Brahim Díaz vivió este martes una de sus noches más especiales como jugador del Real Madrid. El jugador nacido en Málaga e internacional por Marruecos fue de crítica importancia en la victoria de los blancos sobre el Atlético de Madrid en el encuentro de ida de octavos de final de la Champions League.
Las lesiones y sanciones asolaron a los merengues, sobre todo en el centro del campo. Dada la sanción por acumulación de tarjetas amarillas de Jude Bellingham y la lesión en la pierna izquierda de Ceballos, Brahim era uno de los fijos en el once de Carlo Ancelotti.
No fue precisamente apoteósica la primera parte del cuadro blanco, que a pesar de adelantarse en su bastión con un gran gol de Rodrygo, cortesía de Fede Valverde, no pudo conservar la ventaja de cara al descanso por culpa de un golazo espectacular de Julián Álvarez. Por su parte, el dorsal '21' fue de los mejores para los locales, rompiendo líneas y aportando velocidad al pobre juego del Madrid ante un Atleti encerrado.
La cosa cambió en el segundo tiempo, con los blancos más lanzados y precisos en sus ocasiones. En el minuto 55, Brahim protagonizó la acción clave del encuentro. El hispano-marroquí trianguló en la banda izquierda con Vinícius y Ferland Mendy. Una vez dentro del área, encaró y sentó a Giménez, para después recortar y enviar el esférico al fondo de las mallas con un preciso derechazo.
Rebosante de euforia, saltó a la grada, a celebrar el tanto de la victoria junto a los madridistas, un gesto que le valió la cartulina amarilla. El actual campeón de Europa conservó la ventaja hasta el pitido final, aunque en el 89', Brahim, fundido, se marchó al banquillo, sustituido por Endrick.
