Total, que la nueva política consistía en ser más de lo mismo, pero encima con una pátina de hipocresía que iba a estallar cuando menos te lo esperaras y que iba a ser mucho más escandalosa que en el resto de partidos que, después de tantos años, podías saber a qué te atenías y el efecto sorpresa/espanto era mucho menor.
Sí, la nueva política vino a decirnos a todos, también a nosotras a las mujeres, cómo teníamos que responder y actuar en cada momento de nuestras vidas. Vino a revolucionarlo todo y a poner frente al espejo los desmanes de quienes se habían acomodado en lo público para lucrarse en lo privado.
Y resulta que, al final, la nueva política, los nuevos políticos, han acabado haciendo lo mismo y, encima, de una forma mucho más vulgar. No hace falta ser un o una recién llegada para saber que, cualquier político, cualquier hombre que ocupe un puesto de poder, en un organismo, medio de comunicación o empresa, se sentirá mucho más legitimado para intentar impresionar al sexo opuesto o al mismo sexo, sin necesidad de mucho más. Soy quien soy y solo por eso deberías estar agradecido o agradecida de que te haga caso. Ay, señor. Si eso lo hemos padecido desde el principio de los tiempos, si, entrar en un despacho, fuera de quien fuera, lo hacías con todas las alarmas encendidas y, si podías, dejando la puerta abierta, no fuera a ser. Si alguien te pedía hablar de eso más en privado, "te llamo y lo hablamos a solas", era lo mismo que decirte, quedamos y luego ya vemos qué pasa.
Pero es que, encima, en todo este asunto que nos tiene estupefactos desde hace días, hay otra variable que se ha comentado poco y que, me perdonarán, deberíamos empezar a darle mucha más importancia. Si nos creemos lo que nos han comentado hasta ahora, en su partido no sabían nada de los abusos, pero sí de sus problemas personales, los de "otra índole" como decían el lunes. En castellano llano: de sus adicciones a las drogas. ¿Cómo podemos aceptar y normalizar que un político, alguien que tiene que legislar sobre nuestras vidas, vaya hasta arriba de coca cada día?
En 2021, en un análisis de los 12 baños del Parlamento británico, se encontraron trazas de cocaína en 11. Es decir, que, en Westminster, la droga vuela entre los lores y diputados. Y esto ha dejado de ser un escándalo. Cuando deberíamos poner el grito en el cielo. Un político no puede ser un adicto a nada. Ni a las drogas ni al sexo ni al poder. Lo siento, pero es así. Su ejemplaridad debe ser impoluta. No es cuestión de hacer una inquisición de su vida privada, pero, desde luego, hay mínimos que deben cumplir. Y uno es este. Pongamos los estándares de lo público mucho más altos, señores. Ya está bien de tanta mediocridad.