Cobrar el salario mínimo interprofesional (SMI) es cada vez más habitual en España. Esto no es ninguna sorpresa si se tiene en cuenta que el SMI ha aumentado por más del 50% desde 2018. Sin embargo, las alzas encadenadas de la retribución mínima que se llevan produciendo desde entonces no han conseguido reducir el reparto desigual de la 'tarta' salarial española. El 30% de los trabajadores más ricos se lleva la mitad de toda la masa salarial, una proporción muy similar a la que se registraba en 2019.
Así se refleja en la estadística tributaria sobre salarios correspondientes a 2023 que la Agencia Tributaria (AEAT) difundió el martes. Los datos de la AEAT reflejan que un 37% de los asalariados españoles generó unos rendimientos del trabajo (un concepto asimilable al sueldo) iguales o inferiores al SMI a tiempo completo ese año (15.200 euros brutos anuales). Estamos hablando de unos 7,4 millones de contribuyentes en el SMI o por debajo, 250.000 más que en 2022 y 1,1 millones más que en 2018.
Las fuertes subidas de la retribución mínima legal han provocado que la población que se encuentra en esa cifra o por debajo (en este segundo caso, debido al trabajo a tiempo parcial) haya pasado del 33,5% en 2018 al 36,9% en 2023. Este incremento de tres puntos porcentuales puede parecer escaso, pero los efectos de las subidas del SMI no se han quedado ahí.
Otra de las consecuencias del alza del SMI es que los salarios que están por encima cada vez se están acercando más a él. En 2018, el 49% de los trabajadores ganaba 1,5 veces el SMI o menos (15.454 euros anuales). Un porcentaje que el año pasado (cuando ese nivel retributivo era de 22.680) se elevó hasta el 60%, un alza de once puntos en solo cinco años.
Lo que trasluce detrás de esas cifras es que el SMI ha crecido mucho más rápido que el resto de salarios que estaban por encima y se ha acercado a ellos, pero no parece haber sido una herramienta eficaz para arrastrar hacia arriba los sueldos bajos. O al menos, no lo bastante como para lograr un mejor reparto de la masa salarial.
La tarta sigue igual
Pese a los incrementos del salario mínimo, la distribución de salarios en España apenas ha cambiado en los últimos cinco años. Si tomamos los datos tributarios que ofrece la AEAT en su módulo salarial (que en este caso incluye solo estimaciones de sueldos a jornada completa) se observa cómo el 30% más rico se sigue llevando una mitad de todas las ganancias del país.
Estamos hablando de una 'tarta' de unos 425.551 millones de euros, de los cuales la mitad va a parar a 4,1 millones de trabajadores y la otra mitad a los 9,7 millones restantes. Y aunque el tamaño de la tarta es ahora bastante más grande que hace cinco años (la masa salarial es ahora más grande) el reparto de los trozos apenas se ha movido. Ese 30% más rico se llevaba en 2023 el 50,6% de la tarta, solo un punto menos que en 2023.
De hecho, si nos fijamos en los extremos de la escalera salarial, se observa cómo el 10% más rico se embolsa uno de cada cuatro euros que se pagan en sueldos en España. Mientras que el 10% que menos gana, apenas representa un 5% de la masa retributiva del país.
Las diferencias retributivas son comunes en todas las economías y obedecen a la lógica: es normal que los puestos de mayor responsabilidad, cualificación o en sectores pujantes estén mejor pagados que los demás. Pero, en el caso de España, la gran brecha entre los peldaños bajos del escalafón y los más altos se antoja excesiva.
Buena parte de la diferencia se explica por la naturaleza del tejido productivo del país, muy dependiente de servicios que generan poco valor añadido y que, generalmente, están mal retribuidos. Fuentes estadísticas como el INE, sitúan el salario mediano (el que divide a los trabajadores en dos mitades en función de si ganan más o menos) en 22.383 euros brutos anuales en 2022. Esto se traduce en que la mitad de la población gana esa retribución o menos y resume bien lo generalizados que son los salarios bajos en el país.