El futbolista Héctor Bellerín siempre ha destacado tanto dentro como fuera de campo, donde sus aficiones, atípicas en el mundo del fútbol, le han hecho ganar muchos seguidores por su peculiar forma de ver el mundo. De ello ha vuelto a hacer gala en un bonito artículo sobre sus vivencias con Arsène Wenger en su etapa en el Arsenal, texto publicado en la revista Mundial en el que también dedica una feroz crítica al popular juego de puntos, 'fantasy', entre otras innovaciones que han llegado al deporte rey con el paso del tiempo.
Su opinión llegó tras un bonito párrafo en el que ensalzó las virtudes del entrenador francés, mito de la Premier League: "Este era un hombre que realmente creía en lo que predicaba, que creó un espacio donde la libertad y la autoexpresión florecían, donde los jugadores podían conectar con su propia naturaleza y capacidades y desarrollar sinergias más naturales y colectivas con sus compañeros".
"Eso fue hace más de una década y, desde entonces, el fútbol ha cambiado mucho", advirtió antes de su enumeración de los nuevos artilugios que interfieren en la pureza del futbol en la que creía Wenger.
"Cada nueva temporada, los principales artistas de este espectáculo se ven cada vez más manipulados por divagaciones técnicas, por los macrodatos, por el Fantasy Football (la herramienta más dañina que se ha creado para individualizar un deporte que es y siempre será un verdadero esfuerzo colectivo) con sus números que decide un tipo que solo sabe de squash. Y, por supuesto, los escandalosos goles esperados", zanjó en su dura opinión.
El lateral del Betis no ha sido el único protagonista del fútbol profesional que ha criticado este popular juego, también lo hizo recientemente el entrenador del Alavés, Luis García Plaza, que dejó estas palabras secundadas por otros muchos futbolistas y entrenadores: "Es una locura. Si veis todos los mensajes que tengo con el Fantasy. Qué manera de insultarme. Cabrón, hijo de puta... Me ponen a parir. Entonces es mejor casi ni mirarlas", confesó sobre un asunto que convertido en un quebradero de cabeza incluso para las propias plataformas diseñadoras del juego.