El mensaje de Nochebuena del Rey fue, un año más, claro, preciso y revelador sobre el tiempo que vivimos y los problemas que enfrentamos los españoles. Con palabras y expresiones comprensibles para todos, Felipe VI analizó la situación política y social con un discurso que, en resumen, bien podría sintetizarse en dos exigencias a la sociedad para superar las discrepancias y seguir progresando en nuestra democracia: solidaridad y convivencia.
El Rey empezó y terminó su mensaje recordando la tragedia causada por la DANA el pasado 29 de octubre, que acabó con la vida de más de 230 personas en España (223 en la Comunidad Valenciana, 7 en Castilla La Mancha y 1 en Andalucía) y causó graves trastornos a unas 800.000. Fueron unas palabras que rebosaban sentimiento de dolor al mismo tiempo que enviaba un mensaje de ánimo para los afectados. Y elogió "la fuerza abrumadora de la solidaridad y de la humanidad" de tantas personas e instituciones que se volcaron en ayudar de mil maneras para asegurar la más rápida recuperación posible.
Sobre la situación que atravesamos los españoles, el monarca se mostró también explícito: "Por encima de las eventuales divergencias y desencuentros, prevalece en la sociedad española una idea nítida de lo que conviene, de lo que a todos beneficia y que, por eso, tenemos el interés y la responsabilidad de protegerlo y reforzarlo".
"Es responsabilidad de todas las instituciones, de todas las administraciones Públicas, que esa noción del bien común se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o cualquier decisión política". Luego matizó: no se trata de "evitar la diversidad de opiniones, legítima y necesaria en democracia, sino para impedir que esa diversidad derive en la negación de un espacio compartido".
Sobre este aspecto, matizó que "un pacto de convivencia se protege dialogando". Respecto a la actividad política, que tanto preocupa en estos tiempos, reiteró que la contienda es "legítima, pero a veces atronadora" lo que "demanda serenidad". "No podemos permitir que la discordia se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía".
Sobre la inmigración, el Rey advierte que "precisa de una buena coordinación con nuestros socios europeos, así como con los países de origen y tránsito". Respecto a los problemas que afectan a la sociedad, abundó la escasez de viviendas que sufren especialmente los jóvenes, lo cual requiere abordar distintas opciones "que faciliten la vivienda en condiciones asumibles" porque "esta es la base para la seguridad de tantos proyectos de vida".
Respecto a la situación internacional, la describió como cada vez más confusa y cambiante. Con frecuencia se cuestiona el derecho internacional y se recurre a la violencia, "se niega la universalidad de los derechos humanos y se pone en duda el multilateralismo", o los "desafíos globales, como las crisis climáticas, medioambientales, las pandemias, la transición energética y la escasez de recursos". "Vemos incluso como se llega a discutir la validez de la democracia como sistema de Gobierno".
Felipe VI terminó su mensaje navideño recordando la Constitución de 1978, "su letra y su espíritu", que nos proporciona estabilidad y progreso. "Trabajar por el bien común, precisamente el gran pacto de convivencia donde se afirma nuestra democracia y se consagran nuestros derechos y libertades" son los "pilares de nuestro Estado Social y Democrático y de Derecho". "Que la solidaridad que nos ha unido siga presente en cada gesto, en cada acción, en cada decisión", concluyó como primer objetivo a lograr en 2025.