Cañas, envases de plástico de todo tipo de productos (cosméticos, químicos, combustibles, pinturas...), electrodomésticos, balas de plástico prensado de una planta de tratamiento de residuos cercana, medicamentos, neumáticos, al menos un coche, bombonas de butano, muebles... Todos estos residuos se encuentran en el Parque Natural de la Albufera de Valencia y han llegado hasta allí arrastrados por la catastrófica DANA del pasado 29 de octubre. Además de al menos 222 fallecimientos hasta el momento, la riada ha causado daños ambientales de "carácter excepcional y catastrófico" en este espacio de alto valor ecológico incluido en la Red Natura 2000 de la UE y en la lista de humedales de importancia internacional RAMSAR. Y la presentación de su candidatura a convertirse en Reserva de la Biosfera por la Unesco "sigue adelante", según el Ayuntamiento de Valencia.
La Generalitat ha anunciado este miércoles que instalará un sistema digital conocido como 'gemelo digital' para recabar datos e información fundamentales para tomar medidas y soluciones en caso de problemas ambientales y para evaluar el impacto de las políticas de conservación. El conseller de Medio Ambiente, Vicente Martínez Mus, ha visitado la Albufera para conocer de cerca los trabajos de limpieza y recogida de residuos que están realizando y ha explicado que en esta fase se están centrando "en la eliminación de los restos arrastrados por la riada", con la colaboración de las comunidades de regantes, Riegos de Favara y la Acequia del Oro. En gran medida, se están retirando residuos de las zonas del parque natural que son de titularidad privada, ya que los trabajos de búsqueda de desaparecidos en el lago continúan. Hasta ahora, ha señalado el conseller, ya se han retirado 750 metros cúbicos de restos y residuos y se continúa con la limpieza de la red de acequias.
Según un informe elaborado por el Ayuntamiento de Valencia, entre los factores que determinan el "evidente y grave impacto ambiental sobre el medio natural", destacan los residuos acumulados en áreas consideradas "prioritarias de conservación" por la Comisión Europea por ser lugares de nidificación y alimentación frecuente de 25 especies de aves y 10 de fauna, de las cuales tres se encuentran catalogadas en peligro de extinción y siete, como vulnerables. Los técnicos advierten de "la presencia de residuos que contienen elementos altamente tóxicos para el ecosistema (bidones de aceite de motor, gasolina, pintura, pesticidas) de los que existe grave riesgo de que sean vertidos directamente sobre el ecosistema acuático". El documento estima en 9,58 millones de euros la cantidad necesaria para realizar los trabajos de restauración.
La basura arrastrada por la riada ha afectado a la zona norte de la Albufera, que comprende nueve municipios y unas 20.000 hectáreas en total. Los términos de Alfafar, Catarroja y Massanassa, con unas tres hectáreas aproximadamente son los que se han visto más castigados por la DANA. El informe confirma que "la magnitud del evento no es comparable a ninguno otro vivido anteriormente en el parque natural de la Albufera y por extensión en el ámbito del lago".
Según los datos disponibles por el Servicio Devesa-Albufera del consistorio valenciano, "el nivel de inundación alcanzado no tiene precedentes, con un aumento de casi 100 cm respecto al nivel de las horas previas" a la barrancada. Tras la DANA, la Albufera recogió más de 120 Hm3 [120.000 millones de litros] en menos de 24 horas. "Esto supone una entrada de agua entre un 50-70% más de la que entra al sistema en un año. Este dato evidencia la magnitud excepcional de la inundación y explica los enormes daños generados sobre el espacio natural y agrícola", continúan los técnicos.
Además de la basura y los productos contaminantes, la DANA también acumuló sedimentos y rompió o debilitó márgenes de los canales, acequias y motas que separan el lago de los campos de arroz. De hecho, tras esta inspección, la primera cartografía de las acumulaciones de residuos en las orillas del lago calcula que estas ocuparían aproximadamente 170.000 metros cuadrados que, contando con una profundidad media de 0,5 metros, ocuparían un mínimo de 85.000 metros cúbicos. Cabe recordar que la extensión total del lago y los arrozales es de unas 20.000 hectáreas.
El profesor de la Universitat Politècnica de València y miembro de la Comisión Científica del Parque Natural de la Albufera, Luis Blanch, asegura a este periódico que la zona norte del lago, donde desemboca el barranco del Poyo, es la más afectada, mientras que en el sur y oeste "no hay nada". El experto no descarta que haya "algún tipo de contaminación puntual en zonas concretas como la marjal de Catarroja por la cantidad de residuos", pero asegura que "no se puede hablar de contaminación generalizada". Además, "los análisis preliminares no indican de momento nada fuera de lo normal" respecto al nivel de materiales pesados como el cromo, cadmio, níquel o cobre, que preocupan porque pueden adherirse a los sedimentos, pero que ya estaban presentes en la Albufera antes de la riada aunque "en niveles no tóxicos". Estos análisis se realizan semanalmente tanto para el agua como para el suelo y en diferentes puntos por parte de la Conselleria y en colaboración con el CSIC, el Seprona y universidades. "De momento no se ha visto ningún pez muerto ni nada por el estilo", ha recalcado Blanch.
Para Blanch, "los principales daños en este momento se encuentran en las infraestructuras hidráulicas, es decir, las acequias y los caminos de la cara norte", adonde han llegado "enseres de todo tipo que hay que recoger". De los 120.000 millones de litros que entraron en pocas horas al lago, la gran mayoría se evacuó al mar por los tres canales que existen y con ello, apunta el especialista, "gran parte de los posibles residuos se diluyeron en el mar", lo cual fue "un lavado tremendo de la Albufera".
Por su parte, el catedrático de Ecología de la Universitat de València Antonio Camacho explica a 20minutos que la barrancada ha causado daños físicos visibles como cañas, plásticos y demás materiales, y daños químicos "que no vemos", pero que son de "alta toxicidad" procedentes de una cuenca "muy poblada, en la que hay todo tipo de sustancias: hidrocarburos, aceites de los coches, sustancias de las industrias... Habrá que analizar en distintas partes del parque para garantizar que no hay ese tipo de contaminación. No podemos permitir que en un medio natural existan unas concentraciones no solo ilegales, sino también intolerables para el medioambiente y las personas".
El especialista apunta asimismo que los sistemas de depuración y alcantarillado "se han visto sobrepasados", de manera que los sistemas de saneamiento de las aguas residuales están arrasados y eso puede ocasionar contaminación microbiológica, un aspecto que su equipo está analizando. En este sentido, el conseller ha anunciado este miércoles que "en pocos días" estará instalado el colector provisional sustitutivo del barranco del Poyo, que fue arrasado por las inundaciones. Esta instalación, junto con la recuperación provisional del sistema de bombeo de Picassent-Alcàsser al sistema de Pinedo y otras actuaciones, "permitirán detener la llegada de aguas residuales a la Albufera, logrando el vertido cero en el lago".
Efecto "esponja" del humedal
Camacho, que este jueves culmina un encuentro internacional programado hace un año sobre el papel de los humedales en las mismas instalaciones de la Albufera -que también han resultado afectadas-, destaca un aspecto positivo, el "sistema esponja" de este paraje. "La Albufera, lago y arrozales, nos ha ayudado a que todavía los efectos de la DANA no fueran más catastróficos aún si cabe al drenar, al ser un receptor de un agua que no se hubiera podido evacuar de otra forma. Ha asumido parte del daño que de otra manera hubiéramos tenido que sufrir nosotros. Eso no se ha resaltado mucho pero ha sido fundamental", recalca.
Cabe recordar que antes de la riada del 29 de octubre la Albufera ya arrastraba problemas ambientales desde los años 70 del siglo pasado, cuando "se vertían aguas sin depurar y el ecosistema pasó de una fase sana de aguas claras a convertirse en una 'sopa verde' a causa de un estrés de nutrientes que desemboca en eutrofización. La Albufera no se ha recuperado, ya estaba muy mal antes de la DANA, aunque se había mejorado respecto a cómo estaba en los años 80 porque ha invertido muchísimo, pero digamos que estaba todavía a mitad camino de recuperación", anota Camacho.
El biólogo especializado en la Albufera y vecino de la zona, Javier Jiménez Romo, insta ahora a realizar un "diagnóstico claro, común y completo y una respuesta coordinada" de las diferentes administraciones de las que depende el Parque Natural y evitar así planes individuales y de menor escala. En este sentido, fuentes del Ayuntamiento de Valencia aseguran que se están coordinando con la Generalitat y las universidades para coordinar los planes de futuro del lago.
Estado de los arrozales
De las 20.000 hectáreas que ocupa la Albufera, unas 15.000 son campos de arroz. Los especialistas consultados por este periódico aseguran que los cultivos no corren peligro. "Afortunadamente, las grandes extensiones de arrozales del sur del lago, que es donde se produce la mayor parte del arroz del parque natural, en principio no cabe esperar que haya sido afectada y podrán cultivar sin problemas. Gran parte de la producción está garantizada, pero hay grandes extensiones de campos de arroz en el norte de la marjal, así como todos los campos fronterizos con el lago, tanto en el norte como en el sur, que se han visto claramente afectados en mayor o menor grado", afirma Jiménez Romo, que coincide con Blanch al señalar que infraestructuras como las motas o diques que separan los campos del lago "han sufrido muchísimo".
Manolo Planells es el secretario de la comunidad de regantes de La Acequia del Oro. En conversación con 20minutos, asegura que la cosecha de 2024 no se encuentra afectada porque ya se recolectó antes de la riada. Respecto a la del próximo año, anota que excepto los campos del norte, donde hay zonas con hasta metro y medio de lodo, en el resto no hay más de dos a cinco centímetros. "Lo que sí que hay son muchos enseres que poco a poco se van recogiendo, desde sillones, plásticos, maderas, garrafas... todo lo que te puedas imaginar".
También este agricultor incide en los daños en las infraestructuras hídricas y en los caminos de acceso a las parcelas: "Hay una rotura de acequias muy grande, eso sí que habría que arreglarlo para acondicionarlo de cara a la campaña próxima", advierte el regante, en cuya comunidad han resultado dañadas "40 kilómetros en acequias principales y 25 km. de secundarias". Daños para los que calculan que necesitarían 700.000 euros para repararlos. "Si las cosas se hacen bien y a tiempo, en 2025 haremos una cosecha normal de arroz y de buena calidad, como siempre", augura.