La dimisión de Juan Lobato como secretario general del PSOE-M no es el primer mal trago que atraviesa esta federación socialista, que está entre las principales del país. De hecho, es uno más de los muchos que los militantes madrileños han tenido que digerir desde que comenzó este siglo, cuyos primeros compases fueron testigos del convulso Tamayazo (2003). La dirección federal perfila desde hace horas la respuesta orgánica a la salida de Lobato y este jueves nombrará una gestora que se haga cargo del partido en Madrid, la cuarta desde 2007.
En junio de aquel año, Rafael Simancas presentó su dimisión como líder del entonces llamado PSM. Lo hizo motivado por los malos resultados que habían obtenido los socialistas en las urnas unas semanas antes, no solo a nivel autonómico, también municipal, porque perdieron algunos ayuntamientos que históricamente estaban considerados feudos socialistas. El paso a un lado de Simancas, uno de los socialistas junto a Ángel Gabilondo que más cerca ha estado de acceder a la Presidencia de la Comunidad de Madrid desde los gobiernos de Joaquín Leguina, motivó la formación de la primera gestora de la historia del PSOE regional.
La dirección federal colocó al frente de ella a Cristina Narbona, que dirigió el partido un breve periodo de tiempo hasta que se celebró el congreso regional que acabó aupando a Tomás Gómez. El exalcalde de Parla permaneció en el cargo hasta febrero de 2015, cuando Pedro Sánchez, ya al frente de la secretaría general del PSOE, le destituyó en un golpe de autoridad por las posibles irregularidades en la construcción del tranvía de la localidad que Gómez gobernó entre 1999 y 2008. De nuevo, se designó una gestora y se colocó al frente a Rafael Simancas.
Esa segunda comisión gestora rigió los designios orgánicos de los socialistas madrileños hasta el congreso extraordinario de julio de 2015. Entonces, Sara Hernández, hoy alcaldesa de Getafe, se proclamó ganadora de las primarias y se convirtió en la primera mujer (y de momento la única) secretaria general del PSOE-M, que fue en ese momento cuando amortizó la denominación PSM y la cambió a la actual.
Hernández llevó el timón del partido hasta 2017. En septiembre de ese año se presentó a la reelección en unas primarias marcadas por la nueva etapa que se abrió en el partido a nivel nacional con la vuelta de Pedro Sánchez, pero en el último momento retiró su candidatura tras llegar a un acuerdo con la liderada por José Manuel Franco, que tenía el favor de Ferraz. Franco arrasó al hacerse con casi el 72% de los votos emitidos y abrió una nueva etapa al frente de la secretaría general que se extendería hasta mayo de 2021.
Otra vez fueron unos malos resultados electorales los que descabezaron al Partido Socialista en Madrid. Ángel Gabilondo, hoy defensor del Pueblo, fue cabeza de lista del PSOE-M en los comicios que adelantó Isabel Díaz Ayuso para ponerle fin a su gobierno de coalición con Ciudadanos y registró su peor resultado histórico. Pasó de 37 a 24 diputados y cedió la jefatura de la oposición en la Asamblea a Más Madrid, una posición en los que los progresistas lograron mantenerse, aunque por poco, en las elecciones del 28 de mayo de 2023, ya con Juan Lobato como candidato.
El ya exdirigente socialista se había hecho con la secretaría general en octubre de 2021, cuando el partido completó el proceso interno que se abrió tras la debacle electoral, y tras batirse con Javier Ayala, alcalde de Fuenlabrada. De nuevo, había sido una gestora, la tercera desde 2007, la que se había puesto al frente de la formación hasta este momento. Fue Isaura Leal, secretaria segunda del Congreso, la que se hizo cargo de la misma a instancias de Ferraz.
Con Lobato como líder, Leal ha ocupado la presidencia del PSOE-M, por lo que se ha mantenido como figura relevante del partido en Madrid y se perfila como candidata a volver a presidir la gestora que tiene que guiar al partido hasta su próximo congreso regional, con unas primarias mediante, cuyo inicio está fijado a finales de la semana que viene.
Porque la enésima crisis que ha dinamitado al PSOE-M ha llegado en un momento particularmente complejo marcado por la coincidencia, en un periodo de apenas ocho días, de la celebración del 41º Congreso Federal, en Sevilla, y del inicio de esas primarias del PSOE-M a las que Ferraz tendrá su candidato porque, de hecho, tal era la desconfianza que tenían en la dirección regional actual que pensaban designar a uno antes incluso de que Lobato diera un paso al lado.