La familia del rehén israelí Alon Ohel han recibido este domingo pruebas de que está vivo por primera vez desde que fue secuestrado en el ataque de los milicianos palestinos del 7 de octubre de 2023, gracias a los testimonios de algunos de los cautivos liberados por el acuerdo de alto el fuego en Gaza y que coincidieron con él en el enclave.
"Tras 492 días de incertidumbre, hemos recibido la primera señal de vida hoy: Nuestro Alon está vivo. Está herido y no recibe tratamiento médico", han dicho sus allegados en un comunicado difundido por el Foro de las Familias de Rehenes y Desaparecidos.
La familia ha conocido que Ohel está herido de un ojo, así como que ha pasado su cautiverio en los túneles subterráneos del grupo islamista Hamás en Gaza, donde sufre "condiciones particularmente duras, con una grave escasez de alimentos".
"Aunque estamos aliviados y emocionados al saber que Alon está vivo, también estamos devastados e impactados por su grave condición física y mental, así como por el abuso que él y otros rehenes han tenido que soportar", recoge el comunicado. En este sentido, la familia de Ohel reclama a los líderes israelíes que tomen "los pasos humanitarios necesarios para rescatar a Alon y al resto de víctimas del infierno que están experimentando".
"Tenemos que sacar a todos los rehenes del infierno", alertó este sábado el Foro de las Familias en un comunicado tras la liberación de otros tres rehenes por parte de Hamás. La organización reiteró así su demanda de que el Gobierno israelí cumpla con el acuerdo de alto el fuego hasta el final, a fin de liberar a todos los hombres israelíes soldado, aquellos mayores de 19 y menores de 50 años, entre los que se encuentra Alon Ohel, y la treintena de muertos.
Ohel, que cumplirá este lunes 24 años y lo hará en cautiverio en Gaza, fue uno de los asistentes al festival musical Nova, celebrado a unos 5 kilómetros de la frontera con Gaza y que se convirtió en el escenario de una de las masacres más conocidas el 7 de octubre, en la que los milicianos mataron a más de 360 personas.
Muchos de los asistentes huyeron a la localidad vecina de Reim, y 41 se escondieron en un refugio antibombas, pensando que el ataque consistía sólo en el lanzamiento de cohetes desde Gaza. Cuando los milicianos llegaron al lugar, tiraron granadas en su interior, acabando con la vida de la mayoría de quienes se escondían allí. Solo siete personas salieron con vida.
