Desde que el lunes de la semana pasada diera comienzo el juicio contra Jöel Le Scouarnec, el excirujano francés acusado de haber agredido sexualmente a 300 menores, las historias truculentas de abusos y pederastia durante cada una de las sesiones han sido muchas, aunque ninguna como el propio testimonio del acusado. El hombre, de 74 años, se sentaba este martes frente a la presidenta del tribunal penal de Morbihan, en Vannes, Aude Buresi, para reconocer que sus perversiones fueron en aumento, que comenzó a interesarse por la fotografía y acudía a fiestas infantiles donde tomar imágenes y que acabó interesándose "por la bestialidad" hasta el punto de consumir contenido zoofílico e incluso abusar de sus propias mascotas. El delirio estaba servido.
"Desde el momento en que me convertí en pedófilo tomé fotografías de fiestas escolares", ha reconocido el hombre, que también ha relatado cómo compraba revistas de pornografía infantil en una librería cuando vivía en París, según han avanzado medios presentes en la sala como Ouest-France o France Info. Ante estas afirmaciones, la presidenta del tribunal ha matizado que, en aquellas fiestas, Le Scouarnec tomaba imágenes de la ropa interior de las menores. Así, en su proceso hacia lo que él ha denominado en todo momento como "exploración", el exmédico comenzó a relatar sus fantasías en diarios, después en formato digital.
"En mis textos he escrito las peores atrocidades, sin necesariamente pensar en ellas", ha afirmado, a la vez que ha explicado que trataba de superarse cuando escribía sus fantasías. "Cuanto más vil y sórdido era, más placer me producía. Nunca le había infligido dolor físico a un niño, a un adulto o a un animal", ha agregado. "No sé por qué hacía esto. Sé que estuve en constante transgresión. No me prohibí nada. Eso es lo que me hizo interesarme en la bestialidad. Primero a través de imágenes, luego a través de acciones realizadas por mí mismo", ha dicho.
Entre los 300.000 archivos incautados a Le Scouarnec en el momento de su detención, en su ordenador se encontraron 51.000 fotografías, 5.000 de las cuales solo trataban contenido violento, incluidas decapitaciones y ahorcamientos, como se conoció en la jornada de este lunes. Algunas de ellas se han mostrado este martes en la sesión, lo que ha llevado que parte de los presentes abandonara la sala, algunos de ellos víctimas del pederasta confeso.
También se ha hablado de los famosos cuadernos negros, los diarios en los que el hombre inventariaba a sus víctimas. Algunos de ellos, como los que corresponden al periodo entre 1994-1995, nunca han sido encontrados. En este sentido Le Scouarnec ha manifestado que desconoce qué ocurrió con ellos y ha negado que destruyera documentos, como él mismo declaró tras su detención en 2017. "No me censuré. A medida que avanzaba, utilizaba palabras cada vez más groseras. Lo escribí todo", ha asegurado. En los diarios incluso llegaba a cuantificar sus eyaculaciones diarias. "Todos los años, a principios de año, releía todo el año anterior, con el objetivo de corregir errores ortográficos", ha testificado y ha añadido que también los usaba para masturbarse.
Todo comenzó con un abrazo de su sobrina
Durante el testimonio, el septuagenario también ha dado detalles del momento preciso en el que empezó a interesarse sexualmente por menores. "Desde 1984-1985. Todo comenzó cuando mi sobrina me abrazó. Su tacto me produjo una especie de placer, aunque sé que la palabra quizá sea un poco fuerte. En ese momento empecé a querer meter mi mano en sus bragas... después de eso, incrementé los tocamientos", ha sostenido sin cortapisas. Aunque también ha dicho no recordar haber abusado de más menores de su familia que no fueran sus dos sobrinas.
Con respecto a las lagunas de memoria, la abogada de una decena de las víctimas ha criticado este martes la "farsa" de la declaración del acusado, que ha eludido admitir algunos delitos que se le imputan con el argumento de que tiene una "memoria selectiva" para hechos de "la vida cotidiana". "Lo que se nos ofrece desde el estrado es una farsa", ha espetado la abogada Francesca Satta en declaraciones a Efe. Satta ha criticado las "contradicciones constantes" del excirujano, del que dijo que está declarando "una cosa y la contraria". Por ello, ha señalado que no puede "dar credibilidad" a sus declaraciones, ya que sigue negando parte de los hechos.
Los hechos que se juzgan ocurrieron de 1989 a 2017 y tuvieron lugar en varias clínicas privadas y hospitales públicos del oeste de Francia en los que ejerció como cirujano digestivo. Le Scouarnec violaba y abusaba sexualmente de sus pacientes, a algunos mientras aún seguían bajo los efectos de la anestesia tras haber sido operados, a los más pequeños (de menos de tres años) en las revisiones. En este contexto, su exmujer, Marie-France, ha sido acusada por varios miembros de la familia de conocer los hechos, aunque el propio acusado ha confirmado este mismo martes que no era así.
Además, el excirujano ya fue condenado en 2020 a 15 años de cárcel por abusos sexuales y violaciones contra otras cuatro niñas, dos de ellas las de las mencionadas sobrinas. En 2005 también había sido sentenciado por tenencia de imágenes de pornografía infantil tras una investigación del FBI. A pesar de todo, siguió ejerciendo como médico y tratando a diario con menores, de los que siguió abusando impunemente. Todo se descubrió el 2 de mayo de 2017, cuando la Policía lo detuvo. El juicio, que dio inicio el pasado lunes, acogerá del 5 de marzo al próximo abril las declaraciones de algunas de las víctimas.