarse en el mercado único a la competencia desleal de empresas extranjeras apoyadas por subvenciones masivas", esgrimió, en un claro mensaje a Washington y Pekín.