“El pueblo duerme… Que abran los ojos los lobos”. Esa frase es de mis favoritas cada vez que juego a Los hombres lobo de Castronegro. ¿Por qué? Porque hay veces que puedo escuchar (las veces que no soy yo el lobo, claro) sonidos de aspavientos e incluso risas flojas incontrolables porque las personas con el rol de lobo no se entienden, o no deciden a quién “comerse” o porque simplemente la tensión del juego les suelta el muelle. Un juego donde es tan importante la estrategia de los lobos como la decisión de los ciudadanos cada vez que se decide a qué jugador “colgar de la horca en medio de la plaza del pueblo” (esto es una licencia mía, me gusta imaginarlo de esa manera) tiene su chicha a la hora de analizarlo.
Si ya has jugado habrás entendido perfectamente a lo que me refiero, si no, no te preocupes, que aprovecho el estreno de la película de Netflix Los hombres Lobo que recrea una partida de este célebre juego de mesa para explicarte de qué va y por qué estás tardando en jugarlo. Y, bueno, ya que te tomas la molestia de leerme, la mejor estrategia para ganar.
Cerrad los ojos, el pueblo duerme
Antes de que empiece se designa a una persona como maestro del juego. A continuación, esa persona reparte al azar una carta a cada jugador con su identidad secreta.
Todos los jugadores se dividen en dos equipos: los habitantes de la ciudad (algunos de ellos con papeles especiales) y los hombres lobo. Hay diferentes roles en el juego, pero eso no te impide actuar acorde. Dependerá de ti querer destacar, estar callado o arrimarte al grupo de personas que creas que son afines a tu rol.
El objetivo de los ciudadanos es descubrir y eliminar a todos los hombres lobo, mientras que el de los hombres lobo es no ser descubiertos y eliminar a los ciudadanos. El juego sigue un ciclo día-noche y se estructura de la siguiente manera: durante la noche, todos los jugadores cierran los ojos y se prohíbe cualquier forma de comunicación. Cuando son llamados por el maestro de juego, los hombres lobo se despiertan y, mediante gestos, designan a un habitante del pueblo para que sea su víctima. Los pueblerinos con roles especiales también serán llamados para utilizar sus respectivas habilidades. Al volver el día, todos los jugadores vuelven a abrir los ojos y el maestro de juego revela quién es un cadáver y no podrá seguir participando, pero sí mantener los ojos abiertos y ser espectador. Los habitantes del pueblo intentan desenmascarar a los hombres lobo, mientras que éstos deben evitar ser descubiertos redirigiendo las sospechas hacia otra persona. Una vez finalizado el debate, cada jugador señala a la persona que cree que es un hombre lobo. El jugador con la mayoría de los votos es entonces “ejecutado”, y el maestro de juego revela su identidad. Dicho jugador es entonces eliminado (a la horca), y el juego se reanuda con la llegada de la noche. Este procedimiento se repite sucesivamente hasta que queden sólo hombres lobo o sólo ciudadanos.
Divertido ¿eh? Personalmente soy de los que se deja llevar por el caos y empieza a acusar a todo el mundo de que es un hombre lobo: “¿Parpadeas? Eres un hombre lobo”; “¿Empiezas a hablar con una palabra que empieza por la letra P? Lo siento, eres un hombre lobo”; ”¿Tú eras un hombre lobo? Lo sabía, pero no lo quería decir”. No soy el mejor para ganar este juego, pero eso no me ha impedido buscar qué tengo que hacer para tener más probabilidades de hacerlo. Sigue leyendo… O eres un hombre lobo.
Los hombres lobo de Castronegro es un juego de mesa francés inspirado en el juego Mafia creado generalmente por Dimitry Davidoff. Él data la primera partida de Mafia en la primavera de 1987 en el Departamento de Psicología de la Universidad Estatal de Moscú, desde donde se extendió a las aulas, dormitorios y campamentos de verano de la Universidad. Desarrolló el juego para combinar la investigación en psicología con sus obligaciones como profesor de estudiantes de secundaria. Davidoff fue el creador del juego original, pero Andrew Plotkin dio a las reglas una temática de hombre lobo en 1997, argumentando que la mafia tenía menos resonancia cultural, y que el concepto de hombre lobo encajaba con la idea de un enemigo oculto que parecía normal durante el día.
Como en Los hombres lobo de Castronegro en su forma más simple, Mafia se juega con dos equipos: los mafiosos y los aldeanos. Las partidas en vivo requieren un moderador que no participa como jugador y las identidades se asignan repartiendo cartas o por otros métodos no verbales como golpear físicamente a los jugadores. Al principio de la partida, cada mafioso recibe las identidades de sus compañeros de equipo, mientras que los inocentes sólo reciben el número de mafiosos de la partida. En una configuración abierta, los jugadores conocen el número de cada rol de poder (por ejemplo, milicia) presente en la partida, mientras que en una configuración cerrada, esta información no se revela, y en una configuración semi abierta, sólo se revela información limitada o provisional sobre los roles de poder.
Hay dos fases: la nocturna y la diurna. Durante la noche, algunos jugadores realizan acciones especiales en secreto; durante el día, los jugadores discuten y votan para eliminar a un jugador. Estas fases se alternan entre sí hasta que todos los mafiosos han sido eliminados o alcanzan la paridad numérica con los inocentes.
Mientras que Andrew Plotkin recomienda tener exactamente dos mafiosos, las reglas originales de Davidoff sugieren que un tercio de los jugadores (redondeando al número entero más cercano) sean mafiosos y el juego de Plotkin recomienda que la primera fase sea nocturna con un número impar de jugadores (incluido el moderador). Estas especificaciones evitan los empates en las eliminaciones y aseguran que el juego termine dramáticamente con una eliminación en vez de forma anticlimática con un asesinato como conclusión inevitable. Pero veamos mejor qué dice la ciencia.
En 2006, unos informáticos demostraron en este estudio que, sin detectives (el que se encarga de ver si alguien es mafioso o no, como la vidente en en juego de los hombres lobo) y con jugadores perfectos, la estrategia aleatoria es óptima tanto para los ciudadanos como para la mafia. Vamos, no fijarse en alguien específico, si no “pegar disparos al aire” a la hora de acusar. Cuando hay un número suficientemente grande de jugadores para que ambos grupos tengan probabilidades similares de ganar, demostraron que el número inicial de mafiosos m (o lobos) tiene que ser proporcional a la raíz cuadrada del número total de jugadores P. Esto quiere decir que si hay 100 jugadores tiene que haber 10 mafiosos/lobos en la partida para que haya una probabilidad equiparable de ganar ambas partes. En las partidas que suelo jugar yo solemos ser en torno a 20 personas, por ende debería haber como mucho 5 mafiosos/lobos, aunque normalmente pierde la facción en la que suelo estar yo. Si soléis jugar con más o menos gente, os dejo una tabla con cuántos mafiosos (lobos) es adecuado jugar según la teoría.
Con una simulación, confirmaron que 50 mafiosos tendrían casi un 50% de posibilidades de ganar entre 10.000, ya que estimaron que la probabilidad de victoria de la mafia es del número de mafiosos entre la raíz cuadrada del número de jugadores.
Pero, si queremos que el lado de la mafia gane, en 2010 salió este artículo donde se muestra cuánto dura cada partida bajo ciertas condiciones iniciales. La partida tiene un número de turnos (día y noche) igual al número de jugadores que jueguen dividido entre dos. (Se amolda a una fórmula diferente para un número de jugadores par o impar)
Pero lo más curioso es que se demostró que la paridad del número inicial de jugadores juega un papel importante. En particular, cuando el número de mafiosos/lobos es fijo y se añade un jugador impar al juego (y los empates se resuelven lanzando una moneda al aire), la probabilidad de que gane la mafia no disminuye, sino que aumenta en un factor de aproximadamente 1,25 por cada jugador añadido.
¿Cuál es la mejor estrategia para ganar entonces? Depende. Si eres mafioso/lobo, dejar que más gente juegue al juego y empezar tus triquiñuelas psicológicas. Pero si eres aldeano lo mejor es decirle a tus amigos que se vayan a tomar vientos por ahí si quieren jugar porque lo que quieres es ganar, que si se quieren divertir que este no es su lugar porque aumentan tus probabilidades de perder. ¿Esto va contra el espíritu del juego? Posiblemente. Ya lo dijo el filósofo Thomas Hobbes la vez que jugó a Los hombres lobo de Castronegro: “El hombre es un lobo para el hombre, pero no me fio un pelo de ti, así que tú eres un lobo fijo”.