Las acusaciones del conseguidor del caso Koldo contra varios cargos del PSOE y del Gobierno trastoca al partido justo a las puertas de su Congreso Federal, que se celebrará del próximo 29 de noviembre hasta el 1 de diciembre en Sevilla y en el que se producirán cambios en la Ejecutiva del partido. Según fuentes del Gobierno, la advertencia de que Víctor de Aldama realizaría su confesión tan solo unos días antes del gran cónclave socialista se sabía desde hace semanas, pero eso no deja de complicar el panorama, azuzado por las batallas internas por los liderazgos de distintas federaciones, entre ellas, Madrid, Castilla y León y Aragón.
Uno de los cambios que sonaban en las quinielas orgánicas era el del secretario de Organización, Santos Cerdán. Ahora es un movimiento de alto riesgo, ya que, precisamente, Cerdán es uno de los señalados por Aldama en sus confesiones. En concreto, dijo que Koldo García le habría entregado un sobre con 15.000 euros en un bar en las inmediaciones de la sede de Ferraz e hizo alusión a un "cupo vasco" sin profundizar más en ello. Al respecto, el propio Cerdán negó la mayor y aseguró que lo que había dicho Aldama era completamente falso ya que tan siquiera le conocía. Es más, se ofreció a que le "geolocalizaran" el teléfono para comprobarlo.
Se trata de una situación delicada para los socialistas, ya que cualquier oscilación de su nombre en el organigrama del partido puede tener una interpretación que les salpique en lo que respecta al caso Koldo. De momento, el partido le apoya y le respalda; de hecho, está incluido en la querella conjunta que han presentado los socialistas contra Aldama. La situación no es fácil para el PSOE, por lo que no es de extrañar que en Ferraz rebajen en los últimos días las expectativas respecto a los cambios en la Ejecutiva del partido.
Más allá del nombre del presidente, Aldama también ha puesto sobre la mesa el de la vicepresidenta primera y número 2 del PSOE, María Jesús Montero, y el de su jefe de gabinete, Carlos Moreno; la vicepresidenta Teresa Ribera; el ministro Ángel Víctor Torres y el del president de la Generalitat, Salvador Illa. De momento, solo está confirmado que Ribera dejará el Gobierno para irse de vicepresidenta a la Comisión Europea, y aunque no se descarta que Sánchez aproveche la crisis de Gobierno generada para hacer algún retoque más, nadie se atreve a poner la mano en el fuego por que así sea.
La batalla de liderazgos se recrudece
Pero el PSOE no solo tiene que lidiar esta semana con todo lo derivado de las declaraciones de Víctor de Aldama, sino que la batalla interna por el liderazgo de las federaciones socialistas sigue y, en algunos territorios, se ha recrudecido en los últimos días.
Es el caso del PSOE de Madrid. Precisamente, hace días brotó un nuevo nombre en la lucha por el liderazgo de la federación madrileña que ahora dirige Juan Lobato. Se trata del actual ministro Óscar López, que hasta hace poco era mano derecha de Pedro Sánchez. Pero más que como una alternativa real a Lobato, este nombre se lanzó desde Moncloa como un "globo sonda" para ver cómo resonaba entre la militancia y también con la intención de lanzar un mensaje de advertencia a Lobato: Ferraz piensa dar la batalla por Madrid.
Desde la federación de Lobato también interpretaron este nombre como un "globo sonda", algo que ha generado bastante enfado por la falta de "delicadeza" de Ferraz, aunque se lo toman como una "exploración más" que se suma a otras tantas: Enma López, Francisco Martín o Félix Bolaños. Sea cual sea el nombre que ponga Ferraz sobre la mesa, Lobato tiene claro que también dará la batalla; de hecho, desde el PSOE madrileño ya aseguran que tienen al menos a 21 alcaldes socialistas a favor de su candidatura, frente a los dos que están en contra, entre estos últimos, el de Fuenlabrada, Javier Ayala. "Montar una guerra civil no tiene sentido", señalan fuentes de la agrupación madrileña.
Tampoco están dispuestos a una lista "bicéfala", una fórmula que se descartó hace tiempo porque "no tiene sentido". Lo que hay que hacer es "unificar", apuntan. En cualquier caso, si un candidato de la mano de Ferraz logra la Secretaría General, darle visibilidad va a ser complicado a no ser que formase ya parte del grupo parlamentario socialista en la Asamblea, ya que el portavoz en al Asamblea tiene que ser diputado, como es el caso de Lobato.
Otra guerra abierta es la del PSOE de Castilla y León. Ya se cumple un mes del choque entre los socialistas castellanoleoneses y Ferraz, después de que la federación aprobase un calendario de primarias para que su presidente, Luis Tudanca, fuera previsiblemente reelegido en su cargo, pero que la directiva del partido suspendió. Desde Ferraz aseguran que Tudanca tiene en contra a los socialistas de Valladolid y León, donde la afiliación es mayor que en el resto. Estas, junto a las organizaciones de Bierzo y Soria, son las que están alineadas con la Dirección nacional. Por su parte, entre las federaciones 'tudanquistas' están Palencia, Salamanca, Segovia y Zamora.
También suenan tambores de guerra en Aragón, donde la batalla ya dio comienzo hace semanas con las candidaturas para encabezar la delegación que acudirá al Congreso Federal. Los nombres que más suena en el sector 'lambanista' son el de su mano derecha, Mayte Pérez, el de Sánchez Quero y también el del secretario de Organización de Lambán, Darío Villagrasa.
En el sector más cercano a Ferraz está Paz Jiménez, muy crítica con Lambán y que ya ha lanzado sus primeros dardos a Sánchez Quero al asegurar que no le gustaría cómo organizaría el PSOE en Aragón. También ha sonado con intensidad el nombre de la actual ministra portavoz, Pilar Alegría, aunque desde Moncloa se inclinan más a que se quede en la Ejecutiva del partido. Lo que sí que tienen claro en el Gobierno es que necesitan recuperar peso en Aragón de cara a 2027, por lo que su intención es impulsar una candidatura que empuje electoralmente al partido.