Desde que la Organización Mundial de la Salud estableciera en 150 minutos de actividad física a la semana su recomendación general, caminar se ha convertido en la opción preferida de la mayoría de personas por su accesibilidad, y porque no requiere de una gran forma física. En España, dentro de las diferentes modalidades de caminata, se han puesto muy de moda el senderismo o la marcha nórdica… ¡Hasta que ha llegado a nuestro país la caminata hidroeléctrica! Pero, ¿qué es y en qué consiste esta nueva propuesta?
La caminata hidroeléctrica también se denomina hidrocaminata, y en su desempeño sólo es necesario hacerse con un calzado antideslizante, y un entorno en el que haya agua: desde un río hasta un arroyo, la orilla del mar o una piscina, en los que no cubra demasiado. Entre sus beneficios: una manera más cómoda y suave de trabajar las articulaciones, que no sufren tanto como en seco, y la posibilidad de perder más peso puesto que el gasto energético es mayor.
¿En qué consiste la caminata hidroeléctrica?
La definición de esta propuesta para hacer ejercicio es sencilla: se trata de caminar por el agua y realizar una serie de movimientos terapéuticos en ella. Pasear por zonas en las que hay agua, además de refrescante cuando el calor aprieta, es un ejercicio muy completo que pone en acción sobre todo la musculatura de las piernas y el core. Al necesitar una mayor resistencia que cuando caminamos 'en seco', la quema de calorías va a ser mayor, y con ella la posibilidad de perder peso si lo hacemos de forma rutinaria.
Para este tipo de disciplina, que aporta mucho a la salud mental y emocional al llevarse a cabo en plena naturaleza en el mejor de los casos (con todo lo que esto tiene de conexión con el entorno y con uno mismo), sólo será necesario tener un calzado adecuado que evite deslizamientos inesperados y potenciales lesiones.
En esta versión de la caminata, los músculos trabajan bastante más que cuando paseamos normalmente, aunque probablemente no nos cueste un esfuerzo excepcional puesto que la sensación de bienestar y comunión con la naturaleza harán que todo fluya de una manera más natural.
¿Cómo practicarlo bien para que sus resultados sean los esperados?
El desempeño de esta actividad puede hacerse en la naturaleza, y también en una piscina cubierta, atendiendo en cualquier caso a que el agua tenga diferentes niveles de profundidad, para ir variando la intensidad del ejercicio. Una vez hemos elegido el mejor lugar, podemos ir añadiendo la utilización de accesorios como pueden ser pesas de agua, que implican un mayor esfuerzo muscular y un trabajo cardiovascular más efectivo. Las pesas nos ayudarán a mantener una alineación correcta del cuerpo.
Como en todos los deportes, tanto antes como después de practicar este tipo de caminata debemos estirar la musculatura, entre otras cosas para reducir el riesgo de lesiones. Una vez hemos comenzado a andar, es interesante ir alternando ritmos diferentes, así como cambiar la dirección de la marcha para poner en funcionamiento varios grupos musculares, algo que, a la larga, mejorará la sensación de equilibrio y dominio corporal.
Siempre que queramos avanzar en esta modalidad, tenemos la opción de preguntar a un experto en deportes acuáticos para que establezca una tabla concreta ajustada a nuestras necesidades, que podrían ir más allá de la tonificación muscular y la pérdida de peso.
Ventajas para la salud de practicar caminata hidroeléctrica
Al tratarse de un ejercicio de bajo impacto, es apto para todos los públicos. Además de ampliar la capacidad pulmonar y hacer que el corazón trabaje de una manera más intensa y eficiente (que trae consigo protección cardiovascular), este ejercicio mejora la circulación sanguínea. En cuanto a la pérdida de peso, al tratarse de una actividad aeróbica que además ofrece resistencia a través del agua, la quema de calorías es un hecho.
Precisamente por la dificultad añadida de tener que mantener el equilibrio dentro del agua, dependiendo de la altura a la que nos llegue el agua, conseguiremos una mayor estabilidad corporal, corrigiendo la postura y ganando en agilidad. Puesto que se practica bajo el agua, el riesgo de que las articulaciones sufran es improbable, lo que hace que este deporte esté indicado para pacientes con artritis u osteoporosis.
Aparte de todos estos beneficios físicos, la salud mental gana con la caminata hidroeléctrica porque se ha demostrado en numerosos estudios que el agua reduce el estrés y mejora el ánimo gracias a la liberación de endorfinas, que son hormonas que proporcionan felicidad.
Referencias
Andrew Haynes, Louise H. Naylor, Howard H. Carter, Angela L. Spence, Elisa Robey, Kay L. Cox, Barbara A. Maslen, Nicola T. Lautenschlager, Nicola D. Ridgers, Daniel J. Green. 'Land-walking vs. water-walking interventions in older adults: Effects on aerobic fitness'. National Library of Medicine. Consultado online en https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32444152/ el 16 de enero de 2025.