La obesidad afecta al 23% de los españoles y dispara un 55% el riesgo de una depresión

La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha pedido reconocer "de una vez por todas" la obesidad como una enfermedad crónica, compleja y recidivante, que puede desencadenar "diversas" enfermedades graves, de cara al Día Mundial de la Obesidad, que se celebra este 4 de marzo.

Con un 23% de prevalencia en España y pudiendo disparar un 55% el riesgo de sufrir una depresión, los especialistas consideran que "ha llegado la hora de reaccionar ante la obesidad. Como sociedad y sistema sanitario, hemos de dejar de mirar hacia otro lado y ofrecer a las personas el acompañamiento y la atención integral, multidisciplinar, de calidad y personalizada que merecen", ha destacado el coordinador del sobre Obesidad, Diabetes y Nutrición de la SEMI.

En ese sentido, ha defendido que "es necesario" implementar rutas asistenciales propias que les garanticen una atención "justa y equitativa".

Para definir la obesidad, la asociación ha pedido seguir la ofrecida por la revista científica The Lancet, que la describe como "el exceso de adiposidad, con o sin alteraciones en la función y distribución del tejido adiposo, por causas multifactoriales no siempre conocidas".

El Índice de Masa Corporal, insuficiente

Los internistas también han explicado que para diagnosticar la obesidad "ya no basta" con el Índice de Masa Corporal (IMC), que puede llevar a "subestimar o sobreestimar" los diagnósticos", razón por la que es necesario tener en cuenta otros criterios como la medición directa de la grasa corporal; seguir al menos un criterio antropométrico (medir la circunferencia de la cintura o la relación cintura-cadera), usando puntos de corte validados por edad, género o etnia; y asumir directamente el exceso de adiposidad en IMC mayor a 40 kilos por metro cuadrado.

Para el diagnóstico de la obesidad clínica es necesaria la existencia de una reducción de la función de los órganos o tejidos, como la apnea del sueño, la enfermedad renal, la artrosis o la insuficiencia cardiaca, así como limitaciones "significativas" en las actividades básicas de la vida, como dificultades de movilidad, en el aseo, vestimenta o la alimentación.

Prevalencia de la obesidad crece

La SEMI ha recordado que la prevalencia de la obesidad en España ha crecido "de forma ininterrumpida" desde 1980, y se estima que afecta al 23,8%de la población adulta, según un informe de la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, más del 60% de la población tiene sobrepeso, según el estudio OBEMI; un 40% de las personas con obesidad no son diagnosticadas, y menos del 20% están recibiendo medicación con evidencia científica, según datos de la SEMI, lo que "pone en evidencia el estigma sanitario" hacia las personas con obesidad, tanto a la hora del diagnóstico como en el tratamiento recibido.

Los especialistas han subrayado que la obesidad se asocia a otros problemas de salud importantes como la diabetes, la hipertensión, la hipercolesterolemia, así como con enfermedades tan graves como la enfermedad cardiovascular, la enfermedad metabólica hepática, la insuficiencia cardíaca, la fibrilación auricular, la apnea del sueño, la nefropatía por obesidad y la artrosis.

La organización también ha querido señalar el estigma, los prejuicios y el error conceptual que aún existe sobre la obesidad, y ha explicado que "no es un vicio ni una enfermedad moral y, por supuesto, no es una elección de los pacientes".

Más apoyo psicológico

Por su parte, el jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Arnau de Vilanova (Lleida), Albert Lecube, ha instado a abordar la obesidad yendo más allá de alimentación y el ejercicio físico para atender también su vínculo con las emociones y la salud mental, que está infratratado y comienza en la infancia, dado que durante esta etapa vital se adquieren los hábitos alimentarios.

A este respecto, ha demandado que la atención a las personas con obesidad se realice por parte de un equipo multidisciplinar que incluya, además de farmacólogos y nutricionistas, a psicólogos especializados en alimentación.

Además de ser un detonante de enfermedades cardiovasculares, metabólicas o cáncer, la obesidad guarda una relación bidireccional con la salud mental: dispara un 30% el riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad y un 55 % de depresión, al tiempo que tener depresión incrementa un 58% la posibilidad de tener obesidad.

Ictus o infartos

Esta enfermedad crónica es "al final un desequilibrio metabólico" entre calorías ingeridas y gastadas, pero contribuyen muchos factores que "no se limitan solo a una mala alimentación o sedentarismo", ya que los hay genéticos, ambientales, sociales e incluso prenatales.

"No es solo lo que comemos, sino el cómo y por qué. No basta con proveer únicamente la alimentación equilibrada y un aumento de actividad física, es también fundamental entender esa relación emocional, y ahí debe proporcionarse un acceso a especialistas de salud mental que sean capaces de interpretar esa relación", ha subrayado el experto. Tratar los factores emocionales que influyen en la alimentación "puede marcar sin duda la diferencia entre el éxito y el fracaso".

Sin embargo, hoy día solo los pacientes que acaban siendo sometidos a cirugía bariátrica -es decir, un 2%- cuentan con esa atención psicológica, pero porque es imprescindible para disponer el informe favorable a la intervención.

Una de cada cinco personas con obesidad acaba sufriendo un ictus o un infarto; dos tercios fallecen por enfermedad cardiovascular y casi el 35% de quienes padecen un evento cardiovascular tienen obesidad en ese momento. A su vez, quienes suman el aislamiento y la soledad tienen un 50 % más de riesgo de tener una afección cardiovascular.

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