Carolina del Sur es uno de los estados de EE UU que mantiene la pena de muerte, y en el corredor de la muerte está Richard Moore, un hombre encarcelado por un asesinato cometido en 1999.
Pero ahora, Moore, sentenciado hace 23 años, tiene que tomar una terrible decisión: el método de su propia ejecución.
Tal y como recoge el Daily Mail, a Moore le han dado tres opciones: muerte por fusilamiento, silla eléctrica o inyección letal. Si no se decide, y solo tiene esta semana de plazo, será electrocutado el 1 de noviembre.
Esta será la segunda de seis ejecuciones previstas en unos seis meses mientras el estado intensifica el uso de la pena capital después de una pausa de 13 años.
Richard Moore, que es negro, es el único hombre condenado a muerte en Carolina del Sur que ha sido condenado por un jurado en el que no había ningún afroamericano.
Carolina del Sur fue uno de los estados con mayor actividad de ejecuciones, pero durante años tuvo problemas para obtener medicamentos para inyecciones letales debido a que las compañías farmacéuticas temían tener que revelar que habían vendido los medicamentos a funcionarios.
Desde entonces, la legislatura estatal aprobó una ley que permite a los funcionarios mantener en secreto los proveedores de fármacos para inyecciones letales y, en julio, la Corte Suprema del estado abrió el camino para reiniciar las ejecuciones.