Un microondas que se sobrecarga, una caldera que explota, un cigarro mal apagado o el contacto de un material inflamable con los todavía demandados braseros de picón. Son las grandes causas de los incendios que pueden llegar a originarse en nuestras viviendas.
Una "emergencia cotidiana" que en 2023 se llevó la vida de 173 personas (249 si se tienen en cuenta los fallecidos en incendios en otros lugares), la cifra más alta de los últimos 15 años. "Tenemos un problema de cultura, de cultura de la prevención. Si fuéramos capaces de llegar a todos los hogares con tres consejos muy básicos, muy sencillitos, seríamos capaces de reducir el número de víctimas en caso de incendio".
Habla Rafael Reyes, oficial del área de Prevención del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid, quien este viernes ha estado presente en la Fundación Mapfre, donde se ha presentado el Libro blanco de la prevención de incendios y sus consecuencias: 112 recomendaciones.
La guía, elaborada por la propia fundación y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos, aborda de manera integral todas las causas que pueden llegar a desatar los fuegos, la forma de prevenirlos o qué hacer cuando sufrimos estos incidentes. Además, ofrece una comparativa con el resto de países occidentales en este asunto que no deja muy bien situada a España.
"Lo más básico es la instalación de detectores de humo en nuestros hogares para que, con esa alarma temprana, podamos bien evacuar con seguridad o bien actuar y sofocar el incendio cuando se produce. Otro aspecto fundamental es tener claro que hay que cerrar las puertas. Cerrando una puerta lo que hacemos es contener el humo en esa habitación, evitamos que se destruya la totalidad de la vivienda, protegemos las vías de evacuación y permitimos que el resto de los vecinos puedan evacuar con seguridad. Y, por supuesto, saber utilizar un extintor, tener una manta ignífuga en casa y conocer más o menos cómo es tu edificio", incide Reyes.
Las víctimas, mayores de 65 años
La inmensa mayoría de las víctimas mortales de los incendios en viviendas son mayores de 65 años y suelen morir a causa de inhalación de humo. De las 249 personas que fallecieron en 2023, 176 lo hicieron por este motivo y el resto, por quemaduras.
Se erige en este punto un factor social que no hay que ignorar a la hora de abordar el problema: la población envejecida en España no para de aumentar, como también lo hacen aquellos ciudadanos que viven solos.
"Estamos hablando de personas mayores con déficits cognitivos, sensoriales, motores, con soporte para respirar, con soporte para sus necesidades vitales y, en muchas ocasiones, su única esperanza de sobrevivir es tener un detector y un sistema de rociadores. No podemos estar a la cola de Europa en medios de prevención como la instalación de detectores en viviendas o la instalación de rociadores", lamenta el director de Prevención de Fundación Mapfre, Jesús Monclús, quien dice que el libro blanco presentado este viernes es "la mayor reflexión colectiva de los últimos años".
Este exhaustivo documento dedica muchas páginas, precisamente, a la necesidad de que en nuestras viviendas se instalen tanto detectores de humo como rociadores. Mientras que en países como Francia o Estados Unidos es obligatorio que los edificios cuenten con estos sistemas de prevención y reacción rápida, en España aún no lo es.
En este sentido, Monclús informa de que la edad media de los edificios en nuestro país es de 45 años y, aunque es necesario acondicionarlos, apunta a que el mayor disparate es que aquellos de obra nueva no dispongan de estos elementos. "Es increíble que alguien se gaste cientos de miles de euros en un piso y no tenga sistema de detectores. ¿Os imagináis coche sin cinturón?", ha ironizado.
Por su parte, el consejero de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Carlos Novillo, ingeniero y bombero de profesión, lamenta que ha pedido "hasta en dos ocasiones a la ministra" de Vivienda, Isabel Rodríguez, el abordaje de la instalación de estos dispositivos, que "reducen en un 55% las probabilidades de muerte".
"Yo llevo 24 años de profesión y desde el inicio nos dimos cuenta. Es un elemento que, además, cuesta 10 o 12 euros y que es importantísimo a la hora de alertar a una persona, sobre todo, que está durmiendo, porque de noche es cuando se producen más número de víctimas". Precisamente, de las 249 muertes que se registraron en 2023, 160 tuvieron lugar en horas nocturnas.
En el caso de los rociadores, los requisitos para su instalación en nuestro país son excesivamente lasos. En España solo han de utilizarse en aquellos edificios que midan 80 metros o más. Si lo comparamos con otros países, encontramos que en Alemania son obligatorios en aquellos que midan más de 22 metros; en Irlanda, 15; en Noruega, 10; y en Escocia o Gales, deben tenerlos todos, independientemente de su altura.
Las previsiones para 2024, nada halagüeñas
Si en 2023 se registró el peor datos de muertes en incendios en los últimos 15 años, las previsiones de cara a las cifras de 2024 no son precisamente alentadoras. Entre noviembre de 2024 y febrero de 2025, 116 personas han perdido la vida (85 en viviendas), según los análisis provisionales. Una vez más, el 55% de las víctimas eran mayores de 65 años.
Precisamente, el incendio más grave que se registró el año pasado fue aquel en el que murieron 10 personas en una residencia en Zaragoza, el 15 de noviembre de 2024. En este sentido, Jesús Monclús ha mostrado algunos titulares de medios de comunicación en los que decía que la residencia cumplía la normativa antincendios. "¿Cómo es posible que habiendo muerto 10 personas cualquier medio o autoridad diga que se cumplía con toda la normativa?", ha preguntado.
Monclús también ha hecho referencia al trágico incendio de Campanar (Valencia) de febrero de 2024, en el que murieron diez personas, como el ejemplo de fatalidad que debe provocar el impulso de medidas "inmediatas". "Tras el incendio, comenzó el debate de dirimir responsabilidades. No podemos esperar una década a que se terminen todos los juicios sobre estos asuntos para actuar. Hay que hacerlo ya", ha concluido el director de Prevención de la Fundación Mapfre.