A lo largo del tiempo, las hierbas y la plantas dentro del campo de la nutrición han sido los remedios naturales por excelencia. Las diversas propiedades que ofrecen estas, ya sea en suplementos, fármacos o infusiones, bien las ha catalogado como la opción más orgánica y menos artificial para combatir molestias de salud. En este contexto, muchas abuelas y abuelos recurrían a estos métodos cuando el acceso farmacológico no estaba tan extendido en España, trasladando, incluso, el uso de estos remedios a los más pequeños.
Pese a que hay hierbas que están completamente contraindicadas en bebés, como aquellas que aportan teína o cafeína, hay otras que a lo largo de los años se ha ido incorporando a la dieta del lactante para calmar dolores o inquietudes. Así pues, destaca el uso de la melisa, el anís, el hinojo o la manzanilla. Sin embargo, aquellos que echen la vista atrás recordará que uno de esos biberones más comunes en los hogares eran los conocidos como 'anisitos' o 'anises' y que hacían referencia al agua de anís estrellado. A día de hoy, sus uso se ha reducido por consejo de los pediatras.
Agua de anís: el remedio de las abuelas para calmar los cólicos
El agua de anís es una infusión muy suave que contaba con la particularidad de ser el mejor aliado para los bebés que sufrían cólicos. Esta se hacía base de semillas de anís, que son conocidas por sus beneficiosas propiedades en el tracto digestivo. Era común, por tanto, administrársela en pequeñas cantidades a través de un biberón a aquellos bebés que padecieran gases y dolor de tripa.
Tal y como apunta el portal médico Mayo Clinic, estas molestias son muy común en las primeras seis semanas de vida del bebé. Asimismo, la Biblioteca Nacional de Medicina recoge que las causas de estos cólicos, que viene acompañados de un llanto fuerte y prologando, se debe a la sensibilidad a la que está expuesta un recién nacido, ya que puede notar hambre, gases, incluso hinchazón por una alimentación excesiva.
Por qué los pediatras lo desaconsejan
A lo largo de todos estos años, la medicina ha sufrido una evolución exponencial encontrando así más o menos evidencias tanto de fármacos como de alimentos que se han ido utilizando. El anís estrellado es ejemplo de ello. Estas semillas contienen propiedades tales como antioxidantes, expectorantes, analgésicas y sedativas.
Sin embargo, el anís contiene un componente llamado anetol, que advirtió a los expertos hace años tras detectarse diversas intoxicaciones en bebés. Pese a que en cantidades pequeñas, esta sustancia no debería causar mucho problema, una mala utilización o incluso fallos en la preparación de la infusión podría llevar a efectos secundarios no deseados, sobre todo a nivel neurológico. Algunos síntomas son: irritabilidad, temblores, movimientos anómalos y vómitos.
Es por ello que, desde hace años, Sanidad instan a no administrar, al menos directamente, estas aguas a los pequeños. De hecho, la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) recomienda evitar el consumo de infusiones antes de los 12 meses. Además, por lo general, en los primeros meses de vida, un bebé no es capaz de tolerar altas cantidades de agua, ya que no les nutren.
Las mejores alternativas para calmar los cólicos a un bebé
Existen diversas alternativas con las que se puede ayudar a los bebés a calmar la ansiedad así como los dolores y espasmos abdominales. Uno de los más recomendados por los profesionales y que, incluso, se enseña en muchas consultas, son los masajes abdominales. Con delicadeza y siguiendo el sentido de las agujas del reloj, se puede estimular el movimiento intestinal con el fin de ayudar al bebé a expulsar los gases. Como así recomienda el doctor Camacho en su perfil oficial en redes sociales.
Hay quien prefiere, también, hacer el ejercicio de la bicicleta. Mover las piernas con cuidado como si estuviera pedaleando, también es una forma de aliviar el dolor. Y si no, otro truco de la abuela, es el de combatir cualquier malestar con agua tibia, ya que esta es capaz de relajar los músculos y reducir la tensión.