La ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, protagonizó el martes 8, en Moncloa, una rueda de prensa memorable al concluir el Consejo de Ministros. Si utilizáramos términos taurinos diríamos que fue una ocasión comparable a la de esas tardes de gloria que crean afición. Pero el lucimiento de los espadas, ministros y periodistas, requiere como condición necesaria alguna colaboración de los astados. En la ganadería de bravo no sirven los algoritmos y, como bien declaró Jaime Sebastián de Erice, secretario general de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, cuando se conmemoraba su primer centenario, si bien la crianza del toro ha estado más dirigida a satisfacer las exigencias del callejón que las exigencias del público, sucede que la Fiesta, si perdiera respaldo social y se quedara sin baños de multitudes, sería mucho más vulnerable a los ataques externos.
En todo caso, sin negar el esfuerzo que se ha hecho al adoptar medidas como el libro registro de ganaderías o el examen preceptivo de la cuerna para detectar y sancionar el "afeitado", aceptemos que "nunca podremos garantizar que los toros embistan". La Fiesta de los toros no es la del circo, como supo analizar Rafael Sánchez Ferlosio en Las semanas del jardín. Semana segunda Splendet dum frangitur (Editorial Nostromo. Madrid, 1974), porque, por ejemplo, de una función de circo podemos decir que ya la hemos visto, pero no así de una corrida de toros; podemos decir que hemos presenciado dos veces el mismo programa de circo, pero no que hemos asistido dos veces a la misma corrida.
Siguiendo el desarrollo de la rueda de prensa, se comprobaba que, al igual que en una corrida, sin preguntas de embestida era imposible el lucimiento de la portavoz. Pero ni todas las embestidas permiten que el diestro se luzca ante el público, que premia o rechaza su faena, ni algunas de ellas dejan de plantear peligros a veces graves para darles salida. Por eso, nuestro autor concluía que uno va cada vez a los toros a que le den sorpresas, "a que pase algo", mientras que quien vuelve a una misma función de circo "cuenta con volver a presenciar exactamente aquellos mismos ejercicios que le han admirado la primera vez".
Estas reflexiones se activaban viendo la interacción entre la ministra portavoz y los periodistas. Interesaba observar a quién se iba concediendo la palabra y el medio al que representaba. Atender a las cuestiones de dulce acompañamiento que los mejor acoplados planteaban, muy cuidadosos de no incurrir en molestia alguna, hasta que llegaba el turno de Fernando Garea que en su pregunta rectificaba a la portavoz, aclaraba que el informe del Consejo de Estado sobre la ley que ha generado la bronca es de 2013 en vez de 2023 como había sostenido la ministra y que, por tanto, no había podido considerar una enmienda presentada después, cuyas consecuencias tanta bronca levantaba.
A continuación, Garea inquiría sobre el auto de la Audiencia de Madrid que resolvía el recurso presentado por la defensa de Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno. Un auto que respaldaba al juez Peinado, instructor de la causa, pero al que daba la vuelta la portavoz para hacerle decir lo contrario de lo que señalaba según su tenor literal. Lo que en su edición digital El País presentaba bajo el título de "El Gobierno tergiversa el auto de la Audiencia". Veremos.