Los aranceles son uno de los grandes temores de la Unión Europea tras la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca y ese miedo empieza a hacerse realidad. Washington anunció desde este lunes un 25% de arancel al aluminio y al acero, dos sectores que afectan de lleno a Europa: la noticia, eso sí, no es algo novedoso sino que supone recuperar un choque que viene ya del primer mandato del magnate y que Bruselas pudo resolver -o al menos dejar en punto muerto- durante los tiempos de Joe Biden.
"Cualquier acero que venga a Estados Unidos va a tener que tener un 25 por ciento de arancel. También el aluminio. 25 por ciento para los dos", avisó el presidente de Estados Unidos al ser preguntado por la cuestión. "Si nos cobran, les cobramos", apuntó, días después de anunciar y después dejar en suspensos tarifas para Canadá y México. Europa, en ese sentido, también se prepara para una futura negociación, tal como han repetido recientemente los altos cargos de la UE.
Bruselas, en cambio, asegura que "no hay justificación" para que Estados Unidos dé este paso, y reconocen que todavía no tienen "notificación oficial" de la medida. En cambio, prefieren apostar de nuevo por la cautela: "No responderemos a anuncios generales sin detalles ni aclaraciones escritas. La Unión Europea no ve justificación para la imposición de tarifas sobre sus exportaciones", ha concluido la Comisión Europea. "Responderemos para proteger los intereses de los negocios, trabajadores y consumidores europeos de cualquier medida injustificada", dice también el comunicado, en el que avisa a Trump de que estaría "gravando a sus propios ciudadanos" por la subida de los costes.
Todo esto, desde el punto de vista de la Unión es una vuelta al pasado. En 2021 Washington y Bruselas acordaron suspender sus diferencias bilaterales sobre el acero y el aluminio en la Organización Mundial del Comercio. Este pacto eliminó los aranceles previstos en la sección 232 sobre las exportaciones de acero y aluminio de la UE hasta los volúmenes comerciales anteriores, la Unión Europea adoptó entonces las medidas necesarias para suspender sus medidas de reequilibrio con respecto a los Estados Unidos. Ambas partes también acordaron, según explicaron hace casi cuatro años, interrumpir sus respectivos litigios en el marco de la OMC sobre esta cuestión.
Trump vuelve a lo que ya hizo durante su primera etapa y ha adelantado que podría gravar la importación de chips semiconductores, productos farmacéuticos, petróleo y gas. El presidente de Estados Unidos incide en que la UE les ha tratado "muy mal" en los últimos años, y esta empieza a ser su respuesta. Mientras, Francia ya ha respondido: la UE tomará medidas si EEUU sigue adelante. "No debemos tener duda alguna a la hora de defender nuestros intereses", sostuvo el ministro de Exteriores, Jean Barrot, y alertó de que "a nadie le interesa entrar en una guerra comercial con la UE". Esa batalla, ya dijo estos días el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, "no beneficia" a ninguna de las partes.
Ya en junio de 2018 la administración estadounidense de Trump introdujo aranceles sobre las exportaciones europeas de acero y aluminio por valor de 6.400 millones de euros y, en enero de 2020, otros aranceles que afectaron a unos 40 millones de euros en exportaciones de la UE de determinados productos derivados del acero y el aluminio. La UE introdujo "medidas de reequilibrio" en junio de 2018 sobre las exportaciones estadounidenses a la UE por un valor de 2.800 millones de euros (una respuesta similar de la UE siguió a la segunda serie de aranceles impuestos por los EEUU en 2020).
El asunto de los aranceles es fundamental porque la UE y Estados Unidos son dos gigantes comerciales y, además, socios preferentes. En 2022, EEUU es el primer destino de las exportaciones de la UE y el segundo proveedor de la UE (tras China). La UE, por su parte, es el segundo destino de las exportaciones de EEUU (tras Canadá) y el segundo proveedor. En materia de inversiones, la UE es el primer emisor y receptor de inversión directa extranjera a y de EE.UU. El comportamiento es entre bloques, y las fuentes comunitarias consultadas por 20minutos explican que si los aranceles se quisieran "fraccionar los aranceles" país por país "eso supondría un golpe importante al mercado único", aunque recuerdan que la UE "actúa siempre como bloque" porque la política arancelaria es una competencia exclusiva.