Este es el secreto para que la IA y la tecnología sean realmente útiles para las personas

Nos encontramos ante un escenario en el que la tecnología avanza a pasos agigantados. En los últimos años, hemos vivido la explosión de la inteligencia artificial, una tecnología que integramos ya sin darnos cuenta en nuestro día a día al escoger una película en una plataforma streaming, al pedir un VTC o al hacer alguna compra por Internet.

Según una encuesta realizada por Entelgy, más de un tercio de la población española afirma utilizar la inteligencia artificial en su día a día. Pero la IA no es la única protagonista de estos últimos años. La nube ofrece una flexibilidad sin precedentes. Tanto es así que, según Gartner, se prevé un crecimiento del 20,4% en servicios de nube en comparación con el año pasado.

Para las empresas, esta ha sido la herramienta perfecta para poder aumentar su productividad y modernizar sus aplicaciones. Para las personas, esto ha supuesto un acceso más fácil y sincronizado, con la posibilidad de acceder a sus archivos desde cualquier punto y la posibilidad de recuperar los datos en caso de fallo. Para las empresas estas ventajas van más allá, siendo capaces de reducir sus costes y con una mayor flexibilidad.

No obstante, el desarrollo tecnológico también implica una serie de retos: la falta de confianza en la IA, los conflictos éticos o los problemas de seguridad y privacidad. Entonces, ¿cómo podemos garantizar el progreso tecnológico y superar los desafíos que surgen? La respuesta es fácil, no debemos perder de vista lo que realmente impulsa la tecnología: las personas.

Por ello, es importante que el diseño, desarrollo y aplicación de la tecnología tenga como fin cumplir con las necesidades humanas y no solo alcanzar una mayor eficiencia. Es decir, que para contar con un enfoque humanista que construya una realidad mejorada es necesario que las personas se encuentren en el centro de los procesos tecnológicos.

Lo primero es tener presente que la tecnología debe ser capaz de mejorar la realidad en la que vivimos, generar un valor tangible y mejorar el bienestar y la calidad de vida de los usuarios. Por eso, desarrollar soluciones tecnológicas en las que se considere el impacto humano, desde su diseño hasta la accesibilidad para todos los perfiles, es esencial.

Por otro lado, vemos cómo las empresas buscan acelerar la implementación de soluciones tecnológicas para no quedar rezagadas. No obstante, muy pocas experimentan un éxito real en sus proyectos, principalmente por desatender la experiencia del usuario o porque los equipos no llegan a comprender esa nueva tecnología.

En este contexto es importante no perder de vista que las soluciones tecnológicas deben asegurarse de que, en su afán por hacer realidad los cambios rápidamente, no se deshumanicen los entornos laborales ni se genere una desconexión con las personas. Incluir a las personas en el centro implica medir el impacto a corto y largo plazo de los cambios y garantizar que sean beneficiosos para todos los involucrados.

Finalmente, la armonía entre las personas y la tecnología es la fórmula que asegura una verdadera transformación digital en la que todos entendamos y mantengamos el control sobre las herramientas tecnológicas que utilizamos.

El 80% de los ciudadanos no confía en la inteligencia artificial —una de las tecnologías que más ha dado de qué hablar en los últimos años—, lo que resalta la necesidad de un desarrollo tecnológico alineado a la sociedad. Para ello, las empresas deben tener en cuenta no solo la innovación tecnológica, sino el impacto que esta tiene con quienes la utilizan, ya sean empleados, clientes o la sociedad en su conjunto.

La verdadera innovación se logra cuando las personas y la tecnología trabajan en armonía, potenciándose mutuamente.

TRIBUNA DE OPINIÓN POR JOSÉ ANTONIO ROCHA

Zircon - This is a contributing Drupal Theme
Design by WeebPal.