El alimento que puede acabar con los antojos de dulces y comida basura según una nutricionista

El término antojo en alimentación es un tanto difuso porque puede llevar a confundir un momento puntual, ese caprichito o guilty pleasure que es extraordinario, con un hábito. En el segundo caso hablamos de una práctica regular, cotidiana, que sí tiene incidencia en nuestra salud. Azúcares y grasas que aparecen automáticamente en nuestra mente para satisfacer el apetito pueden ser sintomáticas de un estado emocional alterado. Lo mejor es pararse y pensar: ¿Tengo realmente hambre?

Tanto los dulces como la famosa comida basura tienen sabores y aspecto especialmente apetecibles: aparecen como la opción más rápida para saciarnos. Solo con verlos se produce un sistema de recompensa del cerebro que hará que nos sintamos bien en cuanto los ingiramos. Edulcorantes, aditivos, harinas refinadas... La fórmula no falla. Pero si nos detenemos por un instante, como indica Lisa Young, nutricionista y profesora en la Universidad de Nueva York, se encuentran fórmulas más sanas y fáciles.

La clave es la alimentación consciente

Para esos momentos en los que la mente te invita a decantarte por algo insano, normalmente muy a mano en la calle, Young da una alternativa: una pasa. Es un alimento pequeño, fácil de llevar en el bolsillo o bolso, y cuyo sabor engañará oportunamente al cerebro cuando nos esté mandando señales sobre la necesidad de comer algo dulce.

Esta nutricionista va más allá invitándonos a pensar qué hay detrás de ese momento de antojo. ¿Tenemos realmente hambre o se trata de apaciguar un episodio de estrés o ansiedad en el que la comida aparece como el recurso más fácil? Aquí es donde entra en juego la llamada alimentación consciente, una práctica beneficiosa en todos los sentidos porque no solo tiene que ver con el tipo de alimento que comemos sino con cómo comemos.

En este sentido, optar por uvas pasas en vez de bollería industrial o patatas fritas, nos puede servir para aprender a detenernos en el acto de alimentarse: prestar más atención al color, textura, sabor y olor de este alimento. El acto de saborear y masticar con calma también forma parte de la alimentación consciente. Según Young, practicarla hasta convertirla en un hábito desembocará en reducir la necesidad de esos antojos.

La alimentación consciente nos permitirá detectar si el apetito que a priori sentimos es real o se trata simplemente de un antojo. También frenará otros hábitos nocivos como comer compulsivamente, asociado a un tipo de comida más insana. Practicarla no solo redundará en comer mejor y controlar nuestro peso corporal, sino que tiene otros beneficios:


  • Mejora la digestión.
  • Mejora el bienestar psicológico: reduce el estrés y la ansiedad.
  • Optimiza las cantidades de comida: detectar lo que realmente necesitamos.

Referencias

Asociación Española Contra el Cáncer (s.f.). Alimentación consciente. https://www.contraelcancer.es/es/todo-sobre-cancer/prevencion-cancer/alimentacion-sana-contra-cancer/alimentacion-consciente

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