El quinto partido del Girona en su aventura por la Champions se saldó con una dolorosa derrota ante el Sturm Graz por 1-0. La primera parte, que acabó sin goles, pudo haber sido muy distinta si Iván Martín no hubiese fallado a puerta vacía en el minuto 23'.
La jugada provenía, de hecho, de sus botas. Martín cabalgó por la banda derecha y optó por lanzar un centro raso cuando pisó la zona de castigo rival, pero el envío fue interceptado por la zaga austriaca. El rebote cayó afortunadamente a los pies de Bryan Gil en una posición de mucho peligro.
El extremo izquierdo regateó con calma y precisión, ganando la línea de fondo con solvencia, y teledirigió el esférico, que cruzó el área pequeña. Iván Martín, tras realizar un desmarque en apenas unos metros, recibió el pase de la muerte, y cuando tan solo tenía que empujarla dentro, el toque le salió mordido, y la pelota se marchó por encima del travesaño.
El centrocampista del Girona se lamentó de rodillas, y tumbado boca abajo justo después del clamoroso error, aunque fue rápidamente animado por sus compañeros, conscientes de lo mucho que quedaba por delante. Más adelante llegó el tanto de los locales, que ha dejado a los catalanes extremadamente tocados en la Champions.