¿Desató una aventura homosexual una crisis real en el siglo XIV?

En el año 1592, el dramaturgo inglés Christopher Marlowe publicó una obra titulada Eduardo II. En ella, relata la controvertida relación del rey del mismo nombre con su favorito, Piers Gaveston, que el autor retrató de manera más o menos disimulada como un amor homosexual.

Esta semana, la prestigiosa Royal Shakespeare Company (RSC) estrena una nueva adaptación de la obra, y la BBC ha publicado un reportaje en el que recoge cómo esta relación entre el monarca y Gaveston provocó una crisis en el seno de la familia real en el siglo XIV.

La obra de Marlowe dramatiza las luchas de Eduardo II, rey de Inglaterra desde 1307 hasta 1327. Un año después de que Eduardo II sucediera a su padre, Eduardo I, se casó con la hija del rey de Francia, Isabel, en un esfuerzo por fortalecer las relaciones anglo-francesas.

La reina Isabel le dio cuatro hijos a Eduardo II y se convirtió en una figura formidable por derecho propio; incluso se la llamó 'la loba de Francia'. Pero la obra de Marlowe en realidad gira en torno a la controvertida relación del rey con su favorito masculino, Piers Gaveston, y cómo esto desencadenó una crisis constitucional de la que nunca se recuperó.

El dramaturgo nunca dice directamente que los dos hombres ern amantes, pero el subtexto no es nada sutil. Por ejemplo, en una escena, después de reunirse con su favorito, Eduardo le ruega que "no me bese la mano, sino que me abrace, Gaveston, como yo te abrazo a ti".

En otra, Isabel se lamenta de que "el rey no me tiene en cuenta, sino que adora el amor de Gaveston". No hay que ser ningún lince para advertir la insinuación de que monarca y asesor eran más que amigos.

Desde que se escribió, la obra de Marlowe ayudó a cimentar la discutible pero no del todo engañosa reputación del rey Eduardo II como homosexual. Nunca se podrá saber con certeza si Eduardo II tuvo una relación romántica o sexual con alguno de sus favoritos masculinos.

Pero cuando se representó por primera vez en 1592, la obra allanó el camino para que la homosexualidad del monarca fuera discutida abiertamente por los historiadores.

"El texto más antiguo que tenemos acusando a Eduardo de algún tipo de transgresión sexual fue escrito alrededor de la época en que Gaveston fue asesinado en 1312", le dice a la BBC el historiador Kit Heyam, autor de The Reputation of Edward II, 1305-1697. "Dice que al comienzo del reinado de Eduardo, había 'mucha lujuria practicada habitualmente'", agrega.

En el lenguaje de la época, se utilizaba el término "lujuria" para describir cualquier tipo de comportamiento sexual pecaminoso, según las costumbres de la Iglesia católica, que tenía autoridad religiosa en Inglaterra en ese momento.

"El texto parece sugerir que este comportamiento cesará ahora que Gaveston ha muerto, pero no llega a decir que la transgresión sexual fuera en realidad entre Gaveston y el rey", dice Heyam.

En los siglos posteriores a la muerte de Eduardo II, se volvió menos arriesgado para los escritores insinuar que Eduardo II podía haber sido sexualmente transgresor, pero la invención de la imprenta en el siglo XV aumentó la insinuación.

"Los escritores 'sensacionalizaban' sus textos para hacerlos más atractivos comercialmente, por lo que comenzaron a decir que Eduardo II era definitivamente sexualmente transgresor y que definitivamente era culpa de sus favoritos masculinos", dice Heyam. "Pero Marlowe fue la primera persona en unir los puntos y decir que Eduardo II en realidad se acostaba con ellos", agrega el autor.

El actor y codirector artístico de la RSC Daniel Evans, que interpreta a Eduardo II en la nueva producción, cree que la obra de Marlowe sigue siendo "radical" en 2025.

"¿Qué pasaría si nuestro actual rey, Carlos III, dijera de repente: 'Sé que llevo casado un tiempo, pero en realidad quiero a alguien llamado Colin a mi lado, no Camilla?'", se pregunta Evans.

Puede que no provoque una guerra civil, como la relación de Eduardo con Gaveston engendra en la obra de Marlowe, pero Evans se pregunta hasta qué punto sería tolerante la "sociedad supuestamente liberal y permisiva" de hoy. "La homofobia todavía existe profundamente arraigada, y toda la noción de la Familia Real Británica, del linaje y los herederos, depende en gran medida de una estructura familiar heteronormativa", señala el actor.

La relación entre Eduardo II y Gaveston ha sido retratada en numerosas ocasiones en el arte, el teatro y el cine. En 1969, Ian McKellen interpretó a Eduardo II en una producción de la Prospect Theatre Company que realizó una gira por el Reino Unido y en la obra, besa en la boca al actor que interpreta a Gaveston.

Pero más allá de la ficción está la historia. La historiadora Kathryn Warner, autora de Edward II: The Unconventional King, dice que nunca podremos saber con certeza qué sentía Eduardo II por Gaveston y sus otros favoritos masculinos porque el rey no llevaba un diario ni escribía cartas personales.

"Todo lo que tenemos es la palabra de personas ajenas a la familia, que obviamente está abierta a la interpretación", dice. Pero con toda probabilidad, dado que tuvo un hijo ilegítimo con una mujer desconocida, la sexualidad de Eduardo II probablemente era más complicada de lo que su reputación podría sugerir.

"Creo que en términos puramente físicos, probablemente podríamos decir que era más bisexual que gay", dice Warner. "Pero emocionalmente, me parece que probablemente era gay, porque era muy, muy cercano a sus favoritos masculinos", agrega la autora.

Esta cercanía provocó casi con toda seguridad su caída. Según Heyam, el error fundamental de Eduardo II durante todo su reinado fue conceder demasiado poder a sus favoritos. "No se dio cuenta de que ser rey de Inglaterra en el siglo XIV es en gran medida un trabajo de administrador", dice.

"Eduardo necesitaba mantener contentos a varios nobles poderosos, pero cuando le dio poder a Gaveston sobre ellos, los enfureció mucho". Después de que Gaveston fuera asesinado por un grupo de barones rivales en 1312, Eduardo II volvió a cometer el mismo error con Hugh Despenser el Joven, a quien Warner describe como "el último y más poderoso" de sus favoritos masculinos.

En 1324, en medio de crecientes tensiones con Francia, Despenser comenzó a ejercer su influencia contra la reina Isabel debido a su ascendencia francesa. Isabel contraatacó con el apoyo de su propio favorito, Richard Mortimer, lo que finalmente llevó a la ejecución de Despenser en 1325 y a la abdicación forzada de Eduardo II al año siguiente.

En la obra de Marlowe, el monarca caído es asesinado por orden de Mortimer con un atizador al rojo vivo que le atraviesa el ano. Warner afirma que la idea de que Eduardo II fue asesinado de esta manera es "casi con toda seguridad un mito", que Marlowe no inventó, pero que definitivamente ayudó a "popularizar".

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