Las calles de media España empiezan a llenarse de redes eléctricas que dentro de unos días se transformarán en iluminaciones brillantes que algo ayudarán a levantar el ánimo colectivo de la gente. A ver si por casualidad hay suerte y podemos disfrutar un poco después de una etapa embrollada, por una política que cada día nos despierta con algún problema de producciones Sánchez y sus independentistas, rematada con una DANA que nos pone tristes a todos.
No quiero ser pájaro de mal agüero, pero mucho me temo que las Navidades blancas, entre turrón y villancicos que siempre soñamos por estas fechas, pueden convertirse en Navidades grises con el único estímulo del ‘gordo’ de la Lotería, que habrá que repartir con Hacienda para ayudar a financiar los gastos crecientes del poder constituido sobre el endeble pero caro entramado de cinco partidos independentistas.
Pero las preocupaciones que empañarán los brindis con cava no se circunscriben sólo a la situación caótica que vivimos en nuestro país. Si aquí las navidades se anticipan grises, no muy lejos el panorama las anticipa negras y hasta sangrientas. Habrá que compartirlas de momento con dos guerras, crueles y despiadadas como todas, una paradójicamente cerca de Belén y Nazaret, los lugares que perpetúan nuestras creencias en la paz, y otra agravándose mientras sus responsables solo piensan en recrudecerla.
La contienda que desde hace más de dos años mantienen ucranianos y rusos es una disputa por unas hectáreas de tierra que simbolizan la ambición y el orgullo de Vladimir Putin ante la historia. Ucrania ha hecho cuanto ha podido para defender su territorio con la ayuda de los países miembros de la OTAN. Pero todas las guerras acaban con un final triste para una de las partes, y a Ucrania y su presidente Zelenski el tiempo se les agota.
Biden no quiere cerrar su mandato con una derrota, que tiene mucho de propia, y no quiere dejarlo en manos de un imprevisible Donald Trump. Por ello, ha asumido el riesgo de internacionalizar el enfrentamiento enunciando su promesa de no implicarse directamente pero proporcionando a las fuerzas armadas ucranianas misiles intercontinentales de largo alcance ATACMS, que ya han empezado a ser lanzados
La situación se complicó aún más cuando otros miembros de la Alianza interfirieron también enviando a Kiev autorización para poder usar los misiles STORM y SHADOY contra Rusia, que respondió inmediatamente lanzando un misil balístico contra Ucrania, cuanto menos un aviso. Indirectamente una intervención que Vladímir Putin, un personaje que sueña con restaurar la Unión Soviética, es de temer que no deje pasar. Todas las informaciones y creencias de expertos es que en cualquier momento desencadenarán una nueva ofensiva de grandes magnitudes abriendo en enero el camino a un entendimiento con su amigo Donald Trump, que cedería, pero se apuntaría el éxito de haber terminado una guerra o haber desencadenado otra de mayores proporciones.
Un personaje que sueña con restaurar la Unión Soviética como Putin, es de temer que no deje pasar esta intervención. Todas las informaciones y creencias de expertos apuntan a que en cualquier momento se desencadenará una nueva ofensiva de grandes magnitudes, abriendo en enero el camino a un entendimiento entre Putin y su amigo Donald Trump, que cedería pero se apuntaría el éxito de haber terminado una guerra o haber desencadenado otra de mayores proporciones.