Starmer ratifica que el plan de deportaciones de migrantes a Ruanda está "muerto y enterrado"

El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, ha confirmado este sábado que el polémico plan de deportaciones de migrantes a Ruanda preparado por su predecesor, el conservador Rishi Sunak, está "muerto y enterrado".

"El plan de Ruanda estaba muerto y enterrado antes de comenzar. Nunca ha sido un elemento disuasorio", ha manifestado Starmer en rueda de prensa, "y no estoy preparado para proseguir con ardides que no sirven para disuadir a nadie".

Su predecesor aseguraba que este plan de deportaciones al país africano haría cambiar de opinión a los cientos de migrantes que intentan entrar en Reino Unido, sobre todo a través de la peligrosa ruta del Canal de la Mancha.

"Que alguien eche un vistazo a los números de migrantes que hemos recibido desde principios de año. Un récord en los seis primeros meses", ha indicado hoy en rueda de prensa desde Londres, tras la primera reunión con su flamante Consejo de Ministros después del triunfo del Partido Laborista en las elecciones generales británicas de jueves.

El pasado 25 de mayo, el Gobierno británico estimó que más de 10.000 migrantes habían llegado ya al país a través de la ruta del canal de la Mancha desde principios de 2024, una cifra sin precedentes desde el comienzo de los registros migratorios.

La estimación de 10.170 migrantes no solo superaba a la del año pasado, cuando 7.326 migrantes llegaron a las costas británicas a través de esta ruta, especialmente peligrosa incluso en el mundo de los movimientos migratorios clandestinos, debido al fuerte oleaje y a la fría temperatura del agua, sino que también rebasaba el récord de 9.326 migrantes de 2022.

Un mandato caracterizado "por el crecimiento"

Además, Starmer, ha declarado su intención de abordar lo antes posible el cumplimiento de sus promesas de campaña, así como sus planes de llevar a cabo una serie de visitas a Gales, Escocia e Irlanda del Norte y de acudir a la próxima cumbre de la OTAN en Washington D.C. Todo ello, además, en el principio de un mandato que estará caracterizado, ha prometido, por el crecimiento económico, la seguridad y la defensa.

"El país primero, el partido va después", ha asegurado el líder laborista en una rueda de prensa en la que ha ratificado que su lema de campaña "no es solo un eslogan" sino el comienzo de una etapa de regeneración donde "la política del interés propio es una cosa del ayer".

"Somos un partido Laborista que ha cambiado y, durante el encuentro con el gabinete, he tenido la oportunidad de trasladar a mis ministros lo que espero de ellos", ha añadido.

Tras sus visitas que comenzarán el lunes a las llamadas "cuatro naciones", Starmer también mantendrá el martes una reunión con alcaldes metropolitanos a la que están invitados dirigentes no laboristas porque "no existe un monopolio sobre las buenas ideas". "No soy un político tribal", ha añadido a este respecto.

Una de las primeras medidas concretas anunciadas a nivel nacional es su compromiso de garantizar la cuantiosa indemnización a las víctimas del encubrimiento deliberado, por parte de las autoridades británicas, de las transfusiones de sangre contaminada que provocó que 30.000 personas contrajeran VIH y hepatitis, de las cuales unas 3.000 han muerto ya.

Starmer, además, ha recordado que en su agenda de la semana que viene se encuentra su viaje a Washington para conmemorar allí el 75 aniversario de la OTAN, en lo que será su primera toma de contacto internacional.

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