El futuro de Muface, la mutualidad sanitaria que da cobertura a los funcionarios españoles, sigue sin resolverse. Los empleados públicos continúan a la espera de saber qué sucederá con la segunda licitación de su sistema sanitario, después de la negativa de DKV y Adeslas —dos de las tres empresas aseguradoras privadas que lo prestan— a aceptar los términos del nuevo concierto propuesto por el Gobierno. Solo Asisa sigue estudiando los pliegos y está pendiente de comunicar su decisión, manteniendo en vilo a más de un millón y medio de funcionarios hasta el final del plazo, el 27 de enero.
Pese a que el Ejecutivo elevó la prima para las aseguradoras un 33,5% respecto al año anterior, las compañías consideran que la oferta es insuficiente y no cubre los costes crecientes, en un contexto donde el envejecimiento de la población mutualista sigue presionando los gastos médicos. Y es que los mutualistas titulares tienen una edad media de 57,2 años y el 38,3% de los mutualistas están jubilados, un porcentaje que se ha incrementado en un 9,2% en los últimos 10 años.
"Estamos expectantes, a ver qué sucede. La espada de Damocles sigue ahí", comenta a 20minutos Juanjo, funcionario jubilado de Correos, aludiendo a la incertidumbre que afecta a quienes dependen de este sistema. Juanjo se acogió a Muface hace más de 40 años por las ventajas que ofrecía en tiempos de espera y prestaciones. Sin embargo, teme que el colapso del modelo "desestabilice" la sanidad pública, que tendría que absorber a más de un millón y medio de beneficiarios. "Sostener la cantidad de personas que estamos en Muface le va a propiciar a la Seguridad Social un desajuste total", mantiene.
Julián, funcionario y usuario de la sanidad pública, asegura a este diario no sentirse personalmente afectado, pero reconoce que quienes tienen problemas de salud "más graves", pueden estar "más preocupados". En cuanto al impacto en la sanidad pública si Muface desapareciera, considera que "tendrán que asimilarlo como se pueda". En este sentido, la ministra de Sanidad, Mónica García, ha incidido en que el Gobierno "no va a dejar abandonados a los pacientes" y que la Seguridad Social sería capaz de asumir el posible traspaso de mutualistas.
Una "oportunidad" para reforzar la sanidad pública
Otros funcionarios, como Valentina, ven en la posible desaparición de Muface una oportunidad para reforzar la sanidad pública. "Creo que soy de la minoría que opina que todos los funcionarios deberíamos ser parte del sistema público, no del privado", asegura la mujer, señalando que, para ella, la desaparición de Muface sería una "gran noticia a celebrar". "No creo que este traspaso tuviera ningún impacto negativo, de hecho creo que justamente el no desviar parte de la cotización de los funcionarios hacia la sanidad privada, sino hacia la sanidad pública, la reforzaría, y haría que la acogida de estos nuevos pacientes no tuviera ningún problema", señala Valentina a este periódico.
En esta línea, otros funcionarios como Víctor, aunque usuario de la sanidad pública, sí reconoce que la absorción de más de un millón de nuevos pacientes podría saturar "aún más el sistema". Así, aboga por invertir más recursos en la sanidad pública para garantizar una transición adecuada: "Tendrían que contratar a más personal e invertir más en la pública", asegura el joven trabajador.
Por su parte, Marina, funcionaria, admite no sentirse afectada por la incertidumbre. "Creo que la absorción de estos usuarios por la Seguridad Social sería un impacto a estudiar, pero entiendo que ya se habrán considerado todas las opciones. No estoy ni a favor ni en contra; creo que para cada mutualista es una elección. Tener diferentes opciones es bueno, aunque no descarto que se explore otra posibilidad también", reflexiona.
Por último, también hay quienes cuestionan la existencia misma de Muface y señalan desigualdades con respecto a otros trabajadores. Lola, empleada laboral, se muestra crítica con el modelo. "No entiendo por qué un funcionario tiene que tener esos derechos y el resto no. Si quieres sanidad privada, págala tú de tu sueldo. Yo la tengo, pero la pago del mío", asevera la mujer con contundencia.