La Fiscalía francesa culminaba este miércoles sus alegatos finales y, por ende, la petición de penas para los 51 acusados en el caso Pélicot. Después de más de once semanas de proceso judicial, el Ministerio Público ha cerrado su participación con la solicitud de medio centenar penas personalizadas para cada uno de los acusados: cuatro años para un hombre de 69 que no penetró a la víctima; dieciocho para las violaciones más "sórdidas" y la máxima de veinte años por violación agravada para el principal acusado, Dominique Pélicot. Además, los fiscales también han solicitado diecisiete años de prisión para el pupilo del septuagenario, que no violó a Giséle pero sí a su propia esposa siguiendo el mismo modus operandi.
Tras tres días de exposiciones, Laure Chabaud ha dicho ante el Tribunal de lo Criminal de Aviñón que espera que las condenas, que se conocerán el próximo 20 de diciembre, servirán para que haya "un antes y un después", a la vez que ha pedido una "concienciación real y profunda sobre la noción de consentimiento" para los acusados y también para la sociedad. En este sentido, la representante del Ministerio Público también ha puesto de manifiesto que diez hombres que aparecen en los 20.000 vídeos y fotos grabados por Pélicot nunca han sido identificados, por lo se ha dirigido directamente al presidente, Roger Arata, para que de una vez por todas nunca más se pueda calificar una violación de "ordinaria" o "involuntaria", como han tratado de argumentar las defensas de varios acusados durante todo el proceso.
Los fiscales ya habían pedido veinte años de prisión para el propio Dominique Pélicot este lunes, cuando lo definieron como "un hombre perverso, perturbado y un narcisista sexual". Según el alegato final de la acusación, "los excesos de Pélicot no van dirigidos únicamente a su mujer" y han matizado que su figura supone la "piedra angular" del caso. De los otros 50 acusados, solo uno ha sido imputado por agresión sexual (el mayor de todos, de 69 años y que no penetró a la víctima), para el que se solicitan cuatro años, mientras que la Fiscalía busca para los otros 49 penas mínimas de diez años y máximas de 18 tras imputarlos por presunta violación, según han recogido medios de comunicación franceses.
"La señora Pélicot explicó al inicio del juicio que quería abrir las puertas de esta vista para que fuera útil a la sociedad y nos ayudara a entender las causas que llevaron a que se permitiera la existencia de un caso como este", ha dicho a la salida del tribunal el abogado de la víctima, Stéphane Babonneau, que se ha mostrado satisfecho con las requisitorias de la Fiscalía.
"No nacemos perversos, nos convertimos"
Por otro lado, la abogada de Pélicot, Beatriz Zavarro, ha mostrado su conformidad con la pena solicitada para el septuagenario, pero ha querido mostrar el lado más humano de Pélicot tras ese personaje de "monstruo" mientras este no paraba de llorar. Según la letrada, que en todo el proceso ha sido muy crítica con la víctima, a la que insinuó que participaba de los encuentros sexuales, su cliente es un hombre "sincero" marcado por tres eventos traumáticos en su infancia: una violación sufrida a los nueve años por parte de un enfermero; una violación a una chica de la que le hicieron partícipe cuando tenía 14 años, y el hecho de ver a su madre sodomizada por su padre.
"No nacemos perversos, nos convertimos", ha aseverado Zavarro, que ha especificado que el "peor enemigo" de su cliente ha sido él mismo, una persona con una dualidad irreconciliable: buen padre y marido durante el día, como reconocieron sus hijos y su exmujer y víctima, Gisèle, y un violador narcisita, egocéntrico y con múltiples desviaciones sexuales que quiso satisfacer "sin límite", como describieron los expertos psiquiatras. Zavarro no ha tratado en ningún momento de quitaer responsabilidad al septuagenario y, finalmente, no ha evitado reconocer la condición de víctima de Gisèle, convertida en un icono feminista mundial, tras dar la cara "para que la vergüenza cambie de bando".
En palabras de la abogada, a partir de 2011, cuando el principal acusado empezó a someter a su mujer químicamente y a ofrecerla a decenas de violadores a través de internet, "hay dos seres que evolucionan juntos de forma distinta: Gisèle se consagra a su actividad de abuela y se aleja de aquella de esposa, mientras Pélicot se nutre de sus perversiones y sucumbe a ellas". Aunque la letrada no ha dudado en señalar que "Pélicot no es responsable de la actitud del resto". La mayor parte de los acusados ha negado las violaciones y han dicho que fueron engañados por el anciano.
En 2020, Pélicot fue detenido en un supermercado de Carpentas, muy cercano a Mazan, donde vivía la familia, por grabar bajo las faldas de varias mujeres. Fue en aquella investigación cuando se le requisaron varios dispositivos con 20.000 archivos donde se podían ver las violaciones cometidas contra su mujer. En esos dispositivos, también había imágenes de su hija desnuda y en ropa interior.
No era la primera vez que el septuagenario se las veía con la Policía. Pélicot está imputado, además, en otros dos casos de violencia de género, uno por la violación y el asesinato de una mujer en 1991 y el otro por una tentativa de violación con arma blanca en 1999.