Más de un mes después de la DANA que asoló Valencia el pasado 29 de octubre, las consecuencias siguen siendo latentes en las decenas de localidades que quedaron devastadas. La catástrofe -que deja ya más de 220 personas y otras cuatro personas desaparecidas- ha afectado de lleno en el último mes a la vida de los miles de afectados, quienes de un día para otro vieron cómo su vida cambiaba por completo y se encontraron con sus casas, sus locales, sus coches o sus lugares de trabajo totalmente perdidos.
Las consecuencias han sido devastadoras y ello ha provocado que la población se enfrente así a graves problemas de salud mental. Además, aparte de las víctimas directas por la tragedia, también se pueden ver afectados aquellos que, desde otra parte de España, no son capaces de desconectar de lo ocurrido en Valencia y están, por ejemplo, pendientes constantemente de cualquier detalle informativo que pueda salir.
Ante ello, la doctora María José García Rubio, responsable de Neurociencia y Bienestar Social del grupo de investigación Psicología y Calidad de vida de la Universidad Internacional de Valencia, detalla a 20minutos que es necesario conseguir mitigar el estrés, así como fomentar el bienestar emocional durante lo que es el proceso de recuperación.
"Las lluvias intensas y las inundaciones asociadas pueden causar daños materiales, pérdidas personales y una sensación de vulnerabilidad que es difícil de procesar emocionalmente. Si se es víctima directa o indirecta de la DANA, es fundamental cuidar de tu salud mental", asegura la experta.
El primer paso: aceptar y reconocer las emociones
Al vivir una tragedia, uno de los primeros pasos suele ser experimentar un gran torrente de emociones que, como comenta García Rubio, pueden ir desde el miedo hasta la tristeza, la ansiedad o incluso la ira por lo ocurrido: "Estas emociones son respuestas naturales a una experiencia estresante y no deben reprimirse".
De hecho, la experta recalca la importancia de que, el primer paso, es reconocer y aceptar lo que se siente para poder así después gestionar todas las emociones, ya que identificar y comprender sentimientos puede ayudar a evitar "que se intensifiquen o se conviertan en una carga emocional a largo plazo". Además, existe un gran número de personas cuya respuesta natural a una tragedia como una DANA es, sin embargo, no sentir nada. "No sentir en los momentos más próximos al evento también es natural", comenta la doctora en psicología en este aspecto: "Ante una catástrofe, cada persona reacciona de una forma individual y está bien en los primeros días".
Practicar la compasión
Superar el paso de una catástrofe es una tarea complicada. Y, para ello, hay un ingrediente fundamental: el tiempo. "Es probable que los primeros días sean los más intensos emocionalmente. La sensación de incertidumbre o desorientación es común, y adaptarse a una nueva realidad puede ser un proceso lento", asevera García Rubio sobre este asunto, quien detalla que hay que evitar presionarse para "sentirse bien" de inmediato y que es completamente normal ir sufriendo altibajos, así como tomarse un tiempo para regresar a la rutina del día a día.
"Después de una situación traumática es fácil caer en la autocrítica o en pensamientos negativos", analiza la experta, que alude a practicar la compasión hacia uno mismo para dejarse sentir lo que cada uno vive sin juzgarse por ello: "La recuperación no es lineal y puede tomar más tiempo del esperado. Cada pequeño paso cuenta".
Técnica de contacto y retirada de la información
Otro síntoma común de que la catástrofe está afectando a nuestra salud mental es sufrir un alto nivel de estrés ante todas las informaciones que publican los medios de comunicación. "Aunque es importante mantenerse informado, el exceso de noticias puede aumentar la ansiedad", afirma García Rubio. Por ello, la experta recomienda establecer límites en la cantidad de informaciones que se consumen y optar, asimismo, "actualizaciones breves" de fuentes que sean confiables.
Para García Rubio es importante "guardar momentos de retirada" en la agenda personal para poder gestionar otros temas. Pasear, leer o hacer actividades normales comenta que pueden ayudar a mantenernos distraídos de los que se está viviendo, lo que pude ser un paso "para reducir la sobrecarga emocional".
Bienestar comunitario e individual
Uno de los puntos más destacados a la hora de sufrir una catástrofe suele ser el apoyo de la comunidad, de quienes también han experimentado circunstancias similares a las nuestras. Este hecho, como cuenta García Rubio, no solo ofrece apoyo emocional, sino que también puede proporcionar "asistencia práctica", como ayuda para cubrir necesidades básicas o asesoramiento sobre algunos trámites que haya que hacer.
"Unirse a una comunidad puede dar un sentido de pertenencia y solidaridad, elementos clave para la recuperación. Sin embargo, es importante establecer en la medida de lo posible una rutina de autocuidado, como al menos dormir, comer lo suficiente, y hacer algo de ejercicio que mantenga al sistema de alerta en equilibrio", afirma.
Buscar ayuda profesional
La doctora en psicología cuenta que si los síntomas no disminuyen al cabo de un tiempo, o si incluso el malestar emocional llega a empeorar, es preciso recurrir a la ayuda de un profesional. Así, existen líneas de atención y servicios gratuitos que ofrecen apoyo a víctimas de catástrofes como la DANA. Sin ir más lejos, en la Comunidad Valenciana se encuentra el Grupo ASV o la Fundación Salud y Personas, grupos que pueden dar herramientas especializadas para gestionar las emociones.
"Ser víctima de una catástrofe como la DANA puede traer consigo emociones complejas y desafíos inesperados. Sin embargo, el autocuidado, el apoyo social y las estrategias de manejo emocional pueden ser grandes aliados en el camino hacia la recuperación", concluye García Rubio, que reincide en que tomar medidas para cuidar la salud mental puede ayudar a enfrentarnos mejor a la situación vivida: "Es posible encontrar alivio y bienestar, incluso en medio de la adversidad".