Shalom Echevarría abandonó Bachillerato a mitad de curso hace unos años y se puso a trabajar en el sector de la hostelería. Pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que quizás podía recuperar la motivación por los estudios en un Grado Medio de Administración. Como ella, son muchas las personas que han encontrado en la Formación Profesional (FP) las ganas que perdieron durante su primera etapa educativa y una puerta abierta al mundo laboral. El fortalecimiento de la FP en los últimos años está demostrando ser clave para reducir una tasa de abandono escolar que en España se sitúa en el 13,6%, cuatro puntos más que la media de la Unión Europea (UE).
"Por motivos personales tuve que priorizar el hecho de trabajar cuando empecé Bachillerato. Llegué a intentar después algún curso online, pero no es lo mismo, a mí por lo menos se me hacía más complicado, así que al final estuve sin estudiar unos dos años", cuenta Echevarría a este periódico. La joven de 20 años empezó en septiembre un ciclo de FP en uno de los centros de CCC, y confiesa que en estos meses se ha dado cuenta de que reengancharse ahora al sistema educativo le está dando otra perspectiva que quizás no tenía hace unos años. "Haberlo retomado me ha hecho verlo de una forma muy diferente. Ahora quiero estar atenta a las clases y me levanto con ganas solo de pensar que voy a seguir aprendiendo. Es como una segunda oportunidad que me estoy dando a mí misma de estudiar y progresar", subraya.
Echevarría se matriculó a un ciclo de Administración de Empresas, una vía que en cierta parte puede aplicar a su puesto actual, ya que en los últimos años ha ido ascendiendo en su trabajo hasta pasar a ser gerente del local. No es fácil compaginar su vida laboral con el volver a clase, pero asegura que vale la pena. "Al final trabajar 40 horas y estudiar por las mañanas es un poquito complicado, pero creo que es clave la motivación que tengo ahora, porque hace que el cansancio pase a un segundo plano", cuenta.
Algo parecido a Nerea Cañada, matriculada desde este curso en el Grado Medio de Técnico de Auxiliar de Enfermería. También ella estuvo un año sin estudiar, tras sacarse la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en una escuela para adultos. En ese periodo fue cajera de un supermercado y dependienta de un par de tiendas, hasta que su familia la animó a que optase por una FP. "La enfermería siempre me había gustado, pero no me quería meter porque no me gustaba estudiar… pues he sacado el primer 8 de mi vida en este grado", celebra la joven de 20 años. La clave, dice, es que ahora está estudiando en una rama que realmente le gusta y que, además, es de las que más salidas laborales tiene, con una tasa de colocación que supera el 75% en algunas comunidades autónomas.
Reenganche educativo y profesional
En España, la Formación Profesional lleva años cogiendo fuerza. En apenas una década las matriculaciones se han disparado más de un 54%, según datos del Ministerio de Educación, superando este curso 2024-2025 el millón de estudiantes. Las cifras muestran también que la tasa de inserción laboral para los titulados es de más del 45% de media a los dos años de haber finalizado sus estudios, y que en muchas ocasiones cursar una FP Básica les anima a seguir estudiando: el 60% acaba matriculándose en ciclos de Grado Medio.
En definitiva, la FP ha demostrado ser una herramienta eficaz para reducir este abandono, ya que muchos estudiantes que abandonan la ESO encuentran en la FP una vía de reenganche educativo y profesional. Al final, no es más que otro camino educativo más centrado en las demandas del mercado y trazado para aquellos que necesitan acercarse a la realidad laboral. "Noto que es cada vez más común que los alumnos cursen un Grado Medio para compaginarlo con el trabajo. Porque una vez han empezado a trabajar es difícil que lo dejen, además de que le ven la viabilidad de que es más práctico y que les orienta bastante a un futuro empleo", explica a este periódico Verónica Rodríguez, profesora del ciclo de Técnico de Auxiliar de Enfermería en CCC.
En su clase, dice, aproximadamente la mitad de sus alumnos son de ese perfil, mientras la otra mitad son estudiantes que han terminado la ESO, pero que prefieren optar por una vía más práctica para empezar antes a trabajar. "Son perfiles de alumnos muy trabajadores, que conocen lo que es la vida, han trabajado ya y, por tanto, valoran el tiempo. Lo ves en clase, que atienden todo el rato, y hay que reconocerles el mérito porque es verdad que muchas veces están cansados", dice Rodríguez.
Además, cuenta la profesora, reengancharse con la FP ya no solo les garantiza que tendrán mejores salidas laborales, sino que es también una forma de asegurarse de que las oportunidades de trabajo que surjan tras graduarse estarán más relacionadas con lo que les gusta. Según sostiene Rodríguez, cuando abandonan los estudios a edades tan tempranas normalmente buscan incorporarse al mundo laboral en cualquier puesto, aunque no les guste tanto. Es tras cursar un Grado Medio o un Grado Superior, es decir, tras especializarse un poco más en un ámbito que les motiva, cuando se van encaminando a trabajos que les gusten.
"Al tener tanta práctica, la FP puede llamar más a esos alumnos que les cuesta más ponerse a estudiar delante de un libro una gran cantidad de páginas", concluye la docente.