La Cumbre del Clima de Azerbaiyán se centra en el dinero y busca un pacto sobre ayudas billonarias contra el cambio climático

Tras el histórico acuerdo para "transicionar" hacia el final de los combustibles fósiles que alcanzó en la Cumbre del Clima de Dubái del año pasado, la COP29 que se ha inaugurado este lunes en la capital de Azerbaiyán, Bakú, hablará sobre todo de dinero, en concreto, de cómo conseguir que lo países industrializados contribuyan "más y mejor" a que el Sur Global pueda afrontar los estragos del cambio climático, tanto en emergencias como más a largo plazo, para adaptarse a él. Esta nueva Cumbre del Clima habrá conseguido su objetivo si, cuando se clausure el próximo 22 de noviembre, el compromiso financiero del mundo rico con el mundo pobre deja de contarse por millones de dólares anuales y da el salto a los billones.

"Llegamos sabiendo que esta COP es sobre números", afirmaba a primera hora de este lunes la directora ejecutiva de la Coalición de Acción Climática, Tasneem Essop, en un rueda de prensa. Los países industrializados son "capaces de financiar el gasto militar, para el genocidio e Gaza o para la industria de los combustibles fósiles pero vienen y dicen que no tienen dinero. Es absolutamente inaceptable", ha censurado en el prime día de una Cumbre del Clima en la que en el ambiente general flota la reciente victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos y sus consecuencias sobre la lucha climática. En el plano nacional español, esta nueva maratón climática internacional se produce dos semanas después del desastre de la DANA en Valencia, impulsada por unas inéditas levadas temperaturas del Mediterráneo fruto del calentamiento global. El presidente español, Pedro Sánchez, participa este martes en la cumbre política antes de las negociaciones técnicas.

En un plano más institucional, la jornada de inauguración de este lunes estuvo jalonada de llamamientos para aumentar la financiación a los países con menos recursos para que puedan afrontar catástrofes climáticas y adaptarse al cambio climático. "Es el momento de la verdad, no va a ser fácil. Esta cumbre será una oportunidad para el desarrollo; podemos construir el puente pero todos tienen que cruzarlo", ha declarado el presidente de la COP29 Mukhtar Babayev. Fuera del plenario, el papa Francisco esperó este domingo que la COP29 sea capaz de acordar "una contribución efectiva a la protección del planeta".

De miles de millones a billones de ayuda

El acuerdo para aumentar -sustancialmente- la financiación contra el cambio climático es el acuerdo que buscará la COP29 para establecer un Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCGS), que supere a los 100.000 millones de dólares al año que se acordó en la Cumbre del Clima de Copenhague en 2019, que debe actualizarse 2025. Para el año que viene, los países receptores y las ong de clima ya no hablan de miles de millones, sino de billones de dólares.

Según el último documento preparatorio sobre esta cuestión de cada a esta COP29, se habarajado desde una cantidad mínima de un billón -en español, un millón de millones- de dólares al año a los tres billones que reclaman colectivos como la Coalición de Acción Climática o los casi siete billones que pidió otra contraparte, divididos en sub-objetivos de mitigación -es decir, evitar el cambio climático-, para adaptación a él y para el capítulo de "pérdidas y daños" que, en jerga climática, hace referencia a las catástrofes de forma más inmediata.

Además del cuánto, se deberá definir la "calidad" y el "cómo" de estas ayudas. Los afectados y las organizaciones ecologistas hablan de fondos públicos pero también de la implicación de fondos privados, por ejemplo, de entidades financieras, o de las compañías de combustibles fósiles, a través del principio de que "quien contamina paga" y también por medio de impuestos que incrementarían los recursos de los países contribuyentes, al estilo del gravamen extraordinario que se introdujo en España hace dos años y que decaerá a final de años debido a que el Gobierno no haya sido capaz de encontrar apoyos para hacerlo permanente. Por otra parte, se espera también que a la hora de "escalar" la cantidad de la ayuda, esta deje de llegar en créditos o a cargo de la deuda externa de los países receptores como hasta ahora y pasen a ser subvenciones o préstamos blandos cuya devolución no hunda más a países que, ya de por sí, tienen pocos recursos.

"Vamos de camino a la ruina del planeta", ha advertido Babayev sobre la necesidad de dar asistencia financiera a países en África, donde Greenpeace estima que el coste del cambio climático será el 15% de su PIB para 2030. O en el Pacífico, donde el coste de los desastres naturales vinculados al calentamiento global se ha multiplicado por ocho en la última década en lo dos últimos años ha supuesto casi 4.500 millones de euros que sus países no pueden afrontar. Distinto es el músculo financiero de las grandes economías, España, sin ir más lejos, donde en 15 días el Gobierno central ha movilizado 14.000 millones para ayudar a los afectados por la DANA, además de recursos futuros y los que también ha comprometido la Generalitat valenciana.

Después de la complicada COP28 del año pasado en Dubái, la Cubre del Clima vuelve a celebrarse en un país productor de gas y petróleo. Sumado a que el año pasado se pactó el inicio del camino hacia el final de los combustibles fósiles que no empezará a sustanciarse hasta los planes nacionales que lo países deberán presentar en la COP30 que se celebrará en 2025 en Brasil, esta cumbre se plantea débil en cuanto a objetivos para luchar directamente contra el cambio climático, en la llamada mitigación en la que, sin embargo seguirá insistiendo la UE. Aunque el foco está puesto en la financiación, también los activistas quieren empezar a ver compromisos hacia la prometida "transición" hacia el fin de los combustibles fósiles que se acordó el año pasado.

Pedro Sánchez, la UE y la DANA

En plena crisis por la DANA de Valencia que tienen el cambio climático en sus orígenes, Sánchez viaja a Azerbaiyán para participar este martes en la Cumbre de Líderes Mundiales en Acción Climática, a la que acudirán la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y sus todavía comisarios de Energía y Agenda Climática. La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, que el año pasado brilló como una de las mullidoras del acuerdo de la COP28 como representante de la Presidencia del Consejo de la UE, estará a muchos kilómetros, en Bruselas, para pasar también este martes el 'examen' ante el Parlamento Europeo para convertirse en vicepresidenta de la nueva Comisión y comisaria de Competencia y Transición Verde.

De momento, España no ha asomado sus cartas de qué está dispuesta a ofrecer en financiación, aunque fuentes cercanas a las negociaciones destaca que, como parte de ella, la UE ha estado incrementado en los últimos años su contribución para que otros países puedan afrontar en mejores condiciones la amenaza del calentamiento de la atmósfera. Como ya sucedió el año pasado con la negociación del fondo de Pérdidas y Daños, los gobiernos europeos quieren que no solo los países desarrollados contribuyan a los nuevos objetivos de financiación, también economías emergentes como China.

En todo caso, la UE llega a Azerbaiyán con las advertencias el alto sobre los efectos del cambio climático y la necesidad de frenar el calentamiento global, objetivos que no deberían distraerse cuando, señala, 2024 fue el primer año en que la temperatura superó los 1,5ºC con respecto a 1990, el límite del Acuerdo de París. Y como muestra de la necesidad de actuar también en el capítulo de mitigación, la Comisión Europea puso como ejemplo los estragos de la DANA sobre Valencia y la Albufera como muestra de que "el cambio climático está aquí", en un tuit en que anunciaba su participación en la COP29 para "impulsar a la comunidad internacional a más acciones para abordar el desafío de nuestro siglo".

Perfil bajo de EEUU ante la vuelta de Trump y talibanes

Si está por ver la actuación del bloque europeo, mucho menos se espera desde el inicio de Estados Unidos. Fuentes presentes ya en Bakú comentan que en el "ambiente general" flota la reciente victoria electoral de Trump y las dudas sobre el giro que dará el país en política climática cuando en enero vuelva a convertirse en presidente.

De momento, el stand de Estados Unidos es mucho más pequeño que otros años la COP29 no contará tampoco con la presencia de su todavía presidente. Joe Biden no irá, como tampoco fue ya el año pasado.

La máxima representación será por parte de su enviado para el Clima, John Podesta, que en una rueda de prensa ha afirmado que "es evidente que la próxima Administración de Estados Unidos intentará dar un giro y revertir los avances en materia climática", aunque ha añadido que "la economía de la transición hacia la energía limpia se ha impuesto". "No creo que sea reversible. Se puede ralentizar, quizá. Pero la dirección está clara", ha dicho Podesta sobre el camino ya recorrido para luchar contra el cambio climático. Por eso, ha descartado que vaya a regresar a un modelo de combustibles fósiles como el de "los años cincuenta", a pesar de Trump.

Quienes sí harán acto de presencia en la Cumbre del Clima de Azerbaiyán serán los talibanes. Tres años después de tomar el poder tras la retirada de Estados Unidos, el Gobierno talibán de Afganistán y de la reimplantación de un régimen islámico que condena, anula y viola los derechos humanos de las mujeres, romperá oficialmente su aislamiento internacional y enviará a su director de la Agencia Nacional de Protección Ambiental, Mawlawi Matiulhaq Khalis, para "debatir la vulnerabilidad de Afganistán y los problemas a los que se enfrenta debido al cambio climático". Kabul está "plenamente preparado" para colaborar con la comunidad internacional, afirmó.

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