¿Cómo va a terminar esto?

En el debate de la campaña de 2016, Hillary Clinton avanzó cuáles iban a ser los planes de Trump: acercarse a Putin, desmantelar la OTAN y crear un nuevo orden mundial. A su lado, en el atril, Trump ponía caritas, a su estilo, haciendo ver que lo que decía la candidata demócrata eran estupideces.

Bueno, pues aquí estamos, en 2025, casi 10 años después, viendo cómo aquello que pronosticó Hillary Clinton se va cumpliendo. Trump tiene un plan, siempre lo ha tenido. Y lo va a llevar a cabo, pase lo que pase. Si es creando espectáculo, como a él le gusta, mejor. Lo del viernes en la Casa Blanca pone los pelos de punta. Jamás podríamos habernos imaginado una escena así, en el despacho oval, en un ambiente tan hostil contra alguien que lleva tres años de guerra, invadido por tropas rusas y al que le quieren quitar su territorio, sus tierras raras, a cambio de casi nada, ni siquiera de asegurarle que ese plan de paz que le ofrecen será garantía de que su país no volverá a ser invadido por los rusos dentro de unos años, como ocurrió en 2014 y como ocurrió en 2022.

Trump ha publicado su propio análisis de todo en su red social. Ya no habla de cartas, como en su discusión con Zelenski. Ahora ha tirado de un símil con el que quiere aparentar que es más audaz, el ajedrez. Dice que él va 10 jugadas por delante del ucraniano, que el plan que él propone es el de un maestro de ajedrez y que Zelenski no tendrá más remedio que retractarse y aceptar su acuerdo.

Da miedo observar cómo el gabinete de Trump se posiciona en este nuevo orden mundial. Sus formas, sus amenazas directas, su tono a gritos… Todo es tan oscuro que parece irreal. No te explicas cómo un hombre que habla con la misma dialéctica que un niño de cuatro años ha podido llegar a ahí. Y cómo puede ostentar ahora tanto poder. Da miedo.

Pero no nos equivoquemos. Porque Trump sabe lo que quiere. Tiene claro a dónde quiere llegar con todo esto. Quitar a Zelenski, como sea, es lo primero. Le estorba, le cae mal desde hace tiempo. En 2019, recién llegado a la presidencia de Ucrania, Trump le llamó. Estaba en plena campaña contra Biden. Quería que le sacara los trapos sucios del hijo de Biden en suelo europeo, que le elaborara informes para sacar en la campaña. Zelenski no movió un dedo. Y eso, ahora, le está costando caro. Por eso ahora le ha retirado la ayuda militar, le ha dejado expuesto en el frente, le ha humillado delante de tantas cámaras… Se la tenía jurada. Y, lo peor, es que, para él, esto no ha acabado.

El periodista Argemino Barro recuerda algo estos días. Para saber cómo va a terminar esto solo hay que recordar cómo fue el final del mandato de Trump. No quiso reconocer su derrota, quiso hacer todo lo posible por seguir en la Casa Blanca. No lo logró. Veremos cómo terminan estos cuatro años… si terminan.

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