Las historias terminan de escribirse cuando todo ya sucedió, pero el inicio de esta... pinta mal. Siete años después, el romance entre el Real Madrid y Kilian Mbappé se formalizó como Dios manda, con una camiseta blanca y un contrato plagado de ceros para 'el elegido', llamado a iniciar una era inolvidable.
Han pasado tres meses desde entonces y nada es como parecía.
Se mire por donde se mire, y hay varias perspectivas, la llegada de Mbappé al Real Madrid no ha provocado ninguno de los efectos esperados. Tanto dentro del campo como fuera, los problemas superan con creces las buenas noticias.
En primer lugar, el juego del francés se encuentra entre las causas de la crisis en la que el Real Madrid ha entrado de cabeza tras las derrotas ante Barcelona y Milán. Kilian lleva 8 goles en los 15 partidos disputados con la camiseta blanca, pero las cifras no esconden un momento de forma deficiente: la capacidad de desmarque, la velocidad o, especialmente, la eficacia en el remate han aparecido con cuentagotas. Este último aspecto se agiganta en los últimos partidos: Mbappé parece gafado con el gol y cada disparo topa con el muñeco, sale fuera o errático. Su famoso golpeo seco y poderoso anda desaparecido, fuera de juego, como él durante el ya trágico clásico.
"Yo jugaré donde me diga el míster", dijo el francés durante su presentación, plegándose a las indicaciones e instrucciones de Ancelotti. Y es aquí donde yace otra de las razones de su mal momento. El italiano ha reordenado la pizarra para reunir sobre el césped a tanta estrella y Mbappé ha sido enviado a la punta del ataque, donde su proceso de adaptación sigue siendo eso, un proceso. La izquierda, su hábitat natural, es coto privado de Vinícius. Otros jugadores, como Bellingham, también tendrían mucho que decir sobre esta alteración del paisaje táctico. El inglés está cercano al 'desquiciamiento'.
El momento deportivo de Mbappé, sujeto al escrutinio inmediato, ha destapado ya cientos de debates y críticas deportivas, muchas de ellas llegadas desde Francia, donde compañeros y excompañeros de selección ya lo señalan como un "lastre", para el buen funcionamiento general del Real Madrid.
Pero si las cosas no funcionan en el verde, fuera de él también han surgido episodios controvertidos. El más llamativo tuvo lugar con la excursión de Mbappé a Suecia: un viaje relámpago en busca de fiesta que terminó con una posible denuncia por violación. Nada está claro en este asunto, pues poco de él se sabe. El futbolista salió de farra por varios enclaves de lujo, tuvo relaciones sexuales con una mujer y... al día siguiente varios medios nórdicos lo definieron como "un sospechoso razonable". Y, hasta hoy, poco más se puede contar.
Sin embargo, el episodio no ayudó a relajar las cosas, especialmente con la selección francesa, pues Mbappé había convenido con Deschamps en no ser convocado con 'les bleus' para recuperarse de una lesión, y un viaje de dos días a Suecia no se entendió como el mejor método sanatorio. Sea un castigo por aquello o una decisión por su mal momento de forma, el seleccionador francés lo ha excluido de la última lista para los partidos del combinado galo.
En consecuencia, Real Madrid y Kilian Mbappé viven atormentados cuando ni siquiera hemos llegado a la Navidad. Tiempo habrá para remediar la situación, pues la temporada del equipo tiene más partidos que garbanzos un cocido, pero mal asunto es que todo vaya mal en los primeros meses de una relación. Pero bueno, la historia sigue escribiéndose.