Cuatro años después de empezar el proceso de fecundación in vitro, tras varios intentos fallidos, un aborto bioquímico, mamografías, un tratamiento con heparina y una menopausia precoz, Ana Pérez tuvo a su primera hija Chloe a los 41 años. "Han sido cuatro años muy duros. Le decía a Dios: 'Jolín, no me has dado pareja, pues dame un bebé, que es lo que quiero'", declara, 11 meses después de dar a luz, esta madre soltera de Barcelona.
Por el camino, cerró su negocio, una tienda de ropa, y decidió mudarse con sus padres, todo ello para poder cumplir su sueño de ser madre. Sin embargo, una vez alcanzado ese hito vital, se ha sentido aún más sola al intentar recuperar su vida previa. Incapaz de encontrar un trabajo en el que se le respetase su necesidad de conciliar y sin apenas ayudas de la Administración que le permitieran afrontar los gastos de la crianza en soledad, su primer año de maternidad ha sido más duro incluso de lo que había imaginado.
"Sinceramente, lo hice muy mal, porque me tenía que haber puesto a trabajar, aunque sea embarazada", declara Pérez, que pasó por varias entrevistas de trabajo en las cuales no le dieron alternativa horaria, quedando con ello descartada para el puesto. Finalmente, la semana pasada pudo encontrar un trabajo de mañana como agente inmobiliario.
"Es que yo decía: 'Yo no pido sueldo, yo pido horario'. Y nada. Todo este tiempo he tenido que vivir de mis ahorros y también de mi familia. No me quedaba otra. Y el drama es que no hay ayudas para madres solteras. No hay", se lamenta la catalana.
"Yo no pido sueldo, yo pido horario y nada. Todo este tiempo he tenido que vivir de mis ahorros"
Los hogares monoparentales son el único modelo de familia en continuo crecimiento en la última década y la última Encuesta Continua de Hogares, publicada por el INE con datos de 2020, indicaba que ascendía a casi dos millones en toda España. En el 81% de los casos, al frente de estos hogares hay una mujer, buena parte de las cuales son madres que tuvieron a sus hijos por inseminación in vitro y, por tanto, no tienen otro progenitor en el que apoyarse para la crianza y los gastos derivados de la misma.
En los últimos años, el Gobierno ha aprobado una serie de mejoras en los permisos y en las medidas de conciliación para las familias, que, sin embargo, han dejado de lado a las monoparentales. Esta discriminación iba a quedar subsanada a través de una ley de familias que lleva meses bloqueada en el Congreso frustrando a un colectivo que tiene un 20% más de probabilidades de sufrir pobreza que los hogares biparentales.
Ainhoa Reguera es una madre soltera de 44 años nacida en Pamplona, pero residente en Gran Canaria, donde trabaja para la empresa pública Turismo de Islas Canarias. Cuando hace siete años tuvo a su hijo por inseminación in vitro, su madre decidió mudarse a vivir con ellos para que pudiera conciliar su vida laboral con la crianza, pero la práctica ausencia de ayudas le hace llegar al límite a cada fin de mes.
"Nuestra vida es como muy limitada, por ejemplo, en cuanto a vacaciones o en cuanto a, no sé, a ir a sitios chulos o comprarnos cosas espectaculares, porque no llego, porque estoy yo sola para la hipoteca, para la luz, para el agua, para el cole del niño que es público, pero aún así, lo tengo que dejar en el comedor y me cobran la cuota más alta", declara Reguera.
"No llego porque estoy yo sola para la hipoteca, para la luz, para el agua, para el cole del niño"
La falta de un articulado legal adecuado ha dejado a madres como ella sin posibilidad de acceder a ayudas, cuyos baremos de renta se calculan per cápita, haciendo que esté en inferioridad de condiciones frente a familias biparentales en las que, por ejemplo, solo trabaje uno de los dos progenitores.
"Lo único que he recibido ha sido el bono social, eléctrico, que es verdad que pusieron una parte como específica para madres solteras, que no dependía tanto de la renta, pero yo siempre me paso de la renta en todas las ayudas, para libros, para comedor…", se lamenta Reguera.
Equiparación con las familias numerosas
Cuando, en febrero de 2007, 21 mujeres que acababan de tener hijos por inseminación in vitro decidieron unirse y formar una asociación, quisieron añadir el apellido "por elección" al nombre de la nueva organización: Asociación de Madres Solteras por Elección. "Nosotras nacimos con la idea de tribu, era un modelo tan nuevo que estábamos muy solas y necesitábamos tener referentes", explica Pilar Castellanos, una de las fundadoras y actual presidenta de la asociación, que agrupa actualmente a 3.500 madres y padres solteros en toda España.
La pequeña tribu fue, poco a poco, tomando conciencia de las discriminaciones que sufrían familias como las suyas y poco a poco han ido elaborando una plataforma reivindicativa que se basa, de manera esencial, en lograr que se equipare su situación con la de las familias numerosas, actualmente, las que tienen dos progenitores (separados o no) y tres hijos o más.
"Hacemos todo lo que hacen las familias biparentales con dos manos, un sueldo y ninguna ayuda", defiende Castellanos. "Lo que buscamos es la asimilación a las familias numerosas, que nuestra vulnerabilidad no viene por el número de hijos, sino por el número de progenitores".
Por otra parte, buena parte de los permisos que se han aprobado en estos últimos años en beneficio de las familias con hijos no han cambiado nada para las madres solteras, simplemente, porque su realidad no quedó reflejada en el articulado. Por ejemplo, el permiso por nacimiento es de 32 semanas para las familias biparentales, pero solo de 16 para las monoparentales, por ser solo un progenitor; o el permiso parental de 16 semanas para cuidado de menores en periodos como vacaciones escolares, que las madres solteras solo pueden disfrutar durante ocho semanas.
Las reivindicaciones de las madres solteras quedaron finalmente plasmadas en 2022 en la propuesta de ley de familias que impulsó en la anterior legislatura la exministra de Derechos Sociales Ione Belarra, del entonces socio del PSOE en el Gobierno de coalición, Unidas Podemos, tras meses de negociación entre ambas formaciones. No obstante, la ley se ha visto encallada en el Congreso desde entonces en una interminable fase de prórroga de enmiendas.
"En esta legislatura para que se aprueben las leyes hacen falta acuerdos entre muchísimos actores políticos y llevamos muchos meses trabajando para conseguir ese consenso, pero todavía no lo hemos conseguido", declaró, el pasado mes de diciembre en una entrevista con 20minutos, Pablo Bustinduy, actual ministro de Derechos Sociales. "Cuando se aparquen los intereses particulares se podrá imponer el interés general. Estoy convencido de que va a salir y espero que no tarde mucho".
A los tribunales, a la espera de una ley que no llega
Muchas madres solteras han optado por judicializar sus casos ante la tardanza en que se dé una solución política a su situación. El pasado mes de noviembre, el Tribunal Constitucional dio la razón a una de ellas, declarando inconstitucional que las familias monomarentales no puedan acogerse a un doble permiso de paternidad. Es decir, a que la madre o padre de la familia monoparental pueda disfrutar de los meses de permiso que corresponderían a ambos progenitores tras el nacimiento.
Mónica de Tomás, tenía 37 años cuando dio a luz a su primera hija, que ahora tiene seis. Cuatro años después, nació su segundo hijo. Siempre sola en la crianza, esta ingeniera madrileña admite que apenas duerme cuatro horas al día y que invierte entre el 70 y 80 por ciento de todos sus ingresos en gastos fijos familiares.
"La empatía está muy bien y la buena fe, pero al final lo que necesitamos es que realmente se nos reconozca, se legisle y se nos ayude a tener todo este tipo de derechos, que no son más que derechos para nuestros hijos", declara de Tomás, que optó por ir a juicio para tratar de que se le reconociese el derecho a ampliar el permiso de lactancia, otro de las mejoras que se han aprobado en los últimos años y que no pueden disfrutar las familias monomarentales.
"La empatía está muy bien y la buena fe, pero al final lo que necesitamos es que realmente se nos reconozca, se legisle y se nos ayude"
En diciembre de 2023, el Gobierno aprobó que se permitiera a todos los trabajadores extender este permiso de, hasta entonces, nueve meses hasta los 12 "cuando ambas personas progenitoras, adoptantes, guardadoras o acogedoras ejerzan este derecho con la misma duración y régimen". Al no contar las familias monomarentales con un segundo progenitor, no cumplen con el requisito necesario para la ampliación.
"Yo lo tengo en el Supremo y, si me da la razón, que espero que sí que me la dé, con la sentencia iré a mi empresa y les diré: 'Oye, que esto ya está'", declara de Tomás. "Seguramente a mí ya no me sirva porque mi niño tiene dos años, pero, sí de cara a futuro, a otras compañeras que sean también mamás solteras les puede ayudar a que la empresa por fin reconozca, ya no sé si todos los días de lactancia del otro progenitor, pero por lo menos si una parte, pues bienvenido sea".
Una cuestión cultural
Los cambios legales que reclaman las madres solteras tendrían un impacto inmediato en sus vidas, pero mucho más paulatino son los cambios culturales que permitan concienciar a empresas y administraciones de la necesidad de facilitar la conciliación de este modelo familiar. Marta Fernández, una ingeniera de 48 años, nació y vive actualmente en Gijón, pero pasó muchos años en Bélgica, donde dio a luz tras un proceso de inseminación in vitro a su única hija hace siete años.
"Allí hay muchísima más facilidad a la hora de conciliar muchísima, pero muchísima más", asegura Fernández, que cita el servicio que dan los colegios de acoger a los niños por encima de la jornada escolar hasta que llegue la madre de trabajar o la posibilidad que dan las empresas de reducir la jornada laboral al 80% para facilitar la conciliación a las madres solteras.
"Aquí hay pocas opciones de ocio en las que puedas estar a la vez con tu hija, que estemos las dos disfrutando de algo, en lo que no tengo que ser yo el motor de todo"
Su experiencia en España está siendo muy distinta y su vida social se ha reducido al mínimo dada la naturaleza "niñofóbica", en sus propias palabras, del ocio nacional más habitual. "En Bélgica, había más actividades en familia. Tú puedes, por ejemplo, ir a un gimnasio y hay actividades para los niños, o en el polideportivo municipal, a la vez que tú estás haciendo tus actividades, tu niño o tu niña están haciendo su actividad. O bien, hay actividades para toda la familia, que las haces todos juntos", declara la asturiana. "Aquí hay pocas opciones de ocio en las que puedas estar a la vez con tu hija, que estemos las dos disfrutando de algo, en lo que no tengo que ser yo el motor de todo".
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