El sueño de Sergio, de 11 años, es ser bombero. "Desde pequeño siempre ha sentido fascinación por ellos, en casa tiene camiones de juguete de todos los tamaños", explica su madre, Vanesa, de 42 años, a 20minutos. Ambos viven en un quinto piso en la avenida de la Albufera de Alfafar, uno de los pueblos más castigados por la DANA del pasado 29 de octubre. La riada y las inundaciones que arrasaron su calle hicieron que la familia perdiera sus dos coches, pero se consideran afortunados por no haber tenido que lamentar otros daños mayores. "Dadas las circunstancias, somos de los pocos que hemos tenido suerte", asegura Vanesa.
Al igual que al resto de sus vecinos, el temporal los dejó sin luz, agua ni electricidad, y con el paso de los días, su balcón se convirtió en su principal distracción. "Era nuestra televisión improvisada", comenta la mujer. "Salíamos de vez en cuando a echar un ojo, a ver cómo iban pasando los militares, los policías... y también cómo trabajaban sin descanso los bomberos en los garajes". Sergio pronto se fijó en uno de los equipos que venía desde Fuenlabrada, y comenzó a pensar en cómo podía tener un detalle con ellos. "Quería agradecerles su trabajo. Veíamos que algunas personas les daban café o agua, pero pensamos en llevarles algo diferente, algo más dulce y que les calentase, porque se pasaban el día empapados dentro de los garajes", añade su madre. Y surgió la idea del chocolate caliente.
La familia preparó el chocolate, "como pudo", en el microondas, y reunió algunas piezas de bollería para bajárselas a los bomberos. Ya en la calle, se encontraron primero con Víctor, jefe del cuerpo de bomberos de Fuenlabrada, a quien el niño se acercó ofreciéndole una taza. Un gesto que tanto él como el resto del equipo recibieron con entusiasmo: "Fue algo muy bien acogido por toda la plantilla. Llevábamos unas 14 horas trabajando y algo caliente siempre se agradece", explica Víctor a este medio. "Además, tengo un hijo de su edad y me recordó mucho a él, fue muy educado".
La madre y el niño fueron luego a buscar al resto del equipo, que estaba repartido por otras calles de la zona. Todos se unieron para tomar el chocolate caliente y charlar con Sergio, quien no podía esconder su entusiasmo al ver a sus héroes tan de cerca. "Fue un subidón para él. Estaba radiante, y los bomberos parecían sinceramente conmovidos por el gesto", recuerda la madre del pequeño. "Fue nuestra forma de contribuir con ellos, es de agradecer todo el esfuerzo que estaban haciendo por nosotros".
Víctor y su equipo llegaron a Valencia el 2 de noviembre para colaborar en las labores de achique y limpieza de los pueblos arrasados por la DANA. Al llegar, les destinaron a la zona de Alfafar-Massanassa, donde estuvieron trabajando principalmente en vaciar el agua y el barro de los garajes privados donde se preveía "que pudiera haber personas fallecidas".
"Afortunadamente, no encontramos a nadie, pero aun así el trabajo fue duro. Y después de tantas horas, de estar en un ambiente tan complicado, recibir un detalle como ese fue un respiro", recuerda emocionado el bombero, quien además resalta la naturalidad del niño para acercarse al equipo y agradecerles su labor. "Es un gesto que no olvidaré", asegura. Y para inmortalizar el instante, decidieron sacarse una foto todos juntos.
Los encontraron gracias a las redes sociales
Los días siguientes, los bomberos fuenlabreños tuvieron que desplazarse para trabajar en otras zonas, así que no volvieron a saber de Sergio y Vanesa. Ya una vez de regreso en Madrid, el 8 de noviembre, Víctor decidió que querían tener un detalle con el niño: regalarle un auténtico casco de bombero y algunas camisetas de su parque. Por ello, publicó un mensaje en la red social 'X' pidiendo ayuda para localizar a la familia y ponerse en contacto con ellos, ya que no habían intercambiado sus números de teléfono.
"Twitter (ahora X) tiene algunas cosas malas, pero también buenas, confiaba en que alguien me pudiera poner en contacto con ellos. Y así fue: a la hora de haber publicado el tuit ya tenía el teléfono de Vanesa", explica el bombero. Ambos mantienen el contacto, y aseguran que han planeado un reencuentro en el parque de bomberos de Fuenlabrada, posiblemente en el puente de la Constitución de diciembre, para que Víctor le entregue a Sergio los regalos en persona y pueda mostrarle las instalaciones en las que trabaja.
"A lo largo de esta experiencia tan dura, hemos visto el lado más humano y generoso de las personas", reflexiona Vanesa. Comenta que en Alfafar han surgido varias historias similares a la suya, de familias y voluntarios que han estrechado lazos en medio de la catástrofe. "A veces surgen amistades inesperadas, y agradezco mucho a Víctor y a su equipo por su humanidad y compromiso. Estas historias también hacen más humanos a los que vienen a ayudar, no solo son bomberos, policías o militares: son personas como nosotros", expresa.