Fallarás presenta 'No publiques mi nombre': "Jamás esperé que Errejón dimitiese, pero es estupendo, han funcionado los mecanismos"

La periodista y escritora Cristina Fallarás ha explicado este miércoles que su nuevo libro No publiques mi nombre es una memoria colectiva de la violencia machista que "no busca el señalamiento" de nadie ni tiene un "ánimo punitivista o de denuncia judicial". Por ello, ha reconocido que "no esperaba ni había intención de que dimitiera" el exportavoz parlamentario de Sumar, Íñigo Errejón.

Así lo ha afirmado Fallarás en la presentación de su obra, de la editorial Siglo Veintiuno, en la que publica unos 1.500 testimonios de mujeres anónimas. "Se trata de hacer un archivo común de la violencia machista, sea punible o no. El libro no tiene nombres ni apellidos, son denuncias de cómo se construye la violencia sexual", y ese es su éxito, ha añadido.

"La memoria colectiva no busca el señalamiento de una u otra persona aunque puede pasar, a la vista está que ha pasado. Yo jamás esperaría que, de repente, un Íñigo Errejón dimitiese. Estupendo, han funcionado los mecanismos, pero no había una intención en esa cuenta, ha explicado en relación a su perfil de Instagram.

En ese sentido, ha explicado que el libro es una compilación de testimonios de violencia sexual contra las mujeres, no un libro de denuncias, una distinción que considera "clave". "Es la violencia machista narrada de una en una, qué consideramos nosotras que es violencia machista", ha añadido la periodista.

Fallarás ha explicado que fue en agosto de 2022 cuando lanzó en redes la campaña #SeAcabó para dar voz a las víctimas de violencia sexual. Miles de mujeres respondieron a esa llamada y decidieron contar su experiencia, pero con una sola petición: no publicar el nombre. Y fue esa solicitud la que ha dado título al libro, y tan fiel fue a la campaña que Fallarás ha optado por compartir los relatos en formato de captura de pantalla, respetando el anonimato que pedían las víctimas.

Así, ha explicado el proceso: "Me llega el mensaje, hago la captura y quito la identidad, de manera que no es rastreable y el agresor jamás podrá saber que hablaba de él. Es fundamental eliminar la trazabilidad". "Y al ser una captura, otra ventaja es que no capa las palabras (coño, vagina...) se publica lo que dice la mujer con sus propias palabras", ha precisado.

Otra ventaja, ha señalado, es que este archivo genera mecanismos de identificación -"eso a mí también me pasó"- y ofrece un espacio de denuncia. En definitiva, el resultado, ha dicho, es un texto "eficaz e irrefutable" que debería ir a las academias y servir de manual en los másteres de violencia de género.

El libro solo recoge el 5% de las denuncias recibidas

Fallarás ha indicado que la inmensa mayoría de las agresiones sexuales sufridas por las mujeres suceden en el entorno familiar, seguido del médico, y un 70% se da en la infancia. Este cálculo lo ha hecho tras estudiar los testimonios recogidos en el texto, y que se aleja mucho de las cifras oficiales del Observatorio de Violencia de Género que sitúan la agresión sexual a niñas en el 40%. El entorno cultural, ha agregado, no es en el que más suceden.

"Cuando recopilaba testimonios en los que las mujeres daban su identidad, las cifras de los episodios de violencia sexual en la infancia coinciden con los datos que dan las instituciones españolas. Pero en cuanto desaparece la identidad de la víctima, esa cifra ha pasado de un 25% a más de un 70%", ha explicado al indicar que hay que plantearse que las cifras sobre la violencia sexual no son reales.

Además del entorno familiar y la infancia, el mundo rural es otro ámbito donde se dan estas agresiones, "el gran olvidado de estos casos". La escritora ha reconocido que son muchísimos los testimonios que le han impresionado pero, sobre todo, ha destacado el de una muchacha que denuncia "una agresión sexual de los chicos de su pueblo". "La encerraron en un garaje, le pusieron un caso de moto para no ver su cara, la consideraban fea y la violaron".

"De ahí la importancia de crear memorias paralelas que sean colectivas (...) Casi todas las cantantes y mujeres de la música que conozco, casi todas, me han mandado un testimonio. No conozco a ninguna que haya denunciado en un juzgado", ha explicado, para después reiterar que sigue trabajando en el análisis de los testimonios para poder dar más datos.

Fallarás ha afirmado que el libro, cuyos beneficios se destinarán a la creación de espacios y programas que den voz a las mujeres contra la violencia sexual, recoge menos del 5% de las denuncias recibidas y ha recordado que en 2018 cuando se lanzó una primera campaña #Cuéntalo se recabaron tres millones de acciones en las dos primeras semanas.

Siete meses más tarde de lanzar la campaña de 2022 en Instagram, la red social cerró la cuenta. Temiendo perder el material acumulado, Fallarás decidió recogerlo y publicarlo en un libro que sirviera de memoria colectiva de mujeres y niñas que sufrieron agresión sexual para "romper su silencio, miedo y vergüenza".

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