La declaración a petición propia del presunto conseguidor del caso Koldo, Víctor de Aldama, no pilló por sorpresa ni a Ferraz ni al Gobierno, al menos, que se fuera a producir. Por eso, los socialistas no tardaron en poner en marcha toda la maquinaria para intentar que las acusaciones vertidas ante la Audiencia Nacional contra miembros del Gobierno y del partido no calasen y tampoco fuesen utilizadas como munición por el Partido Popular. La reacción fue casi instantánea: el PSOE anunció que emprendería acciones legales contra Aldama o cualquier partido que utilizase políticamente sus acusaciones y, además, inició una cruzada de declaraciones para desacreditarle por medio de las principales voces del Gobierno y del partido. "Delincuente", "personaje" o "mentiroso" fueron algunos de los calificativos con los que los socialistas cargaron contra el comisionista.
De esta forma, el PSOE trata de aparentar indignación, aunque también se dice tranquilo ante las palabras de Aldama, que este jueves confesó ante el juez instructor del caso Koldo que entregó jugosas mordidas al exministro José Luis Ábalos y a su asesor, Koldo García. 400.000 euros al primero y otros 200.000 al segundo, junto con otros 15.000 euros en efectivo al actual secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en un bar frente a la sede del Partido Socialista en la madrileña calle Ferraz. También aseguró que el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, le pidió una mordida de 5.000 euros pero él se negó a pagarla.
Pero además de las mordidas, el comisionista también señaló al presidente, a su esposa y a la vicepresidenta Teresa Ribera. Dijo que Sánchez le agradeció "lo que estaba haciendo" en el mitin donde se sacaron una fotografía juntos que, según afirmó, fue a petición del propio presidente; aseguró que había mantenido una reunión de trabajo con Teresa Ribera en la que también había participado Begoña Gómez, y que había organizada una cena entre la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez y el presidente aquella famosa noche del Delcygate.
Todo esto se conoció a lo largo de la mañana de este jueves pero, según Ferraz, no les pilló del todo por sorpresa. En concreto, afirman que estaban prevenidos desde hace dos semanas de que Aldama declararía ante el juez a las puertas del Congreso Federal del PSOE, que se celebra a finales de la semana que viene. Lo que no sabían es lo que diría el comisionista en dicha declaración. La cuestión es que nada más conocer las primeras acusaciones, Ferraz anunció acciones legales contra él por "difamar". Y, al poco tiempo, comenzaron a salir los principales rostros socialistas para hacer desmentidos.
Santos Cerdán fue el primero. "El señor Aldama no tiene ninguna credibilidad, está en prisión preventiva y lo que hemos visto es que ha dado contra todos, sin prueba ninguna y con mentiras. La presunción de inocencia es fundamental, tendrá que demostrar estas mentiras y las acciones judiciales las vamos a iniciar desde el PSOE", sentenció el secretario de Organización. El sentimiento que querían escenificar en Ferraz era de profunda indignación. De hecho el siguiente en hablar fue el portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, que lo quiso dejar claro. "No hay preocupación, hay indignación", señaló, al tiempo que insistió en que todo lo que había dicho Aldama era "mentira" por lo que el partido emprenderá acciones legales.
Pero las mismas no solo irán contra el comisionista por sus acusaciones, también contra todo aquel que las utilice políticamente. Ferraz ya lo advertía antes de que el PP hubiese dicho una sola palabra. "El aforamiento no está para difamar a la bancada contraria y, si alguien lo hace, iremos a los juzgados", avanzaban desde la Dirección socialista. Acto seguido, casi como si el PP lo hubiese escuchado, Borja Sémper lanzaba el primer dardo mientras recorría el pasillo del Congreso. "Todo lo que estamos viendo apesta y todo lo que estamos teniendo la oportunidad de escuchar es verdaderamente lamentable".
Pero aún quedaba el plato fuerte. Las reacciones de los dos jefes: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Antes de las mismas, los socialistas ya se habían afanado en desacreditar las declaraciones de Víctor de Aldama. Insistían en que lo que dice un delincuente que está en la cárcel no tiene credibilidad ninguna y que sus declaraciones no tienen sentido y ni siquiera intentan parecer veraces. Para el PSOE, detrás de todo hay una estrategia de defensa para intentar llegar a un acuerdo.
Pero de poco sirvieron las advertencias de Ferraz, porque el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no dudó en afirmar que las palabras de Aldama confirman que "la corrupción toca de lleno" al PSOE; de hecho, rebautizó el caso Koldo como el "caso Sánchez". Y no solo pidió la dimisión del presidente, sino que animó a los socios del Gobierno a rebelarse contra él para apoyar una moción de censura. "No tengo los votos para cambiar el Gobierno, pero estoy a disposición para abrir nueva etapa en nuestro país", señaló.
El colofón final fue Sánchez, al que no se esperaba en la votación de este jueves en el Congreso de los Diputados. No es nada habitual que el presidente haga declaraciones a los periodistas, pero la circunstancia lo merecía. Se refirió a Aldama como "personaje", dijo que todo era una "inventada" por parte de un "presunto delincuente en prisión preventiva" que no tiene "ningún crédito" e insistió en que todo lo que había dicho sobre él, sobre miembros de su Gobierno y de su partido era "categóricamente falso".
Fuentes del PSOE aseguran que en el partido están totalmente tranquilos con lo que ha dicho Aldama, que en lo que concierne al Gobierno y al PSOE, todo lo que ha dicho es "falso" y que creen que lo ha dicho para intentar "manchar" y "difamar". Con todo, ya entrada la tarde, la Audiencia Nacional acordó la puesta en libertad de Aldama por la colaboración prestada, por haber reconocido varios delitos y por aportar nuevos detalles a la investigación.
