Volver del sanchismo

En cuestión de horas se iniciará el cuadragésimo primer Congreso Federal del Partido Socialista Obrero Español. El líder de la fuerza política que ostenta el poder desde 2018 se enfrenta a su cónclave en un momento político incómodo: están imputados su esposa Begoña Gómez, su hermano David Sánchez, su fiscal general Álvaro García Ortiz, su ex número dos José Luis Ábalos y el brazo derecho de su ex número dos Koldo García; y un implicado ha decidido señalar ante un juez a varios de sus ministros y al número tres del PSOE, Santos Cerdán.

Se demuestra así la innegable capacidad del secretario general del partido y presidente del Gobierno para sostenerse en ambos cargos, sin que nada de lo que ocurre a su alrededor suponga un impedimento para ejercer tan altas responsabilidades. Es aún más evidente su habilidad política cuando su presidencia depende de mantener el apoyo de una larga lista de partidos (que abarcan desde la extrema izquierda hasta el independentismo de derechas), que aportan sus denodados esfuerzos por no dejar que caiga el Gobierno que tantas dádivas les otorga.

Pedro Sánchez ha demostrado ser un virtuoso contorsionista. Fue capaz de alcanzar el poder con una moción de censura, cuando solo tenía 84 escaños de 350. Y lo más lejos que ha llegado es a 123 (en 2019; ahora tiene 121). Nadie tuvo tanto poder con un partido tan escuálido. Y nadie gobernó nunca con menos escaños que el principal partido de la oposición (el PP tiene 137). Nadie, hasta que llegó Sánchez, aceptó nunca gobernar con siglas como las de ERC, Junts o Bildu (después, siguiendo el exitoso ejemplo de Sánchez, el PP también se ha dejado arrastrar por esa misma deriva, gobernando con la extrema derecha en comunidades y ayuntamientos). Y nadie ha durado mucho en el poder cuando casos de supuesta corrupción afectan a personas tan cercanas.

Por tanto, no se puede hacer otra cosa que admirar la capacidad de quien sabe manejar las piezas de la política para ganar incluso cuando pierde.

En estos días de Congreso Federal, el PSOE arropará a Pedro Sánchez. Será raro que se escuchen intervenciones críticas. El líder socialista ha remodelado el partido hasta convertirlo en un trasunto de su persona. Las pocas voces discordantes (Lambán, García- Page o algunos veteranos como Felipe González y Alfonso Guerra) son insultadas desde dentro de la propia organización, como si formaran parte de la fachosfera. Pero, en momentos como este, convendría no olvidar las palabras premonitorias pronuncias por Javier Fernández, el responsable de la gestora que dirigió el partido antes de que lo controlara Sánchez: "Compañeros, no vayamos tan lejos que luego no podamos volver". Volver… del sanchismo.

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