Tecnología al rescate: qué soluciones tenemos en España para enfrentar desastres naturales como la DANA

Ha pasado un mes desde que las primeras imágenes de la DANA en Valencia conmovieron a España entera. Un mes desde que se produjo uno de los desastres naturales que más han afectado a nuestro país. Las víctimas mortales, los destrozos materiales y la difícil recuperación de la zona no se van a olvidar.

Si bien, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, España es el cuarto país europeo que más pérdidas per cápita tiene por desastres naturales, no estamos acostumbrados a vivir este tipo de catástrofes. Otros países, especialmente en América, están más preparados para afrontar situaciones críticas como esta.

Los debates sobre cómo se ha gestionado esta situación han sido muchos y muy diversos. Unos echándose la culpa a otros y mucha rabia ciudadana. La pregunta que todos se hacen es si se podía haber evitado. La respuesta rápida a esta pregunta es que nadie tenemos una bola de cristal que permita saberlo. Y el corolario que, una vez pasados los problemas, es mucho más fácil dar soluciones.

¿Y qué tipo de soluciones existen? Por supuesto, actualmente muchas empresas tecnológicas están enfocadas al desarrollo de sistemas y productos que ayuden a prevenir y gestionar desastres naturales o que se puedan aplicar una vez ocurrida la catástrofe para tareas de recuperación.

Para saber un poco más sobre la tecnología disponible frente a estas desgracias, en 20bits hemos hablado en exclusiva con Alicia Asín, ingeniera y cofundadora y consejera delegada de Libelium.

Asín valora que al no ser España un país que haya estado tan histórica y frecuentemente afectado por este tipo de desastres naturales, “hay una ausencia grande de los protocolos de coordinación y de emergencias que otros lugares sí tienen porque, desgraciadamente, están mucho más acostumbrados”.

Nos explica que las tecnologías que tenemos disponibles actualmente para hacer frente a estas catástrofes se pueden diferenciar en dos bloques: aquellas que son preventivas y aquellas que ayudan en la fase posterior, cuando se requiere una reconstrucción.

En la parte preventiva, los sistemas de sensores y el Internet of Things (IoT), unidos a los gemelos digitales, son fundamentales: “Estas tecnologías combinadas permiten no solo monitorizar los datos reales, como por ejemplo el volumen de precipitaciones por metro cuadrado que estén cayendo, sino también ver el impacto que estas tienen en la crecida de los cauces cercanos”.

¿Y esto cómo se consigue? “Cruzar todos estos datos en un gemelo digital nos permite hacer ese ‘fast forward’, esa posibilidad de ‘ver hacia adelante’ para monitorizar el impacto que las precipitaciones van a tener en las localidades adyacentes”, detalla Asín.

Recordemos que un gemelo digital es una representación virtual de algo con el objetivo de replicar su comportamiento. Abarca su ciclo de vida, se actualiza a partir de datos en tiempo real y utiliza la simulación, el machine learning y el razonamiento para ayudar a tomar decisiones.

La CEO de Libelium explica que, en el momento en que se tienen previsiones gracias a cruzar todos los datos disponibles en un gemelo digital, se pueden poner en marcha los protocolos de resiliencia, como las órdenes de evacuación o el envío de mensajes de alerta.

Posteriormente, una vez ya han ocurrido las desgracias, tenemos también tecnología para hacerles frente. “Agregando los datos de imágenes satelitales, análisis por computadora y gemelos digitales se pueden ver y evaluar cuáles son las zonas más afectadas, dónde tenemos los mayores destrozos, qué áreas pueden necesitar una mayor actuación e incluso ser capaces de dimensionar los costes”, indica Asín.

Proyectos reales: así se está usando la tecnología ante los desastres naturales

“En Libelium estamos trabajando en un proyecto para Europa que se llama Local Digital Twin Toolbox, en el cual estamos cruzando las imágenes vía satélite con la mayor base de datos de edificios de toda Europa, conteniendo información no solamente de las medidas de los edificios, sino de los materiales, años de construcción, certificación energética, etc. y uno de los casos de uso que se le van a dar va a ser dimensionar el coste de reconstrucción en las zonas afectadas en Ucrania”, cuenta la ingeniera.

Este tipo de sistema, por supuesto, se podría utilizar también en desastres como el que hemos tenido en Valencia, según Asín.

Otros ejemplos de casos reales en los que esta compañía ya está trabajando los encontramos en Argentina y Colombia.

En un pequeño pueblo de Buenos Aires llamado La Emilia, los habitantes estaban constantemente en problemas debido a las inundaciones que provocaba el habitual desbordamiento del río Arroyo del Medio. “Lo que se ha hecho aquí es instalar sensores meteorológicos —pluviómetro, temperatura, humedad relativa, presión y velocidad del viento— y un sensor de ultrasonidos que mide el nivel de crecida del río en cuatro localidades estratégicas”, comenta la CEO de Libelium. Una plataforma recopila y gestiona todos estos datos en tiempo real.

En Colombia el contexto es similar, pero en este caso la catástrofe es un corrimiento de tierras también debido a las fuertes lluvias: los terrenos que no están bien enraizados son susceptibles de deslizarse. Se produjo una catástrofe debido al desbordamiento del río Liboriana que causó importantes daños en la región, incluidos 83 muertos, y lo que se ha hecho ha sido también tener sensores atmosféricos y sensores que detectan el nivel del cauce del río para poder generar todas estas alertas tempranas.

Esta acción no solo ha incluido el despliegue de tecnología sensórica para recoger, gestionar y analizar datos, sino también de hardware de alerta hacia las personas: sirenas y sistemas de megafonía que permitan notificar a toda la población adyacente cuando hay una situación de alarma.

Asín lo tiene claro: “Cuando hay una alerta hay que avisar a la población de todas las maneras posibles, con un SMS, con megafonía, por radio, por televisión, con sirenas, con todo lo que haga falta para impedir que haya personas que no se enteren de esa alerta”.

Lo fundamental ante una catástrofe: tener información que te ayude a dimensionar el impacto

La clave de todo esto, asegura Asín, es analizar cuándo hay que programar los sensores, o sea, en qué momento hay que avisar. “Hace años también trabajamos en un proyecto en la zona de La Garrocha, en Cataluña, y era un proyecto en el que se pretendía investigar precisamente esos protocolos de resiliencia, es decir, recoger en un centro de control todos los datos para optimizar los tiempos de respuesta de las autoridades y los grupos de emergencia: desde que se detecta una posible situación de peligro, cuánto tiempo se tiene para evacuar a la población”.

En lo que se tiene que trabajar, dice la cofundadora de Libelium, es en ese trabajo hacia detrás: conociendo el punto que se quiere evitar, averiguar cuánto tiempo se tarda en evacuar al personal y, por lo tanto, cuánto tiempo antes hay que generar la alerta. “Ahí es donde tecnologías como los gemelos digitales, que nos permiten simular lo que va a suceder en una zona, nos pueden ayudar”, afirma Asín.

Como ya hemos dicho, los gemelos digitales se alimentan de datos existentes —como datos históricos con los que uno puede modelar todo lo que ha estado sucediendo y datos en tiempo real que llegan de los diferentes sensores— y de fuentes de información disponibles. Pero también se pueden enriquecer “con los modelos de forecasting de inteligencia artificial”, menciona la consejera delegada de Libelium.

Para que lo entendamos pone de ejemplo el caso de un incendio forestal: “En función de la velocidad y de la fuerza del viento, podemos calcular cómo se va a extender”. Esto es lo que en el sector se conoce como algoritmos predictivos y permiten no solamente responder a lo que va a suceder en función de los datos que tenemos ahora, sino incorporar las previsiones que tenemos.

¿Cómo y dónde se utiliza la tecnología ante un desastre natural?

Cuando se quiere monitorizar un área susceptible de sufrir un desastre natural, lo primero es elegir los puntos clave de monitorización: en determinados puntos clave de un barranco o del cauce de un río, en un puente…

Una vez que ya se sabe dónde queremos medir, la instalación tiene que ser lo más sencilla posible y lo importante de este tipo de tecnología es que pueda ser autónoma.

Así lo explica Asín: “En desastres naturales hablamos de que nuestro lugar de instalación es la naturaleza, por lo tanto, es muy importante que estos dispositivos puedan contar con cobertura. Una cobertura de backup sería ideal porque en el caso en el que las comunicaciones se pierdan es importante poder seguir transmitiendo esta información en la medida de lo posible. Y la otra parte que es fundamental es la autonomía de la batería, porque estos dispositivos tienen que estar funcionando de una manera totalmente aislada y autónoma y sin supervisión durante meses o incluso años. Para minimizar su coste es crucial que tengan un bajísimo consumo energético y eso les permita alargar el uso de la batería”.

Después, los sensores van recopilando información en tiempo real —o en la frecuencia que se quiera muestrear—. ¿Qué tipo de variables suelen medirse? Pluviómetro, velocidad del viento o si estamos viendo que el cauce del río está creciendo o no, por ejemplo.

Toda esa información se puede procesar en el propio dispositivo, que decida porque así lo tenga programado cuándo hay un valor que supone una alerta, o también se puede enviar continuamente a un centro de control en el cual se analice toda la información en conjunto para poder determinar si existe una alerta o no.

Por otro lado, en catástrofes naturales, el riesgo no termina cuando ocurren, sino que durante la respuesta a las mismas también hay riesgos: mala calidad del aire o del agua o las aglomeraciones de personas, por ejemplo. Sensores desplegados en áreas afectadas pueden detectar rápidamente la presencia de gases peligrosos, informando a las autoridades en tiempo real y permitiendo desviar rutas de evacuación o restringir el acceso a zonas contaminadas. Además, los datos sobre el movimiento y la concentración de personas permiten coordinar mejor la asistencia humanitaria, evitando puntos de saturación y mejorando la eficiencia en la distribución de ayuda.

Coordinación con las autoridades en España ante un desastre natural

Por lo que se debe apostar, según Asín, es porque toda esta tecnología no sea “una tecnología I+D instalada a modo de pruebas, sino que esté totalmente integrada con los diferentes equipos de emergencias”.

Y esto lo hemos visto, por ejemplo, con el caso de la DANA: “Es difícil aportar ayuda cuando una tragedia ha sucedido porque no basta con enviar la tecnología, tienen que existir los protocolos que sepan qué hacer con ella”, lamenta la consejera delegada de Libelium.

Y en este caso “es primordial que exista el protocolo de quién debe supervisar estos valores, es decir, qué autoridad es responsable de estar supervisando estos datos y qué tienen que hacer el resto de los niveles que intervienen en el proceso”.

“Al final, las empresas tecnológicas podemos proporcionar la tecnología y damos fe de que la tecnología ya existe, pero son las diferentes administraciones públicas las que tienen que incorporarla en su día a día”, concluye la CEO de Libelium.

Asín, como vicepresidenta de Ametic (Asociación Multisectorial de Empresas de Tecnologías de la Información, Comunicaciones y Electrónica), informa de que esta organización está poniendo en marcha una oficina técnica de desastres naturales.

Su objetivo es hacer un catálogo y un inventario de toda la tecnología que existe y explicar qué finalidad tiene cada cosa: si es para aplicarse en una fase temprana —en una fase de prevención y detección—, si es para aplicarse en una fase activa —durante el desastre— o si es algo que sirve de manera posterior —por ejemplo, para la detección de destrozos, reconstrucción de la zona o recuperación e identificación de víctimas—.

Las más de 300 empresas e instituciones que integran Ametic pueden aportar su tecnología a este catálogo, el cual se dará a conocer a las principales autoridades involucradas en la gestión de desastres naturales. “Queremos establecer con ellos un diálogo que sea lo más útil y productivo posible para que esto no vuelva a pasar”.

La experta en IoT concluye diciendo que ya existen soluciones tecnológicas que pueden ayudar en estas terribles situaciones. “Nosotros desde Ametic en general y desde Libelium como empresa asociada vamos a seguir proporcionando la tecnología que ayude a resolver estos problemas. Pero desgraciadamente no tenemos toda la capacidad de evitarlo. Esto es un trabajo entre todos”, finaliza Asín.

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