No dormir el tiempo suficiente, o hacerlo con un sueño de mala calidad puede afectar a la salud general. Esta es una máxima que la población adulta tiene clara. Numerosos estudios han puesto de manifiesto, en este sentido, que la falta de sueño en la edad adulta, además de aumentar el riesgo de padecer muchas enfermedades, incluiría también la demencia.
De alguna de esas investigaciones se deduce que, los adultos que duermen menos de 6 horas, tienen más posibilidades de desarrollar problemas cognitivos a una edad más temprana, aunque hay otros factores que pueden multiplicar los riesgos (tabaquismo, sedentarismo, etc). Ahora, el neurocientífico de Oxford Matthew Walker avala esos estudios afirmando que según cómo y cuánto descansamos a partir de los 40 años, así será nuestro deterioro cognitivo.
Cada edad necesita unas horas de descanso
Además de otros tipos de patologías que pueden verse agravadas por la falta del descanso oportuno, los expertos coinciden en la estrecha relación entre la falta de sueño y el riesgo de padecer enfermedades cognitivas como la demencia o el alzhéimer.
Eso sí, cada grupo de edad, por regla general, tiene unas necesidades concretas en función del estilo de vida, el envejecimiento celular y neuronal, el estrés y otra serie de factores que influyen en el descanso nocturno. Aunque a priori la media recomendable es, según los expertos, de 7-8 horas diarias para asegurar la salud cerebral óptima, las personas mayores duermen menos horas que los jóvenes.
Un estudio de la Universidad de California, en Estados Unidos, asegura que, a partir de los 50 años el sueño profundo es la mitad de eficiente que cuando teníamos 20. A los 70, esa posibilidad de dormir profundamente es prácticamente inexistente debido a algunas conexiones neuronales deterioradas por el envejecimiento.
La estrecha relación entre el (mal) sueño y el deterioro cognitivo
El profesor de neurociencia y psicología en la Universidad de Oxford, y experto en temas relacionados con el sueño Matthew Walker, tiene claro que las horas de descanso (y también la calidad de éstas) tienen un impacto directo en la salud del cerebro, ayudando a prevenir el deterioro cognitivo propio del envejecimiento. Descansando las horas necesarias, contribuimos a minimizar los posibles problemas de pérdida de memoria y demencia senil.
¿Cuál es la razón por la que el descanso nocturno afecta positivamente a nuestro cerebro? Walker explica que, durante el sueño, el cerebro va eliminando determinadas toxinas, siendo el momento clave para la consolidación de los recuerdos. La proteína tóxica más importante es la beta-amiloide, asociada a las patologías neurodegenerativas.
Por lo tanto, el neuropsicólogo establece en siete las horas mínimas necesarias, puesto que las investigaciones al respecto dejan claro que dormir menos de seis horas aumenta un 30 por ciento el riesgo de padecer demencia en la tercera edad.
Dormir suficiente y bien, un seguro de vida
El descanso y, con él el sueño profundo, son responsables en gran medida de la regeneración cerebral. En el momento más intenso del sueño, el sistema linfático del cerebro se activa de forma automática para desechar esas proteínas tóxicas de las que hablamos, que se han ido acumulando durante la jornada.
La relación es tan clara que, si no descansamos bien, el cerebro no va a eliminar las toxinas, que se acumulan en forma de placas responsables de la aparición de enfermedades neurodegenerativas. Dormir poco y mal desordena las conexiones neuronales, afectando a la capacidad de concentración y a la memoria, lo que repercute en el envejecimiento cerebral prematuro.
Así podemos mejorar la calidad de nuestro sueño
Entre los consejos de los expertos para descansar correctamente por la noche, además de la cantidad (7-8 horas), está la calidad. Aunque no siempre se consigue, debido a innumerables circunstancias, podemos hacer mucho por 'trabajar' el sueño. En primer lugar, cenando ligero y evitando las bebidas con cafeína horas antes de acostarnos, así como los dispositivos electrónicos.
Otra medida recomendable consiste en 'forzar' los horarios, intentando irnos a dormir todos los días a la misma hora, para regular el reloj biológico. El ambiente es fundamental: luz tenue, ausencia de ruidos, un aroma agradable que invite al relax… Si aún intentándolo, no conseguimos conciliar el sueño, o no logramos la profundidad necesaria, deberemos consultar al médico.
Para finalizar, uno de los consejos importantes que suelen olvidarse es el de la importancia de no abusar del sueño. Es decir, dormir menos de seis horas es peligroso para la salud, pero también podría serlo dormir más de lo 'normal'. "Más de nueve horas de sueño aumenta la inflamación del cerebro, algo perjudicial para evitar el deterioro cognitivo o la depresión".
Referencias
Sabia S, Fayosse A, Dumurgier J, van Hees VT, Paquet C, Sommerlad A, Kivimäki M, Dugravot A, Singh-Manoux A. 'Association of sleep duration in middle and old age with incidence of dementia'. National Library of Medicine. 2021 Apr 20;12(1):2289. Consultado en https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33879784/ el 8 de diciembre de 2024.