Fragatas, aeronaves de patrullaje aéreo, satélites submarinos y drones de vigilancia. Esa es la lista de elementos con la que la OTAN va a lanzar una nueva misión en el Báltico para hacer frente a la Rusia de Vladimir Putin y también a sus aliados. Así lo ha anunciado este martes el secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, tras una reunión con los líderes de Finlandia, Letonia, Estonia, Lituania, Dinamarca y Suecia. El objetivo es evitar sabotajes como el del Nord Stream o las maniobras de la llamada 'flota fantasma' de Moscú, es decir, barcos de terceros países que ayudan a Moscú a esquivar las sanciones de Occidente.
"Queremos ir un paso por delante", ha asegurado el presidente finlandés, Alexander Stubb, quien apuntó que cuando eso no se consiga "sí se podrán extraer lecciones" para operar en el escenario global. "Implicará una serie de recursos, incluyendo fragatas y aviones de patrullaje marítima entre otros", matizó por su parte el propio Rutte. Eso sí, no ha aclarado las cifras de la nueva operación.
Los Bálticos y los nórdicos son socios claves en la OTAN, sobre todo tras la incorporación de Suecia y Finlandia, no solo en el apoyo a Ucrania sino también a la hora frenar las ínfulas de Rusia. "Lo que importa es que emplearemos los medios militares correctos en los lugares y momentos adecuados para disuadir una futura acción desestabilizadora. Usaremos toda la gama de opciones que tenemos en la alianza", sostuvo de nuevo Stubb tras el encuentro celebrado en Helsinki.
"Hemos visto elementos de una campaña para desestabilizar nuestras sociedades mediante ciberataques, intentos de asesinato y sabotaje, incluido el posible sabotaje de cables submarinos en el mar Báltico, con daños a cables de energía y telecomunicaciones que son vitales para la seguridad y prosperidad de nuestras naciones", explicó en rueda de prensa el secretario general de la Alianza, con el Nord Stream en el recuerdo y que sirve como referencia sobre qué no se puede repetir en el futuro.
Además, también ha sufrido daños por ejemplo el cable que conecta Lituania con Suecia, con lo que eso supone para el suministro. "No solo es crucial para el suministro de energía, que procede de cables eléctricos o gasoductos, sino también porque más del 95% del tráfico de internet pasa por cables submarinos y 1,3 millones de kilómetros de cables garantizan cada día transacciones financieras por valor de unos 10 billones de dólares", añadió el dirigente neerlandés, en un momento en el que el traslado de energía entre Rusia y Europa ha quedado bloqueado del todo tras no renovar Ucrania el acuerdo de tránsito.
Ya este lunes el propio Rutte pidió en el Parlamento Europeo un impulso a la industria de Defensa europea. "La realidad es que no estamos donde tenemos que estar, todavía no. Nuestra industria sigue siendo demasiado pequeña, está demasiado fragmentada y, para ser sinceros, es demasiado lenta", expuso el neerlandés a los eurodiputados en pleno órdago de Donald Trump a los aliados europeos, a quienes les podría exigir un 5% de gasto del PIB en Defensa para mantener a EEUU en la OTAN. No cree Rutte que haya que llegar a esa cifra, pero sí al 3% o en caso contrario los aliados tendrán, dijo, que "aprender ruso".
Asimismo, ante la ofensiva de Trump sobre Groenlandia, Rutte apeló a la "integridad territorial" y se centró en la necesidad de hacer más inversiones para reforzar a la Alianza Atlántica. Todo aunque implique reenfocar el uso de los fondos. "De media, los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta parte de la renta inicial en pensiones, sanidad y sistemas de seguridad social, y solo necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para reforzar mucho más la Defensa", resumió.