Cómo se detecta el cáncer del cerebro: estos son los primeros síntomas que causa

En nuestro país hay actualmente cerca de 20.000 personas que padecen alguna clase de tumor cerebral, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Cada año se diagnostican 5.000 nuevos casos; este grupo de neoplasias, que incluye más de 120 tipos diferentes, suponen cerca del 2% de todos los cánceres detectados en adultos y el 15% en los niños, una demografía en la que son los segundos más frecuentes tras la leucemia.

Como explica la Clínica Mayo (Estados Unidos), un tumor cerebral es una masa anormal de células que aparece en los tejidos del cerebro o cerca de este órgano (por ejemplo, en nervios, la glándula pituitaria, la glándula pineal o la meninges). Pueden aparecer en el cerebro en primer lugar (lo que se denomina tumor primario) o diseminarse a éste desde otra ubicación (tumor metastásico o secundario).

Hay que aclarar que no todos ellos son cancerosos; cuando es así, se denominan benignos. Aunque a nivel inmediato suponen un riesgo menor que los malignos, también pueden ser problemáticos si, al crecer, presionan el tejido cerebral.

Diferentes tipos de tumor cerebral

Como decimos, hay muchos tipos diferentes de tumores cerebrales, y los síntomas varían en función de la clase y características de cada caso. Por ejemplo, puede haber diferencias en función del área del cerebro en el que se presenten; en regiones poco activas podrían no producir síntomas inicialmente, llevando a que no se descubran hasta que no alcanzan gran tamaño.

Así, algunos tipos son:

  • Gliomas: masas de células similares a las gliales, que son las que rodean y dan soporte a las células nerviosas en el tejido cerebral. Son subtipos de estos el astrocitoma, el glioblastoma, el oligodendroglioma y el ependimoma. Pueden ser benignos y tener un crecimiento lento, aunque en la mayoría de los casos son malignos. De hecho, este es el tipo más frecuente de tumor maligno.
  • Tumor del plexo coroideo: estos comienzan en las células que producen el líquido que rodea el cerebro y la médula espinal, llamado líquido cefalorraquídeo, y se ubican en las cavidades llenas de líquido del cerebro, llamadas ventrículos. El carcinoma del plexo coroideo es el tipo maligno de estos, y es más frecuente en niños.
  • Tumores embrionarios: esta neoplasia se forma en las células que quedan tras el desarrollo fetal, llamadas células embrionarios. Son malignos, y se dan con más frecuencia en bebés y niños pequeños. El tipo más común es el meduloblastoma. Generalmente se ubica en la parte inferior del cerebro, llamada cerebelo.
  • Tumores de células germinativas: comienzan en las células reproductivas, llamadas germinativas, que más tarde se convertirán en los espermatozoides y óvulos (normalmente, estas se encuentran en los ovarios y testículos; sin embargo, en ocasiones pueden hallarse en otras partes del cuerpo incluyendo el cerebro). A menudo se sitúan cerca de las glándulas pineal o pituitaria, y en su mayoría son benignos.
  • Tumores pineales: empiezan dentro o alrededor dela glándula pineal, encargada de producir la hormona melatonina que ayuda a dormir. Pueden ser benignos o malignos.
  • Meningiomas: estos se dan en las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, las meninges. Por lo general son benignos, aunque a veces pueden ser malignos; constituyen el tipo más común de tumor cerebral benigno.
  • Tumores nerviosos: son masas que se forman en los nervios y alrededor de estos. El tipo más común que se da en la cabeza es el neuroma del acústico o schwannoma. Se ubica en el nervio principal que conecta el oído interno con el cerebro.
  • Tumores pituitarios: se producen en la glándula pituitaria, cerca de la base del cerebro, y son en su mayoría benignos.

Síntomas que provocan

Teniendo esto en cuenta, los síntomas que pueden provocar incluyen:

  • Cefaleas, normalmente peores por la mañana. Pueden aumentar de frecuencia y agravarse, y ser similares a dolores de cabeza tensionales o a migrañas. Es el más frecuente, dándose en cerca de la mitad de las personas con tumores cerebrales.
  • Náuseas o vómitos.
  • Problemas oculares, como visión borrosa o doble, o pérdida de visión en las zonas laterales de visión.
  • Pérdida de sensibilidad o de movimiento en un brazo o una pierna.
  • Problemas de equilibrio.
  • Problemas del habla.
  • Mucho cansancio.
  • Confusión o desorientación en la vida diaria.
  • Problemas de memoria.
  • Problemas para realizar tareas sencillas.
  • Cambios de la personalidad o del comportamiento.
  • Convulsiones, especialmente en personas que no tienen antecedentes personales.
  • Problemas de audición.
  • Mareos o vértigos.
  • Mucha hambre y aumento de peso.

Los tumores cerebrales no cancerosos o benignos tienden a relacionarse con una progresión más lenta de los síntomas (a lo largo de meses o años), incluyendo signos sutiles que en un primer momento pueden ser más difíciles de notar. Por el contrario, en los casos de tumores malignos el cuadro suele avanzar más rápida (en cuestión de días o semanas).

Todos estos síntomas pueden aparecer también como resultado de otras patologías neurológicas. Por ello, en cualquier caso, cuando aparezcan (muy especialmente si se dan varios y si son persistentes o recurrentes) se debe buscar atención médica.

En función de la ubicación del tumor, la sintomatología puede presentar características diferentes:

  • Cuando el tumor está en la parte frontal del cerebro, tiende a causar síntomas del pensamiento y el movimiento. Por ejemplo, pueden aparecer problemas de equilibrio o dificultades para caminar; también cambios en la personalidad, como olvidos o pérdida de interés en actividades habituales. Incluso, los familiares y las personas cercanas podrían notar que la persona parece diferente.
  • Si se sitúan en el centro del cerebro, los signos suelen estar relacionados con los sentidos, como problemas visuales o auditivos.
  • En la parte posterior del cerebro, pueden generar pérdida de visión.
  • Los tumores en la parte inferior del cerebro pueden ocasionar problemas de memoria o generar percepciones (sabores, olores...) que no existen.

Cuáles son los principales factores de riesgo

Los tumores aparecen cuando las células del cerebro u otras cercanas desarrollan cambios en su ADN que las llevan a crecer rápidamente, continuar viviendo más allá de su ciclo de vida normal y a reproducirse sin control.

En unos pocos y raros casos, son tumores hereditarios que se transmiten de padres a hijos; la mayoría de las veces, no obstante, se desconocen las causas concretas que llevan a la aparición del cáncer. Finalmente, muchas veces los tumores cerebrales aparecen después de que se disemine un cáncer (metástasis) de otra parte del cuerpo.

Sí que se sabe que hay una serie de factores que pueden incrementar el riesgo de las personas de padecer tumores cerebrales. Estos incluyen la edad (según el tipo, pueden ser más frecuentes en adultos mayores o en niños pequeños), la etnia, los antecedentes de exposición a radiación y ciertos síndromes genéticos hereditarios como la neurofibromatosis 1 y 2, la esclerosis tuberosa, el síndrome de Lynch, el síndrome de Li-Fraumeni, la enfermedad de Von Hippel-Lindau, la poliposis adenomatosa familiar, el síndrome de Cowden y el síndrome de Gorlin.

Se trata de uno de los pocos tipos de tumores en los que se considera que no existen medidas preventivas que puedan reducir nuestras probabilidades de desarrollarlos.

Cómo se diagnostican y se tratan

En personas con síntomas o que reúnen ciertos factores de riesgo, varias pruebas pueden emplearse para diagnosticar un tumor cerebral. Por ejemplo, pueden cumplir este fin la tomografía computarizada de la cabeza, las resonancias magnéticas de la cabeza o la tomografía por emisión de positrones.

En algunos casos, puede ser necesario la recolección de una muestra de tejido (biopsia), si bien esto suele reservarse a ciertos casos muy concretos porque existe cierto riesgo de complicaciones importantes.

El tratamiento depende de los datos recabados por los profesionales, incluyendo cuestiones como el tipo de tumor, su tamaño, su localización, el ritmo al que crece etc. En general, pueden incluir cirugía, radioterapia, radiocirugía, quimioterapia y terapia dirigida; no obstante, hay que tener en cuenta que es posible que no sea necesario (si el tumor es pequeño, se desarrolla muy lentamente y no provoca síntomas) o que pueda esperar mucho tiempo.

En último término, el pronóstico del paciente varía según el tipo de tumor, la velocidad a la que crece, el lugar en el que se encuentra el tumor dentro del cerebro, los cambios de ADN presentes en sus células, la posibilidad de extirpar completamente el tumor mediante cirugía y la salud y estado general de la persona.

Referencias

SEN (2023). El 80% de las personas que sufren un tumor cerebral

requieren de Neurorrehabilitación. Consultado online en https://www.sen.es/saladeprensa/pdf/Link406.pdf el 23 de octubre de 2024.

Clínica Mayo. Tumor cerebral. Consultado online en https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/brain-tumor/symptoms-causes/syc-20350084 el 23 de octubre de 2024.

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