Que aporte más el que más tiene. Esa es la base una fiscalidad justa y a todos nos concierne. Porque es así como se construye una sociedad con más oportunidades, con más igualdad y con un acceso a lo público sin dejar a nadie atrás.
La reciente reforma fiscal aprobada en el Congreso es un puntal fundamental de progreso en la distribución de las rentas para que un Estado que cree firmemente en lo público blinde el bienestar de su ciudadanía. Así se garantizan los derechos básicos: la sanidad universal, la educación de calidad, los cuidados de los dependientes o la capacidad para dar respuesta a quienes lo han perdido todo en circunstancias tan graves como la reciente DANA.
La reforma establece un tipo mínimo del 15% para las multinacionales, entre otras cuestiones. Nos lo pedía Europa y el cumplimiento de este compromiso permitirá que España siga ocupando el primer puesto en ejecución y desembolso de los fondos del plan de recuperación europeo. Desbloqueamos así un quinto paquete de más de 7.000 millones de euros, una inyección importantísima que contribuye a la fortaleza de nuestro país, con las mejores cifras de empleo y crecimiento económico que estamos registrando en décadas.
Además, se trataba también de una recomendación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el organismo internacional cuyo objetivo es promover políticas que mejoren el bienestar social y económico de la población mundial. Esta organización confirma el excelente comportamiento de nuestra economía, con un crecimiento del PIB del 3,4%, el doble de los países avanzados y que supera en mucho al de nuestro entorno continental e, incluso, al gigante estadounidense.
En el último año, España ha creado más de 700.000 empleos y la cifra de personas con trabajo asciende ya a 21,82 millones. Cada mes, un récord.
Porque somos un país que avanza con políticas progresistas y de redistribución de la riqueza.