La imagen de alguien blandiendo una motosierra, fuera del ámbito estrictamente laboral que la requiera, la teníamos asociada a un miedo extremo desde que películas tan icónicas como La matanza de Texas y sus innumerables secuelas de terror cinematográfico la convirtieran en el símbolo de la amenaza cercana más espantosa. Pocos habrían aventurado que políticos y mandatarios la fueran a utilizar hoy en campañas y discursos públicos para remarcar sus contundentes mensajes.
Hasta el momento parecía que sólo el excéntrico Javier Milei se atrevía a exhibir tan agresiva herramienta en público pero la semana pasada hemos visto cómo el también extravagante Elon Musk la aceptaba como regalo del presidente argentino en un foro de ultraderechistas en Washington. El magnate que está aplicando un feroz recorte a la Administración y los servicios públicos estadounidenses se paseó por el escenario empuñando el peligroso obsequio con el aire triunfal de un niño travieso que tiene amedrentado a todo el colegio.
"Veremos si sus podas no se convierten en talas y si subsisten políticos capaces de preservarnos todavía árboles frondosos bajo los que guarecernos"
El amenazante artilugio está expandiendo, además, su provocador mensaje por la escena política mundial convirtiendo la reducción de los sistemas públicos en un valor en alza. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ya aplicó la tijera a las ayudas y subsidios para ciudadanos en riesgo de exclusión en su primer año y los Presupuestos de éste han provocado sonadas movilizaciones contra sus rebajas en sanidad y educación. Pero incluso el laborista Keir Starmer, en unas amigables declaraciones previas a su visita a Washington para reunirse con Donald Trump, aseguró que, aunque él no era “de motosierra” sí está haciendo esfuerzos por limar y suprimir excesos de la Administración británica para hacerla “más eficiente”.
La clásica tijera parece haberse quedado corta para el actual repertorio de dirigentes de grueso verbo, aunque permitiera más finura en el corte. La que les gusta usar ahora tiene forma de rueda dentada, motor y empuñadura para grandes manos. Veremos si sus podas no se convierten en talas y si subsisten políticos capaces de preservarnos todavía árboles frondosos bajo los que guarecernos.