Una épica de cotidianidad

Nos hemos acostumbrado a las grandes narraciones. Hemos construido historias maravillosas en torno a las personas que nos precedieron en la defensa de los derechos de la población LGTBI+. Hablamos de sus vidas bajo la perspectiva del héroe; construimos su leyenda como si esos grandes hombres y mujeres hubieran sido los únicos seres capaces de lograr hazañas admirables gracias a sus capacidades: Armand de Fluvià y la despenalización de la homosexualidad en nuestro país, Pedro Zerolo y la carrera para conseguir el Matrimonio Igualitario, Carla Antonelli y la primera Ley Trans en España. Hemos recibido una herencia fascinante, pero gracias a nuestra construcción de la memoria hoy parece que nadie estará a su altura, que nadie podrá nunca alcanzar sus méritos y seguir avanzando la difícil senda que ha de recorrer nuestro movimiento LGTBI+.

No es verdad. También la gente común, sin más ambición que el impulso irrefrenable de poner el tiempo y el cuerpo en el trabajo reivindicativo, es capaz de conseguir el prodigio del cambio social. Nuestros colectivos están repletos de personas que de buena fe prestan sus horas libres a mil y una convocatorias y nunca piden a cambio ni siquiera un pequeño titular; nuestro movimiento está lleno de activistas de la cotidianidad, que con una fuerza de voluntad inquebrantable han ido abriendo camino en cientos de peligrosas sendas que otros recorrieron después más cómoda y visiblemente. Sin más ánimo que el deseo de cambiar las cosas, rechazando siempre todo tipo de contraprestaciones, de cargos políticos e institucionales, funcionan con la misma constancia de los astros: su movimiento no parece perceptible, pero de él depende el progreso de todos los demás cuerpos celestes. «Sin precipitación, pero sin descanso», como defendía Goethe.

En la inauguración del LesGaiCineMad tendremos el honor de asistir al estreno de Un hombre tranquilo, el nuevo documental de César Vallejo sobre la vida de Miguel Ángel Sánchez, fundador y primer presidente de COGAM, FELGTBI+ y Fundación Triángulo y, sobre todo, quizá el mejor ejemplo de que la más grande de las grandes historias no tiene por qué tener como protagonista a un hombre extraordinario, sino a una persona que en un momento dado decide ponerse manos a la obra y, sin esperar ni mucho menos pedir ningún reconocimiento, hacer frente a la situación y reivindicar los derechos que le corresponden. Vallejo, a quien conocemos ya por otras obras como la imprescindible serie documental Nosotrxs somos, ha conseguido construir una narración íntima y pausada que huye de la épica inalcanzable y se centra en la importancia del trabajo lento y cotidiano para asegurar el éxito de cualquier reivindicación.

Se trata de un precioso y fidelísimo retrato de Miguel Ángel Sánchez que no solo puede calentar el corazón de quienes lo conocimos y llamamos amigo y maestro, sino de cualquier persona que se atreva a conocer cómo se ha llevado a cabo realmente la transformación social de nuestro país. Es una historia de amor, de amor al voluntariado y a su marido, Pedro; una historia cotidiana que no podéis perderos porque nos enseña que las más grandes batallas solo puede vencerlas una persona común, Un hombre tranquilo.

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