Los dos principales partidos políticos del país, el PSOE, que gobierna, y el PP, que lidera la oposición, han puesto, por fin, el acceso a la vivienda como una prioridad en sus agendas. Y con apenas dos días de diferencia han dado a conocer distintas propuestas para que tener donde habitar no sea una quimera al alcance de privilegiados.
Llegan tarde pero parecen haber detectado que lo que ahora mismo tiene en vilo, y en vela, a muchos ciudadanos no es precisamente el paseo por los juzgados de la mujer del presidente o del novio de Ayuso.
Aunque no hayan sido los propósitos del nuevo año los instigadores, sino los incontestables datos y sondeos que sitúan la búsqueda de casa como el primer problema para los españoles, Sánchez y Feijóo han iniciado el 2025 con una insólita rivalidad por aportar soluciones. La mayoría de las medidas propuestas requieren de largo tiempo para conocer su efectividad, como la construcción de nuevas viviendas sociales, la disponibilidad de mayor suelo publico o la agilización de los trámites para las promociones privadas.
"Pese a todo, socialistas y populares coinciden sorprendentemente en el diagnóstico de falta de viviendas para el número de hogares necesarios"
Pese a todo, socialistas y populares coinciden sorprendentemente en el diagnóstico de falta de viviendas para el número de hogares necesarios. Pero poco más. El 'salvaje' libre mercado y las 'sucias' manos del Estado vuelven a entrar en guerra abierta.
Mientras las buenas intenciones de dotarnos de más viviendas caminan al ritmo del ladrillo, es decir, a años vista, mecanismos más inmediatos deberían aliviar tan urgente necesidad social. Al índice de referencia para el precio de los alquileres o la declaración de zonas tensionadas, Sánchez añade ahora el incentivo para los propietarios que lo apliquen de una exención del cien por cien del rendimiento en el IRPF.
Feijóo y los suyos, sin embargo, continúan considerando cualquier limitación en los precios como nefasto e ineficaz intervencionismo, mantienen su veto a aplicarla en las comunidades que gobiernan y plantean derogar la Ley de Vivienda que lo articula. Sus medidas piden más seguridad para el propietario y su rebaja fiscal va dirigida a los menores de 40 años que puedan comprar.
La ilusión que nos haya producido ver a Sánchez y Feijóo disputar por quién arregla mejor nuestra crisis habitacional corre el peligro de quedarse en simple espejismo. Algunas de las medidas del Gobierno, además, precisan del aval en el Congreso de Junts y PNV, con conocido rechazo al intervencionismo estatal, y está por ver cuantas y cuáles se pondrán en marcha.
'Papá Estado' y 'salvaje mercado' difícilmente llegarán a acuerdo alguno en asuntos que afectan a la propiedad pero países, y grandes ciudades, con sanas democracias liberales han abrazado soluciones imaginativas basadas en precios controlados y avales y ayudas públicas. Aprendamos y abordemos sin hipérboles tan crucial problema, que este año viene con curvas y con Donald Trump al volante.