Todos los estudios concluyen que el consumo de alcohol es malo para la salud, pero ahora, un nuevo estudio sugiere que tres factores de riesgo comunes ponen a algunos bebedores en mayor riesgo que otros.
El nuevo estudio, publicado en la revista Clinical Gastroenterology and Hepatology por expertos de la Universidad del Sur de California (USC), analizó a los "grandes bebedores", definidos como aquellos que beben 1,5 unidades al día en el caso de las mujeres y dos al día en el caso de los hombres.
Los grandes bebedores que tienen diabetes o una circunferencia de cintura alta tienen hasta 2,4 veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad hepática avanzada.
Por su parte, las personas con presión arterial alta tenían 1,8 veces más probabilidades de desarrollar esta enfermedad.
Además, tener niveles altos de triglicéridos (niveles elevados de un tipo de grasa en la sangre) y niveles bajos de HDL (lipoproteína de alta densidad o colesterol 'bueno') tuvo vínculos más débiles con la enfermedad hepática.
La diabetes, la presión arterial alta y una circunferencia de cintura alta (89 centímetros para las mujeres; 101 cm para los hombres), que se asocian con la obesidad, pertenecen a un grupo de cinco condiciones de salud que influyen en el riesgo de una persona de sufrir un ataque cardíaco y un accidente cerebrovascular.
Se conocen como factores de riesgo cardiometabólico. Se han relacionado con la acumulación de grasa en el hígado, lo que puede provocar fibrosis, un tipo de enfermedad hepática en la que se producen cicatrices.
La fibrosis puede limitar el flujo sanguíneo y eventualmente provocar insuficiencia orgánica.
Brian P. Lee, hepatólogo y especialista en trasplante de hígado en la USC e investigador principal del estudio, dice: "Los resultados identifican un segmento de la población de muy alto riesgo propenso a enfermedades hepáticas y sugieren que los problemas de salud preexistentes pueden tener un gran impacto en cómo el alcohol afecta el hígado".
Como parte del estudio, el equipo de investigadores analizó datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición, una gran encuesta de más de 40.000 participantes que analiza los hábitos de consumo excesivo de alcohol, los factores de riesgo cardiometabólico individuales y los casos de fibrosis hepática significativa.
Pero Lee enfatizó que el estudio no implica que sea seguro beber entre aquellos que no tienen estos factores de riesgo cardiometabólico: "Sabemos que el alcohol es tóxico para el hígado y todos los grandes bebedores corren el riesgo de sufrir una enfermedad hepática avanzada".
Los investigadores esperan que los resultados del estudio animen a las personas a considerar más su salud individual al tomar decisiones sobre el consumo de alcohol.
También les gustaría que los médicos ofrecieran evaluaciones de salud e intervenciones más personalizadas para aquellos que beben y tienen factores de riesgo cardiometabólico, para que la enfermedad hepática pueda detectarse temprano y tratarse.