Amparo, de 45 años, acude siempre a la marcha de Madrid por el Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer acompañada de su hija Inés, que ahora tiene 14. Con una pancarta con las palabras "fuck the patriarchy (que se joda el patriarcado)", la menor asegura a 20Minutos que su presencia en la calle este 25N sirve para condenar el machismo y el patriarcado que campa a sus anchas también en redes sociales, muy concurridas por los adolescentes de su edad. "Nuestra generación ha avanzado bastante, pero quedan muchas cosas por mejorar. Es importante que los más jóvenes estén concienciados de que existe un problema que es que a las mujeres nos están violando, nos están matando, nos maltratan... y que ese tipo de abusos no tienen cabida en esta sociedad", dice su madre.
Ellas no son las únicas que este lunes han querido gritar en contra de la violencia de género. Más de cuarenta ciudades de España han acogido marchas multitudinarias contra una lacra social que solo este año 2024 se ha cobrado 42 víctimas y donde figuras como la francesa Gisèle Pélicot, la francesa violada por decenas de hombres, entre ellos su marido, se han convertido en símbolo de la lucha feminista. También en la capital, donde la protestas, pese a dividirse en dos manifestaciones diferenciadas organizadas por Foro Madrid y la Comisión 8M, han aunado el mismo grito: "Las mujeres ya no nos callamos".
Es una obligación estar aquí y alzar la voz por las mujeres que están matando. Nos matan solo por ser mujeres
"Es un día muy importante porque hay que reivindicar nuestra vida además de nuestros derechos. Vale ya de tener que luchar por seguir vivas, por tener un trabajo digno, porque no nos peguen o no nos maten", sentencia directa Daiana, de 33 años, presente en una de las manifestaciones madrileñas. La joven, con una pancarta que reza "justicia, ni más ni menos", reconoce haber sufrido violencia machista "en todos los ámbitos de su vida" y apunta a que en su país, Colombia, está mucho más intensificada.
Algo que también corrobora Leslie, también de 33 años, que hace hincapié en que en su país ahora mismo "suman 745 feminicidios", a la vez que también se muestra horrorizada por la cifra de muertes en España. "Es una obligación estar aquí y alzar la voz por las mujeres que están matando. Nos matan solo por ser mujeres", asevera.
La peor violencia es la del silencio, la que sentimos pero que no vemos directamente, como el miedo cuando volvemos a casa
La violencia invisible o silenciosa
Bajo el sonido de las batucadas feministas y las decenas de lemas coreados por las manifestantes, como "la vergüenza cambia de bando", frase de Pélicot que ha centrado algunas de las manifestaciones de este lunes en España, otras mujeres ponen de manifiesto a este periódico que la peor violencia es la invisible o silenciosa. "No sé por dónde empezar a decir las violencias que están presentes en nuestro día a día. Pienso que la peor es la del silencio, la violencia que sentimos pero que no vemos directamente, como el miedo cuando volvemos a casa... todo lo que te da miedo mental", reconoce Melanie, una francesa de 28 años que ha acudido a la marcha junto a su amiga Inés y que reconoce que el caso de los abusos a la septuagenaria de Francia también le ha empujado a manifestarse.
"Hay que luchar contra todas las violencias como la más tangible, que es la física, y contra la más invisible de todas que la sufrimos en el día a día en el trabajo, en la familia... ", afirma Carmen , de 31 años, que además piensa que "queda muchísimo por avanzar". Así, algunas también se muestran orgullosas de haber sido empujadas a la lucha feminista por figuras como Pélicot, pero también por otras como Ana Orantes, que en los años 90 fue quemada viva por su marido tras salir en televisión diciendo que era víctima de violencia de género. "Es eterna y gracias a ella empezó a tenerse en cuenta la violencia de género y a estar presente en las leyes", explica Patricia, de 38 años. "Estoy aquí por todas las mujeres, hay que levantarse por ellas, por las que ya no están y las que vendrán", agrega.
No podemos olvidarnos de la violencia económica. No queremos más techos de cristal ni suelos pegajosos
Desde las organizaciones de las marchas de Madrid han señalado que es esencial denunciar "la violencia estructural" que afecta a las mujeres en todos los ámbitos de la vida. "Hablamos de todas las violencias como la sexual o los feminicidios, pero no podemos olvidarnos de la violencia económica que acompaña nuestro camino laboral, que nos impide el acceso a la vivienda digna y que nos precariza sobre todo a los colectivos más vulnerables. No queremos más techos de cristal ni suelos pegajosos", han sostenido Amaya Ugarte y Ana Martínez, portavoces de la Comisión 8M. "Queremos decir que el miedo cambia de bando", han reiterado.